sábado, 8 de agosto de 2009
Zelaya y los preciosos ridículos*
Lo que se vivió el pasado miércoles en el seno de nuestra clase política fue todo un vodevil, una farsa esperpéntica en la que perredistas, panistas y priistas quisieron elevar al depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya a la altura de un Salvador Allende. El espectáculo fue de pena ajena, desde el recibimiento de Jefe de Estado que le dio Felipe Calderón (yo sé que formalidad obliga, ¿pero qué necesidad había de otorgarle ese trato de excelencia a un personaje tan poco presentable y que esa misma tarde iba a reconocer en el Teatro de la Ciudad a Andrés Manuel López Obrador como virtual y “sentido” presidente?) hasta la recepción que le brindó el Jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien llegó al extremo de entregarle las llaves de la ciudad y declararlo huésped distinguido. Eso para no hablar de su visita al Senado de la República, donde habló desde la máxima tribuna, y de su ya referida intervención en un Teatro de la Ciudad pletórico de frenéticos pejemaniacos. Fue una jornada redonda para Zelaya y un día realmente penoso para los políticos mexicanos, rendidos ante el anticarisma del bigotudo catracho.
Todo sucedió como en una serie de sketches escritos no por Moliere (autor de Las preciosas ridículas), sino por Manuel Rodríguez Ajenjo o Mauricio Kleiff. Fue una verdadera ensalada de locos, un revoltijo de delirantes polivoces, un torneo de torpezas bananeras que situaron a México no como el gigante, sino como el enano de la Concacaf. ¿A qué viene esta absurda pleitesía disfrazada de democratismo y que en el fondo no hace sino buscar la complacencia de Hugo Chávez y sus compinches sudamericanos? ¿Qué necesidad había de convertir a Zelaya en mártir de la democracia, sin tomar en cuenta el contexto histórico en el cual se dio su derrocamiento? Que los perredistas le besen los pies, se entiende; que el gobierno mexicano haga lo mismo, resulta bochornoso.
Para Oscar Lewis éramos los hijos de Sánchez, ¿para nuestros políticos somos los hijos de Chávez?
*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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7 comentarios:
En este momento me encuentro en la disyuntiva de saber hacia que equipo inclinarme... si al "Zelaya" o a los "malos de la película"... lo que si es de dar pena, es que hagan tanto carnaval, fiesta y fuegos artificiales por la visita del señor Manuel Zelaya... desde mi muy humilde punto de vista, esta administración se está caracterizando por tener una política externa bastante jodida... zzzzarcozzzzzyyy... ay perdón, se me salió un estornudo... jeje
De veras que se agradece esta fúrica nota, por que no está para menos, que poca pinche madre de nuestro gobierno (perdón por el vituperio pero no hay otras palabras que encajen bien) que tadavía no se la cree haber ganado las elecciones. La cosa es que lamentablemente son precisamente estos actos patéticos lo que a la mayoría de la gente les hace pensar en el regreso del PRI como algo mejor. Haber que sale. Saludos.
Hugo tu no nota la considera muy atinada pero al planteo-critica que haces creo saber la respuesta los pejistas lo acojen por solo ser de izquierda y ser afin a el ideario del PRD, y los Felipillos pues por el golpe de estado a que presidente o hasta gobernador le conviene apoyar un golpe de estado por lo que sea?? a nadie si alla se puede pues aqui tambien no dice la constitucion..... o hasta que el pueblo lo demande,, a verdad¡¡¡
Ademas que pedo con su tejana, chale y con traje por eso lo depusieron por tener mal gusto jejeje
saludos
http://7ratas.blogspot.com/
La opinión que das de la mentada visita es compartida por la mayoría de los mexicanos. ¿Con quien quería quedar bién FCH? ¿No se habrá dado cuenta del ridículo o fué premeditado? Este tipo solo vino a hacerse publicidad como para decir a los cuatro vientos que México está con él. No se vale porque esa es la percepción que tendrá América Latino y el resto del mundo y a nosotros ni nos preguntaron. Ya veremos en que para todo este show.
Lo mejor era, como en tantos otros casos, declararse incompetente y hacerse de la vista gorda ante el macuarro ése. Son sus pedos y ni teníamos por qué meternos. Digo "nos" porque el presidente de México y los políticos mexicanos terminan por representarnos ante el resto del mundo. Chale.
Considero que la recepción del señor Zelaya, expresidente de HOnduras, por el gobierno mexicano se debio a una muestra de apoyo dado lo que estos últimos consideran una acción antidemocrática es decir, el golpe de estado. Pero, si realmente conocieran el contexto del golpe de estado tal como lo vemos los hondureños, nadie estaría a favor de Zelaya... bueno, Chavez sí.
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