martes, 12 de mayo de 2015

My Morning Jacket

Nacida en Louisville, Kentucky, en 1998, esta agrupación fundada por su aún líder actual, el talentosísimo Jim James, posee un estilo tan difícil de definir que, para quitarse de líos, la mayoría de los especialistas la definen como “una banda indie”. Como eso puede significar cualquier cosa, preferiría determinar a My Morning Jacket como un grupo basado en el alt-rock de finales de los noventa que con el tiempo ha ido enriqueciendo su sonido con diversos géneros y subgéneros que van del rock clásico al rock progresivo y del folk a la neo psicodelia con elementos de la electrónica y, en el caso de su más reciente disco, incluso con múltiples influencias de la música soul.
  Con álbumes anteriores de espléndida factura como At Dawn (2001), Z (2005), Evil Urges (2008) o Circuital (2011), James y los suyos llegan ahora con su séptimo larga duración: The Waterfall (ATO, 2015).
  Comparable a proyectos como Okkervil River, Wilco, Fleet Foxes o The Decemberists, My Morning Jacket propone una música que no es fácil de asir a la primera escucha. No porque se trate de algo complicado o demasiado experimental, sino porque apela a la inteligencia del escucha, a su buen gusto y, sobre todo, a su disposición a aceptar retos.
  Con The Waterfall (que no ha sido bien visto por cierta parte de la critica estadounidense), el quinteto apuesta por una serie de composiciones elegantes y con un toque de sofisticación que remite poco a sus anteriores obras, aunque sin cambiar el estilo del grupo.
  Si bien es cierto que se trata de un disco irregular, la mayoría de las diez canciones que lo conforman (catorce en la edición de lujo) cuenta con la suficiente calidad como para que se le considere entre lo mejor del repertorio del conjunto. Temas tan suntuosos como “Believe (Nobody Knows)”, “Compound Fracture” o “In Its Infancy (The Waterfall)”, ricos en sus arreglos, contrastan muy afortunadamente con piezas tan sencillas y hermosas como “Like a River ” o “Get the Point”.
  The Waterfall es un álbum estupendo, una obra que señala nuevos caminos en la magnífica discografía de My Morning Jacket.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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