martes, 6 de octubre de 2020
Emily en París
En
placentero maratón, este fin de semana me vi completa la primera
temporada de esta serie deliciosamente elitista y frívolamente
inteligente, con la encantadora presencia de Lily Collins (sí, la hija
de Phil) y la apabullante, colorida y luminosa ciudad de París (¡cuánto
anhelo regresar!) como fondo de una historia sencilla y sin pretensiones
profundas. Una bocanada de aire fresco en medio del asfixiante
confinamiento. Dirán algunos que es una serie muy fifí y sí, lo es; que
está llena de clichés, también; que sólo muestra el lado bonito y
burgués de la ciudad, pues sí; que es inverosímil que una chava gringa
que no habla francés consiga todo lo que consigue de los franceses,
totalmente. A final de cuentas, es como un cuento de hadas y nada más.
En ese sentido, a mí me encantó.
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