Cuando un artista crea una obra maestra, cuando llega a las máximas
alturas, resulta difícil creer que después de ello logre superarse.
Quizá se repita y consiga niveles de calidad artística semejantes, pero
ir más adelante y elevarse por sobre sí mismo, no siempre es factible y
en muchas ocasiones lo que sobreviene es el declive.
En 2018,
apareció en México un disco de rock excepcional, producido de manera
independiente. Lo grabó un grupo de la ciudad de Monterrey, Nuevo León,
llamado The Warning. A muchos de quienes lo escuchamos con atención nos
pareció no sólo un trabajo muy bueno, sino un álbum prácticamente
perfecto, una sorprendente obra maestra. Sorprendente, porque las
integrantes de dicho grupo eran tres muy jóvenes adolescentes, capaces
de crear un conjunto de canciones sin mácula en un denso disco
conceptual, el segundo larga duración del trío, titulado Queen of the Murder Scene (Q.O.T.M.S.)
En lo personal, quedé asombrado por la calidad de ese plato y pensé que
lograr algo mejor iba a resultar muy complicado, por no decir que
imposible.
Cuando se supo que, en plena epidemia del Covid-19, The
Warning había firmado un contrato con la disquera estadounidense Lava
Records para la realización de cinco álbumes y que sus integrantes se
encontraban grabando el primero de ellos en Nueva Jersey, el deseo de
conocer el nuevo material se hizo palpable, aunque con algunas dudas
sobre si lograrían superar clásicos automáticos como “Dust to Dust”,
“Stalker”, “Sinister Smiles”, “P.S.Y.C.H.O.T.I.C.”, The End” o la
homónima “Queen of the Murder Scene”, por mencionar algunos cortes de
aquel disco.
La primera respuesta llegó el 21 de mayo pasado, con
la aparición del primer sencillo del nuevo y tercer álbum (aún sin
título revelado) del trío, “Choke”, tema ya reseñado en este mismo sitio
de música de la revista Nexos.
Hace unos días, el 23 de julio, fue dado a conocer el segundo sencillo: “Evolve” y de eso trata esta columna.
El frenesí de un grito
Si “Choke” representó un golpe de calidad que en muchos aspectos igualó o superó a las canciones del Q.O.T.M.S.
(algo que, como ya dije, parecía casi imposible), “Evolve” fue más allá
todavía y en algunos aspectos incluso aventajó a “Choke”.
Se trata
de una composición que quita el aliento. Una fusión de punk, thrash,
metal y hard rock a mil revoluciones por minuto; un vértigo que arranca
desde el primer acorde y no da punto de reposo hasta el último, tres
minutos y 34 segundos después.
Musicalmente, es un trayecto
salvaje por una montaña rusa llena de rápidas subidas y empinadas
bajadas, con curvas amenazantes y secos parones, un viaje acelerado que
en determinado momento y sin previo aviso se adentra en una casa de los
horrores de tonos bermellones que hielan la sangre con la irrupción de
un inesperado y sobrenatural alarido de terror, un grito (cortesía de
Paulina) que parece surgir de la garganta de una banshee irlandesa.
La instrumentación de las tres hermanas Villarreal es un prodigio (algo
ya habitual en The Warning). La sección rítmica no se detiene un
segundo. Alejandra muestra y demuestra que su capacidad como bajista se
aproxima al virtuosismo, con rasgueos que en el riff principal recuerdan al Muse de “Hysteria” y en el dramático break
que anticipa el clímax nos remite al sonido de Judas Priest o el primer
Metallica. Paulina no deja de deslumbrar con la enorme cantidad de
recursos que posee como baterista, desde los secos golpes en la caja con
que inicia la pieza hasta los sobrecogedores y brutales redobles (o feels)
que introduce en los instantes precisos, sin regodearse en ellos
(alguien dijo alguna vez que Pau Villarreal es la reencarnación de John
Bonham y Keith Moon y no exageraba: la regiomontana cuenta con la fuerza
y contundencia del primero y la velocidad y pericia delirante del
segundo). Daniela vuelve a ser la voz principal, con esa garra y esa
expresividad que ya son su sello característico (muy bien apoyada por
las armonías vocales de sus hermanas), mientras que su guitarra trabaja
toda clase de recursos y logra un par de complicados riffs que se quedan en la mente del escucha, además de un solo
armónico impresionantemente intenso que lleva a la canción al punto del
estallido (lo único que apuntaría a manera de crítica –y no es
responsabilidad de la guitarrista, sino que se lo atribuyo a la
producción– es el bajo volumen que se le dio en la mezcla a ese momento
crucial en el que ella raspa las cuerdas superiores con la púa, de las
notas agudas a las graves, justo antes de iniciar el ametrallante solo; un sonido más alto le habría dado a esa parte una fuerza escalofriante).
Estructuralmente, la composición vuelve a mostrarse llena de cambios
rítmicos y armónicos, algunos felizmente inesperados, como suele
acontecer con las canciones del grupo. No son tantos y tan notorios como
en “Choke”, en la que cada rompimiento da pie a una nueva construcción,
pero el diseño composicional vuelve a ser fascinante, con una primera
parte vertiginosa y una segunda aún más intensa y de una oscuridad
estremecedora; ello para no hablar de los varios ganchos melódicos con
que cuenta el tema, ya sea en la voz solista o en los coros.
La
música de “Evolve” es paroxística, de un frenesí rocanrolero que cambia
de 4/4 a 7/4 –y viceversa– con una naturalidad que maravilla y provoca
que el oyente quiera escuchar la canción una y otra vez, para quedar
exhausto, aunque sin agotarse y deseando volver a adentrarse en ella las
ocasiones que sea necesario.
En cuanto a la producción, es alucinante. Con nota de sobresaliente en el definidísimo sonido de la batería.
¿Un mensaje feminista?
¿De
qué habla la letra de “Evolve”? Básicamente y como su nombre lo indica,
de evolucionar, de renacer, de cambiar. Sin embargo, no es una letra
que lance un mensaje hueco, como de libro barato de superación personal.
En absoluto. Como resulta habitual en las canciones de The Warning, el
tema está compuesto en tonalidades menores (La Menor, según mi
oído) y eso le da el dramatismo que requiere la letra, con versos
contundentes como “Gold shall not define your worth / It’s not
destruction, it’s rebirth”, “Pain is the price to survive / To evolve”,
“Dry my tears cause I’m a weapon / Weapons never weep” o “I’m not in
danger / I’m the danger” (la misma frase que pronuncia Walter White –o
Heisenberg, si se prefiere– en el sexto capítulo de la cuarta temporada
de Breaking Bad, aunque las hermanas Villarreal juran que se trata de una coincidencia, pues dicen jamás haber visto esa serie).
El mensaje, pues, podría ser para todo aquel que escuche el tema, sin
importar su género: “El oro no define tu valor, no se trata de destruir
sino de renacer”; “Seca mis lágrimas porque soy un arma y las armas
nunca lloran”; “El dolor es el precio para sobrevivir, para evolucionar”
o, claro: “No estoy en peligro, yo soy el peligro”.
No obstante,
la idea podría apuntar también hacia una reivindicación feminista. De
ahí otra línea como la que reza: “Muéstrame qué significa cambiar,
ayúdame a ser algo más que sólo un objeto al que se disfraza”.
18 celulares y un dron
Mientras
que el video de “Choke” se llevó 25 horas de grabación continua y una
producción muy elaborada, el de “Evolve” se realizó en escasas dos
horas, gracias al ingenio del equipo que rodea al grupo.
Dirigido por Rudy Joffroy (manager
de The Warning), no fue filmado con cámaras convencionales, sino que se
emplearon 18 iPhones y un dron. La locación fue en un taller de autos
de lujo en la ciudad de Monterrey, lugar que funcionó a la perfección, y
el trabajo más elaborado se dio en la edición del material, toda una
obra de precisión que debe haber llevado varios días.
La primera
parte del video se grabó con luces blancas, mientras que para la segunda
mitad se empleó una iluminación de tonalidades rojizas que creó un
ambiente muy a la Tool o a la Marilyn Manson.
Estéticamente,
Alejandra, Daniela y Paulina cambiaron los atuendos de “Choke”, en los
que predominaba el negro, por trajes blancos que las hacen lucir
espectaculares.
A manera de conclusión
Desde 2014,
estamos siendo testigos (aunque muchos no se han dado cuenta) del
desarrollo de un fenómeno musical que jamás se había producido en
México. Por extraños y misteriosos designios del destino, para el
surgimiento de The Warning se conjuntaron diversos factores que dieron
como resultado al que probablemente sea el mejor grupo de rock que ha
existido en los más de 60 años que este género tiene de existencia en
nuestro país.
Talento artístico y musical, genio inagotable para la
composición, virtuosismo instrumental, voces estupendas, sentimiento y
alma (es decir, feelin’ and soul) en la interpretación,
profesionalismo y claridad en las metas, exhaustividad para ensayar,
sacrificio para dejar de lado muchos aspectos de una vida “normal”,
presencia escénica, gran uso de las redes sociales y de todas las
plataformas posibles, bilingüismo, inteligencia, inventiva… y por si
fuera poco: carisma, soltura, sencillez, sentido del humor, frescura y
encanto personal.
Todos los planetas perfectamente alineados.
Y no olvidemos que todavía nos falta conocer diez temas del nuevo
álbum. Apenas llevamos dos cortes del mismo y ya Daniela comentó en una
entrevista que lo mejor del disco está todavía por llegar. Vista la
creciente evolución de The Warning, habrá que creerlo.
(Publicado el día de hoy en mi columna "Memorias de un melómano sarnoso" de "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos).
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