martes, 11 de noviembre de 2014

El regreso de los nerds

Si en los años noventa el grunge trajo al rock un nuevo renacimiento, sólo comparable con el del punk en los setenta, el post grunge no se quedó muy atrás, en especial con grupos tan representativos como Weezer.
  Surgido en Massachusetts en 1993 y encabezado desde entonces por el pequeño geniecito geek Rivers Cuomo, estudiante de la universidad de Harvard, ese mismo año grabó su álbum debut homónimo, producido nada menos que por Ric Ocasek, el líder de la legendaria agrupación setentera The Cars.
  A pesar de sus orígenes cultos y nerds (su aspecto físico nada tenía que ver con el prototipo grungero), la música de Weezer provenía lo mismo del metal que del punk , aunque de inmediato se le clasificó como una banda “alternativa” (lo que hoy vendría a ser “indie”, términos ambos igualmente ambiguos e inasibles).
  Más de veinte años y ocho discos despúes, Weezer regresa con un nuevo trabajo en estudio, Everything Will Be Alright in the End (Island/Republic, 2014) y su sonido no sólo se mantiene fresco y vigente, sino que conserva el sentido del humor, la inventiva melódica y los secos acordes protogarageros de antaño, sin sonar en absoluto anticuado.
  Con este nuevo plato, el grupo retoma su viejo sonido, luego del fallido experimento seudoelectrónico de su disco Ratitude de 2010. Everything Will Be Alright in the End posee mucho de lo que Weezer hizo en sus famosos álbumes azul, verde y rojo o en el estupendo Pinkerton, es decir, ese power pop agridulce e irónico que tanto celebran sus viejos seguidores y que quienes no lo hemos sido tanto agradecemos de igual manera.
  Cuomo sigue siendo la figura principal del cuarteto y sus composiciones mantienen ese calor y ese entusiasmo tan suyos. Esto queda demostrado con temas tan buenos y variados como “Ain’t Got Nobody”, “Eulogy for a Rock Band”, “Lonely Girl”, “Go Away” o la sensacional “Back to the Shack”.
  Como cereza del pastel, el viejo y entrañable Ric Ocasek se encuentra de nuevo al frente de la producción y eso se nota en la alta calidad de esta obra perfectamente recomendable.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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