Murió Prince y con él sigue la mala racha que en este 2016 se ha llevado a algunos grandes de la historia del rock. Ello en el entorno de la intervención del presidente Peña Nieto en la Asamblea General de la ONU sobre Drogas, una intervención que quizá no sea del todo satisfactoria al quedarse corta en algunos aspectos, pero que, de cualquier modo, representa un gran paso en la ultraconservadora postura que hasta ahora había mantenido México en este tema.
Estupendo que se haya reconocido que la malhadada guerra contra las drogas ha sido inútil para inhibir la producción, el tráfico y el consumo mundial de estupefacientes. Magnífico que se proponga modificar el marco normativo en el país a fin de aumentar la cantidad establecida para el consumo personal de marihuana, al tiempo que se apuesta por efectuar grandes campañas de prevención. Espléndido que sea prácticamente un hecho la autorización oficial para el uso de esa yerba con fines medicinales y terapéuticos. Enhorabuena por el cambio de actitud y por haber acudido a presentarlo en ese foro mundial, cuando en un principio se había dicho que el primer mandatario no acudiría al mismo.
Claro que aún faltan más puntos por resolver en el caso de la famosa mota, pero estos pasos hacia adelante hasta hace poco hubiesen sido impensables. Ahora habría que abrir camino a la discusión sobre la propuesta de reglamentar el cultivo de amapola también con fines médicos, para que las zonas de cultivo (por ejemplo en Iguala) la sigan cosechando pero con fines exclusivamente relacionados con el alivio del dolor en diversas enfermedades terminales (léase el indispensable texto “El derecho a la amapola” de Saúl López Noriega que aparece en la revista Nexos de este mes).
De los posibles precandidatos a las elecciones presidenciales del 2018, sólo el priista Miguel Ángel Osorio Chong ha mostrado una posición (bastante positiva y progresista) sobre el tema de las drogas. ¿Y los otros dónde están? ¿Qué esperan para pronunciarse al respecto. No los he escuchado decir ni pío.
“Todo tiene su lado oscuro”, dijo alguna vez Prince. En el caso de las drogas, puede tener su lado luminoso.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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