sábado, 31 de enero de 2015

“Justicia en Ayotzinapa”

De unos días para acá, en las redes sociales ha vuelto a pulular esta frase. Tres solas palabras: “Justicia en Ayotzinapa”. ¿Alguien podría oponerse a semejante demanda? En primera instancia, no. La mayoría de los mexicanos queremos que se haga justicia en este y otros muchos casos. El problema está en que quienes enarbolan esa frase a manera de consigna o de mantra religioso no son claros sobre sus propósitos reales.
  ¿Qué es exactamente lo que entienden por justicia en el caso Ayotzinapa? ¿Qué el gobierno federal, por medio de la Procuraduría General de la República, se ponga a investigar el crimen, lo esclarezca, dé con los culpables, los capture y los ponga a disposición del poder judicial para que se les procese y se les mande a prisión? En una palabra, ¿que resuelva el caso? Pues hasta donde hemos visto, eso es exactamente lo que la PGR ha hecho. Es decir, se está haciendo justicia en el caso de Ayotzinapa. ¿Entonces?
  Pues no. Eso no es lo que quieren los que piden “Justicia en Ayotzi” (como le dicen con conmovedora cursilería). Quieren, exigen, justicia a su modo: no que se castigue a los culpables intelectuales y materiales de ese horror, sino que se castigue… al Estado (y en el paquete han añadido al Ejército, sólo porque un físico de la UNAM se inventó la patraña de que a los cadáveres de los normalistas los habrían quemado en hornos militares). Sin embargo, por otro lado repiten el otro lema, el de “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, con lo que el absurdo y surrealista entuerto termina por convertirse en un delirante callejón sin salida.
  Repetir “Justicia en Ayotzinapa” desde las redes sociales, ponerlo en el muro del feis o como hashtag en Twitter, pues sí, está padrísimo y uno se siente bien con su conciencia. Es como volverse vegano o estar en contra del uso de animales en los circos. Cosas súper cool que nos hacen ver como personas políticamente correctísimas. No importa, tal parece, que sea un hueco eslogan, mera consigna que a final de cuentas significa absolutamente nada. La trivialización de la tragedia.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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