miércoles, 13 de junio de 2007
La vida en rojo y negro
Hace poco, mi bella amiga Sylvia Estrada me preguntó que cuál es mi novela preferida de todos los tiempos y si bien resulta siempre difícil determinar ese tipo de elecciones, no me costó demasiado responderle. Rojo y negro (Le Rouge et le Noir) de Stendhal, ésa es, más que mi novela preferida, mi novela de vida. La leí a los diecisiete años y al terminar las aventuras y desventuras amorosas de Julian Sorel, llegué a la conclusión de que yo -que hasta entonces por mi timidez y mi inseguridad nunca había tenido novia y ya era experto en enamoramientos platónicos- sólo podría andar con una mujer mucho mayor, con una señora como Madame De Renal. Lo que es la vida. Dos años después, en 1974, me enamoré y empecé a andar con una mujer que me llevaba (me lleva aún) nueve años, con tres hijos y un matrimonio a punto de disolverse. Casi veinte años permanecí al lado de Rosa, con quien legalicé mi relación (es decir, me casé) en 1983, me dio dos maravillosos hijos (Mario Alain y Jan Sebastián, hoy de veinticuatro y veinte años, respectivamente) y de la que me divorcié en 1992. Hoy por fortuna somos muy buenos amigos. No es que haya vivido exactamente el periplo existencial de Sorel, quien al final muere en la guillotina, pero sí que fue mi inspiración para muchas cosas. Por eso llamé a este blog El rojo y el negro. A ver qué tanto se me ocurre ir escribiendo conforme avance la vida.
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