sábado, 21 de agosto de 2010
Morir por la Patria no está chido*
Dijo el presidente Felipe Calderón el domingo pasado, durante el traslado de los restos de catorce héroes de la guerra de Independencia a Palacio Nacional, que “la Patria se defiende con la vida y hasta la muerte”. Así, en primera instancia, la frase suena muy bonita, con su buena dosis de dramatismo y solemnidad. Pero la verdad, a estas alturas de la historia, no estoy muy seguro de que el concepto de Patria signifique lo mismo para las nuevas generaciones de mexicanos que para las que vivieron en los dos siglos pasados.
Hay una frase genial de Mark Twain que viene muy al caso: “¿Morir por mis ideales… y qué tal que estaban equivocados?”. Hoy, la idea de morir por la Patria no sólo suena anticuada, demodé, sino que resulta horrible. En un mundo cada vez más globalizado e integrado, en el que las fronteras se borran y todo apunta, a largo plazo, hacia una gran confederación mundial, sentencias como “La Patria es primero” o, peor aún, “Patria o muerte”, suenan a hueca demagogia reaccionaria cuando no a necrofilia pura.
Pronunciado por el presidente Calderón, en pleno año de falso Bicentenario (que debería celebrarse en 2021, ya que México se hizo independiente a partir de 1821) y en medio de una guerra que oficialmente no es guerra pero que ha costado más de 28 mil víctimas en tres años, eso de “la Patria se defiende con la vida y hasta la muerte” me parece un dicho bastante desafortunado.
En todo caso, hay que vivir por la Patria y eso sería, en estos momentos, luchar por la seguridad, la salud, la educación, el empleo, la integración internacional. Para mí ese vendría a ser el verdadero patriotismo y no el de “va mi espada en prenda, voy por ella” que en un contexto decimonónico estaba muy bien, pero que en pleno siglo XXI y en un país ahogado por la violencia resulta un sinsentido, algo que dice absolutamente nada y que no hace sino echar más gasolina a la hoguera.
La neta, eso de morir por la Patria no está chido. Sobre todo si los representantes de esa Patria son los inefables patricios de la clase política actual.
*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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1 comentario:
Y que lo diga el presidente no sólo no es chido, sino terrorífico.
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