¿… y si Marcelo reconociera a Juanito?

Hagamos un ejercicio de Pol-Fi (o sea, política ficción). Imaginemos un escenario en el cual el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, decide dar un golpe de timón en Iztapalapa y reconocer a Rafael Acosta, Juanito, como delegado constitucionalmente elegido por esa demarcación.
Desde un punto de vista legal, el hecho resulta perfectamente factible, ya que las votaciones favorecieron al cada vez más popular personaje barriobajero y no hay forma de objetar esto. La decisión de Ebrard tendría que ser política y pienso que sería una oportunidad imperdible para, de una vez por todas, marcar su raya frente a la influencia del cada vez menos influyente Andrés Manuel López Obrador. Digo, si don Marce ya reconoció que tiene un acuerdo tácito con el góber copetoso del estado de México, para no atacarse uno al otro y trabajar juntos y felices, quiere decir que ya se vio como el próximo candidato perredista a la presidencia de la república y que el primer escollo a vencer es el que representan el Mesías de Macuspana y su feligresía.
La cosa ahora es que Juanito quiera reunirse con el jefe de Gobierno, ya que el ex luchador se ha vuelto exclusivista y se ha dado el lujo de cancelarle las citas a Marcelo (se dice que se reunirán este lunes, pero…) y ahora hasta acaba de lanzar al aire el reto de debatir públicamente con López Obrador, lo cual sí que sería la cumbre de cumbres del surrealismo polaco nacional (¿cuánto apuestan a que AMLO no le entra al desafío con el Juanes iztapalapense?).
Yo recomendaría a Ebrard que haga todo lo posible por reunirse con Rafa Acosta y ya de una vez se defina en este y otros menesteres. Mire que el tiempo corre y a estas alturas urge que los aspirantes a la grande se dejen de ambigüedades y le entren duro a los jaloneos y a las patadas debajo de la mesa y… ¿qué mejor patada bajo la mesa de Marcelo a Andrés Manuel que reconocer a Juanito como delegado en Iztapalapa?