miércoles, 7 de enero de 2015

Scherer

Vicente Leñero, Julio Scherer García y mi hermano, Sergio García Michel, por allá de 2005.
Me levanté con la triste noticia de la muerte de Julio Scherer García. Noticia triste en todos sentidos. Porque Scherer es uno de los grandes periodistas del siglo veinte mexicano y para mí, sin haberlo conocido en persona, aunque era muy amigo de mi hermano Sergio, representó un modelo y un ejemplo a seguir sobre todo en mis primeros años dentro del mundo editorial y periodístico.
  Comencé a seguir la labor de Scherer desde fines de los años sesenta, cuando me convertí en fiel lector diario del Excelsior que él dirigía y del que formaba parte un gran equipo de periodistas y colaboradores. Luego sobrevino el artero golpe de Echeverría contra el periódico y la gran conmoción que significó ese atentado contra la libertad de expresión que, no obstante, derivó en el surgimiento del semanario Proceso que seguí desde su primer ejemplar (mismo que aún conservo como una de mis más preciadas joyas hemerográficas, junto con los ocho números de la revista Piedra Rodante).
  Leía yo el Proceso de cabo a rabo cada semana (no exagero: lo leía todo, completo) y así lo hice casi hasta el número 400, cuando dejé de comprarlo. Conservé durante años trescientos y pico de ejemplares, hasta que me mudé de casa en el año 2000 y sólo conservé los primeros diez. Hoy sólo poseo el No. 1, aparecido el 6 de noviembre de 1976, tres semanas antes de que Luis Echeverría dejara el poder. Era aquel Proceso un ejemplo de gran periodismo de investigación, con enormes periodistas y editorialistas en todos los campos, desde la política hasta la cultura y el deporte. ¿Cómo olvidar los aportes de Vicente Leñero, Heberto Castillo, Rafael Ramírez Castañeda, Octavio Paz, Jorge Ibargüengoitia, Carlos Marín, José Reveles, Ricardo Garibay, Gastón García Cantú, Miguel Ángel Granados Chapa, Manuel Becerra Acosta, Froylán López Narváez, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco (y su genial "Inventario"), José Antonio Alcaraz, Raquel Tibol, Abel Quezada, Helio Flores, Rius, Rogelio Naranjo y un largo etcétera? Fueron toda una escuela para mí, justo cuando iniciaba mi carrera periodística en la Editorial Posada del gran Guillermo Mendizábal Lizalde, muy allegado por cierto a don Julio Scherer.
  Cuando diseñé la estructura de La Mosca en la Pared, a principios de los noventa, me basé precisamente en la estructura de Proceso y sus secciones, además de inspirarme en su espíritu periodístico.
  No sé qué es lo que sucedió con la revista de don Julio en los años más recientes. De haber sido un medio de gran rigor, se fue transformando en una expresión del más terrible amarillismo parcial e ideologizado. El nivel de sus colaboradores fue bajando dramáticamente hasta llegar a lo que es hoy, cuando sus "estrellas" son gente de muy baja calidad periodística, propagandistas abiertos y activistas que parecen desconocer el papel de la prensa escrita y lo sacrifican en aras de lo que suele conocerse como La Causa, cualquier cosa que eso pueda significar.
  No sé tampoco si esta decadencia de Proceso se deba a que Scherer García, debido a su edad y sus padecimientos, haya dejado en manos de otros el destino de la publicación. El caso es que del Proceso primigenio al Proceso actual existe una diferencia abismal, terrible, lastimosa.
  Recuerdo con gusto y nostalgia al Julio Scherer de Excelsior y el primer Proceso. Un ejemplo. Una inspiración. Un maestro.

PD: Cuenta Carlos Puig que Scherer le dijo una vez a Vicente Leñero: "Cuando tú te mueras, yo quiero irme contigo". Así fue.

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