sábado, 4 de julio de 2009

Hondas honduras*


El problema de contemplar a las situaciones políticas bajo la óptica de una ideología es que ésta se convierte no en una herramienta de análisis libre y objetivo, sino en un fardo que todo lo esquematiza y todo lo prejuzga. La carga ideológica impide ver las cosas como son y nos lleva a los terrenos de las recetas preestablecidas y casi siempre, si no es que siempre, maniqueas. Es el caso del reciente golpe de Estado en Honduras.
La primera reacción de la gran mayoría de los observadores y de quienes ni siquiera observaban hacia aquel país centroamericano fue la de condenar en automático al putch militar contra el presidente José Manuel Zelaya. El funesto recuerdo histórico de los golpes de Estado de los años setenta en Sudamérica hizo revivir la infausta memoria de los sangrientos gorilatos de los Pinochet, los Videla, los Stroessner. Fue una reacción en cierta forma pavloviana. Se escuchó la expresión golpe de Estado y se le condenó enseguida, sin matices, sin atender a antecedentes, sin profundizar en la situación particular y específica del actual contexto hondureño. Coup d’Etat igual a represión, a campos de concentración, a presos políticos, a cárceles clandestinas, a desaparecidos, etcétera. Se le repele, se le exorcisa sin más. Sin embargo…
Me confieso igual de ignorante que la mayoría de quienes ahora opinan con un supuesto conocimiento de causa que impresiona. Simplemente, he tratado de averiguar qué sucedió y por qué sucedió, quiénes son los personajes de esta historia y cuáles las razones de su comportamiento. Entonces me encuentro con un señor como Zelaya que pretendió cambiar la constitución de Honduras para reelegirse, como lo hizo Hugo Chávez en Venezuela y veo el apoyo irrestricto del propio Chávez a Zelaya y…, bueno, se necesita ser muy ingenuo (o hacerse el idem) para no ver lo que hay detrás de todo esto.
No estoy de acuerdo con los golpes de Estado, pero tampoco con la perpetuación en el poder de los nuevos gorilas “bolivarianos” (y menos estoy de acuerdo con que se me haya terminado el espacio, chin).

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

6 comentarios:

Perro Zombie dijo...

gracias por el breve aporte para generar una opinión en torno a la situación en Honduras. Al igual que muchos, también me declaro incompetente para tener una opinión objetiva por la ignorancia que a mí representa la historia y contexto de este país. Sin embargo, trae muchos agrios recuerdos como bien señalas... en fin... esta sigue siendo la historia de nosotros, los países "emergentes"...

Anónimo dijo...

De acuerdo totalmente. Causa una inadversion automatica escuchar "golpe de estado", pero como bien nos ilustra el gran Luis Gonzalez de Alba en el mismo periodico hoy, no fue propiamente un golpe de estado, o al menos no como a los que estabamos acostumbrados.

No estas para saberlo ni yo para contarlo, pero creo que es una de tus mejores entradas en mucho tiempo. Ultimamente siento que habias hecho mucho uso del chiste barato.

eduardo q. dijo...

Pues sí, tu visión es tan incompleta y pobre, sin argumentos y además maniquea, sobre todo por la foto que acompaña tu texto, la cual da entender que ambos personajes comparten los tacos y las ideas.
El pretender reelegirse no es delito ni causa que amerite un golpe de estado, según pienso.

Pero para los Krauze, los Marín, los Hiriart y demás "izquierdosos" sesudos, el relacionar al presidente Zelaya con Chávez hace que su corazoncito reaccionario descanse y justifique de una manera cómoda el golpe, haiga sido como haiga sido.

Saludos

Antonio Martínez dijo...

Coup d'etat. Me encanta esa locución.

Roque dijo...

Y sin embargo, don Hugo, detrás de la frase "nuevos gorilas bolivarianos" se descubre una disfrazada línea ideológica.

No hay que confundirse, muchas "anti-ideologías" no son más que ideologías fundadas por medio de una vía negativa. Es decir, basadas no en la aceptación de ciertos postulados, sino en la negación de éstos.

Y no es que esté a favor de Chavez o Zelaya -confieso también mi falta de conocimiento acerca de la situación hondureña-, simplemente desconfío de la pose anti-izquierda (aunque en nuestro país no exista ningún movimiento o instituto político que pueda denominarse verdaderamente como de "izquierda") de gran parte de la autoasumida "intelectualidad" mexicana.

SALUDOS

judith dijo...

Para poder emitir una opinión debemos estar informados del país en cuestión , porque por lo que leí en algunos diarios se tenía la idea de cambiar la Constitución del país para que el presidente se pudiera reelegir. Y bueno, cuando el río suena....mejor lo pararon en seco. Y claro que suena a Hugo Chávez. La comunidad internacional debería dejar que el propio país resuelva sus controversias, máxime que en la cámara de representantes estuvieron de acuerdo en destituir al presidente. Esto pinta para un gran conflicto que se está tornando internacional. Ya hasta Felipe Calderón quiere ser mediador. Farol de la calle..obscuridad en su casa.