Hacía exactamente tres años y once días que no entraba a una sala de cine. Tiempo ha que hice pública mi posición al respecto y declaré que, de serme posible, evitaría ir a cualquier Cinemex, Cinépolis y demás complejos. En aquella ocasión fui a ver Cafe Society, de Woody Allen, y esta vez fue otra vez el buen Woody, con su A Rainy Day in New York, quien me hizo romper mi propósito. La vi esta tarde. Éramos cinco personas en la sala, así que me libré de ruidos de comida y de celulares, aunque no de la previa y horrenda media hora de anuncios, cortos (trailers, pues) y estupidez sin medida. Ni modo, debí llegar más tarde. ¿La película? Ya la reseñaré en estos días. No es lo mejor de Allen, pero es Allen. Me gustó, aunque no me entusiasmó. Con este, he visto 47 de sus 48 filmes. Sólo me falta Wonder Wheel, de 2017, que hasta donde sé nunca se ha proyectado en México (¿o sí?) y la cual, a pesar de haber sido producida por Amazon, no está entre las 20 cintas allenianas que esta plataforma tiene disponibles en su catálogo.
PD: Es la primera vez que me hacen descuento en la taquilla del cine, ya rebasé la edad reglamentaria de 60 años. Pagué 74 pesos en lugar de 91.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario