Aparte de su extraordinaria voz (aterciopelada cuando se presentaba ante el público blanco y mucho más agresiva e intencionada ante la gente de su raza), Cooke poseía una gran conciencia social en tiempos en los cuales en su país se iniciaba la lucha por los derechos civiles de las minorías. Esto incomodaba seriamente a su disquera, la cual lo conminaba a dedicarse única y exclusivamente a su carrera musical, pero también era una piedra en el zapato para el gobierno de Lyndon B. Johnson y para el FBI de John Edgar Hoover.
En el documental de Duane de la Vega se cuenta todo esto, al mismo tiempo que se detalla la naturaleza corrupta de la industria de la música y se habla sobre la ignominiosa muerte de este nacido en Mississippi en 1931, ocurrida de manera oscura y jamás creíblemente explicada, en un motel de mala muerte.
Sin embargo, The Two Killings of Sam Cooke cuenta también la historia más amplia del cantante, más allá de los controvertidos detalles de su sórdida muerte. En poco menos de 90 minutos, el excelente filme recopila información de familiares, amigos cercanos, académicos, periodistas y leyendas de la música, incluidas personalidades como Smokey Robinson, Quincy Jones y Dionne Warwick. Se trata de un excelente testimonio acerca de Cooke, a menudo considerado como la piedra angular de la música soul.
Parte de su legado fue el concepto de derechos de propiedad de la música, lo que lo llevó a crear el sello SAR Records y Kags Music, esta última una empresa de edición y gestión musical. En una industria que regularmente arrebataba el manejo financiero de las manos de los talentos negros, el afable y carismático autor de “Chain Gang” fue visto como una amenaza. Por si fuera poco, su estrecha relación con los líderes de los derechos civiles de su época, incluidos Martin Luther King, Malcolm X y un joven campeón de peso pesado llamado Cassius Clay, quien pronto sería conocido como Muhammad Ali, probablemente pusieron como blancos a él y a sus negocios. La idea de que el mismo hombre que se codeaba con las figuras antes mencionadas existiera simultáneamente como exitoso artista y empresario resultó peligrosa y prendió algunos focos rojos.
El documental también explica con detalle los tratos comerciales de Cooke con el ejecutivo discográfico Allen Klein, quien fuera acusado de defraudar a diferentes músicos. Duane de la Vega utiliza imágenes poco conocidas, lo que ayuda al espectador a comprender el contexto, el tiempo y el lugar en que se desenvolvió la vida del creador de ese himno que es “A Change Is Gonna Come” (tema que por cierto se dio a conocer hasta después de su muerte).
El relato culminante de este documento fílmico es el de cómo el intérprete fue asesinado a tiros por Bertha Franklin, la gerente nocturna del motel Hacienda, en Los Ángeles. Cooke había ido al lugar con una mujer llamada Elisa Boyer, quien alegaría posteriormente que el cantante la llevó ahí contra su voluntad. Testigos presenciales de un restaurante cercano se contradijeron en su relato de los trágicos acontecimientos. Las extrañas circunstancias de la muerte de Cooke han sido ampliamente cuestionadas, aunque nunca se ha encontrado que existiera alguna conspiración en su contra. No obstante, en su autobiografía de 1995, la cantante Etta James dijo que vio el cuerpo de Sam Cooke antes de su funeral y que las heridas de bala que tenía superaban en número a las del informe oficial.
The Two Killings of Sam Cooke representa una resurrección del legado del cantante y una reivindicación de su vida y obra, misma que marcó varias tendencias en la historia de la música, algo que muchos olvidan, más atentos a satisfacer su morbosa curiosidad. Kelly Duane de la Vega no sólo brinda espacio para que resurja el legado de Cooke, sino que lo hace con la mirada puesta en la justicia restauradora, devolviendo la dignidad a su nombre.
(Publicado el día de hoy en "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos)
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