martes, 23 de septiembre de 2014

Robert Plant y el rugido incesante

Para muchos es una de las leyendas vivientes del rock. Para otros, una verdadera deidad. Visto desde un plano más terrenal, se trata de una de las voces más características y reconocibles del género, después de casi medio siglo de carrera ininterrumpida.
  Robert Plant ataca de nuevo, luego de cuatro años de ausencia discográfica, y lo hace con su onceavo opus como solista, un trabajo magnífico al lado de su muy británica agrupación, The Sensational Space Shifters, con la que había grabado los estupendos Dreamland (2002) y Mighty Rearrenger (2005).
  lullaby and… The Ceaseless Roar (Nonesuch) es un álbum con el cual el ex cantante de Led Zeppelin retorna a sus raíces inglesas, luego de pasar algún tiempo en los Estados Unidos, donde grabó discos tan buenos como Raising Sand (2007, al lado de la gran Alison Krauss) y Band of Joy (2010).
  En el caso de este lullaby and… The Ceaseless Roar (así, con minúscula inicial), Plant recurre a diversos estilos musicales para dar forma a la oncena de composiciones que lo constituyen. Desde el folk inglés y estadounidense hasta la música de fuentes arábigas de Medio Oriente y el norte de África, sin dejar de lado al rock puro y al blues, el plato transcurre con placidez para llevar a nuestros oídos piezas tan buenas y diversas como la inicial y percusiva “Little Maggie”, la luminosa y emotiva “Rainbow”, las sensuales y envolventes “Pocketful of Golden” y “Embrace Another Fall”, la rocanrolera y tomwaitsiana “Turn It Up”, la dulce y nostálgica “A Stolen Kiss”, la repiquetante y de guitarras byrdianas “Somebody There”, la juguetona y folkie “Poor Howard”, la soulera y arabesca “House of Love”, la intensa y blueserona “Up on the Hollow Hill (Understanding Arthur)” o la vertiginosa y cíclicamente concluyente “Arbaden (Maggie’s Babby”.
  Misterioso y reflexivo, intenso y sabio, lullaby and… The Ceaseless Roar es una honda meditación sobre el paso (aunque no el peso) de los años y en eso se emparienta con la obra más reciente de autores como Bob Dylan o Leonard Cohen.
  Una obra maestra de Robert Plant.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio", en la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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