Tengo una relación entrañable con Mujercitas de Louise May Alcott, un clásico de la literatura estadounidense del siglo XIX que leí durante mi más temprana adolescencia. Sus cuatro personajes femeninos principales, las hermanas Meg, Joe, Beth y Amy March, son personajes que se me quedaron para siempre y de la manera más entrañable en la memoria. Por eso temí que esta nueva puesta en escena de la novela pudiera ser un chasco. Afortunadamente y para mi grata sorpresa, resultó todo lo contrario.
Little Women ha sido adaptada infinidad de veces, en cine, teatro y televisión. Incluso hay una magnífica versión cinematográfica de George Cukor filmada en 1933, con Katharine Hepburn, Joan Bennett, Frances Dee y Jean Parker como las hermanas March. Esta nueva cinta no desmerece en absoluto.
Dirigida por la también actriz Greta Gerwig (tal vez la recuerden como la protagonista de Frances Ha, de 2013, dirigida por Noah Baumbach), la película parte de un guión muy inteligente de la propia Gerwig, una especie de rompecabezas que no sigue la linealidad cronológica de la novela, sino que hace un empleo muy ingenioso del flash back y los cambios en el tiempo, hacia atrás y hacia adelante, de los personajes. De ese modo, el filme adquiere un ritmo constante que de pronto se acelera y de pronto toma pausas con diálogos y situaciones memorables. Sí, vemos a las hermanas March en el tiempo en que las situó Alcott, en su natal Concord, Massachusetts, durante la Guerra Civil de los Estados Unidos. Es decir, a principios de los años sesenta del siglo antepasado. Pero también vemos lo que fue de ellas siete años después. De ese modo comprendemos sus antecedentes cuando las vemos en el futuro y entendemos hacia dónde se dirigen cuando las vemos en el pasado.
Las personalidades de cada hermana (y de cada personaje) están perfectamente definidas. Ya lo estaban en la novela, claro, pero Gerwig se encarga de perfeccionarlas gracias a su magnífica dirección. Así, las actuaciones de las jóvenes actrices Saoirse Ronan (Jo), Emma Watson (Meg), Florence Pugh (Amy) y Eliza Scanlen (Beth) resultan espléndidas, lo mismo que los papeles de la gente “mayor”, desempañada con soltura por Laura Dern (la señora March, madre de las niñas), Bob Odenkirk (el padre), Chris Cooper (el señor Laurence) y Meryl Streep (la tía Josephine). También destaca Timothée Chalamet, el joven y carismático actor francés a quien ya vimos en Un día lluvioso en Nueva York (2019) de Woody Allen.
El sentimiento general que proyecta y que provoca Mujercitas es de nostalgia y reflexión, de memoria agridulce y de no pocos apuntes críticos sobre la independencia de las mujeres que evita caer en el feminismo ramplón y “de denuncia” de hoy día. Nada que ver. El anhelo independiente de Jo March, por ejemplo, es igualitario y busca reivindicar el papel de la mujer en una sociedad (la de los estados del noreste estadounidense del siglo XIX) menos reaccionaria y conservadora que la del sur, pero con los prejuicios y fanatismos ideológicos de la época.
Mención aparte merecen la estupenda fotografía, la detallada ambientación (qué gran cuidado en la producción), los vestuarios, los decorados, la música y la edición.
¿Que es una película que revalora la unión familiar? Sí. ¿Que a pesar de su crítica social y sus apuntes feministas termina por aceptar al matrimonio como posible fuente de la felicidad? También. No faltarán los progres y las mujeres extremistas que la critiquen por ello y hasta por el título de la novela de Alcott (“¡¿cómo se atreven a llamarlas ‘mujercitas’?!”). Sin embargo, la sensibilidad y la forma inteligente como Greta Gerwig dirigió esta su Little Women, con su celebración del amor y la fraternidad, son la mejor manera para dejarlos sin argumentos. Porque amor y fraternidad es algo que hace mucha falta en estos momentos polarizantes y nos hace falta también una dosis generosa de optimismo ante el oscuro panorama actual. Vaya que sí.
PD: Como no he querido vender la trama y mucho menos el hermoso y aleccionador final de la película, cito aquí a la crítica cinematográfica estadounidense Tomris Laffly, quien acerca de ese final dice: “Gerwig captura en el personaje de Jo un espíritu adelantado a su tiempo y lo convierte en algo contagioso para las generaciones actuales y sus propias aspiraciones, cualesquiera que estas sean”. Ya sabrán por qué cuando la vean.
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