martes, 9 de diciembre de 2014

Bobby Keys, el sax inmortal

Hay músicos fuera de serie que suelen jugar roles secundarios y cuyo nombre permanece ignorado por las mayorías, a pesar de que sus interpretaciones hayan sido escuchadas por mucha gente. ¿Recuerda usted el rasposo solo de saxofón a la mitad de “Brown Sugar” de los Rolling Stones o el sax cachondo y con cierto toque “latino” al final de “Can’t You Here Me Knocking” del mismo quinteto británico? Quizás se acuerde del solo de sax en la versión a “The Letter” de Joe Cocker o tal vez, si es usted beatlemano, le venga a la memoria el solo de saxofon en “Wherever Gets You Trou the Night” de John Lennon.
  ¿Qué tienen en común todas esas partes de sax? Que las ejecutó un mismo intérprete: el extraordinario Bobby Keys, uno de esos músicos excelsos que difícilmente son reconocidos por lo que suele llamarse “el gran público.
  Nacido en Texas en 1943, Keys empezó a tocar el saxofón desde la adolescencia y a los quince años ya colaboraba con gente como Buddy Holly y Bobby Vee. En 1964 conoció en persona a los Rolling Stones, durante una visita del grupo a San Antonio, y de ahí partió una camaradería y una colaboración que se extendería por varias décadas. En especial, su amistad con Keith Richards lo hizo ser prácticamente un stone más.
  Gracias a su enorme talento y al muy reconocible sonido de su sax, no sólo participaría con las Piedras Rodantes a partir de su álbum Let It Bleed de 1969, sino con otros héroes legendarios del rock como George Harrison, John Lennon, Elvis Presley, Eric Clapton, Joe Cocker, Leon Russell, Donovan, BB King, Delaney & Bonnie, Graham Nash, Harry Nilsson y muchos más. El equipo que formó con el trompetista Jim Price estuvo presente en muchos discos hoy clásicos.
  Era un virtuoso en el sax tenor, el sax barítono y el sax alto, aparte de ser un tipo amigable que sabía hacerse querer. Nunca dejó de tocar y todavía en 2013 tuvo su última gira con los Rolling Stones.
  Bobby Keys falleció este 2 de diciembre, de una cirrosis hepática, a los setenta años de edad. Descanse en paz esta leyenda de la época de oro del rock.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del oroficio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

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