lunes, 19 de octubre de 2009

En el primer aniversario de Milenio TV


La semana empezó a tambor batiente. Hoy, por ejemplo, fue el festejo por el primer aniversario de Milenio TV y por la noche me lancé al lugar donde se llevaría a cabo la celebración: una especie de discoteca (lounge, les dicen ahora) muy elegante en la plaza Antara de Polanco. Se suponía que no podía llevar acompañante (aunque allá me di cuenta de que sí) y Denisse no me pudo acompañar. Llegué puntual, a las ocho, y ya había mucha gente. Afuera del antro me encontré con Avelina Lesper y su esposo, Héctor de la Garza (mejor conocido como Eko) y se nos unió José Luis Martínez, amigo desde hace muchos años y actual director del suplemento cultural Laberinto de Milenio Diario. Entramos juntos y al primero que saludamos dentro fue al buen Ciro Gómez Leyva, quien se veía muy contento y no era para menos. Me presentó a Marissa Iglesias, a quien sólo conocía en pantalla. Fuerte y afectuoso abrazo con Ciro y pasamos al ya repleto lugar. Conseguimos sentarnos en unos cómodos sillones y desde ese momento comenzamos a beber. Yo me fui con puro vodka tonic para no arriesgar combinaciones fatales. Un par de magos (¿?) se acercaron para hacer algunos trucos (muy buenos por cierto). Poco después, saludé a Roberta Garza (directora de Milenio Semanal), a Susana Moscatel y a Álvaro Cueva, con quienes platiqué muy gratamente. Avelina y Eko se fueron, José Luis se dispersó y en ese momento empezaron los discursos de rigor y proyectaron un video conmemorativo. Todo muy emotivo a decir verdad. Para entonces, por ahí se veía gente muy conocida de todos los ámbitos: desde el senador Manlio Fabio Beltrones del PRI hasta el secretario de Salud y algunos gobernadores, pero también Leon Krauze, Carlos Puig, José de la Colina y otros comunicadores e intelectuales. Curiosa combinación. Fue en ese momento que me topé con mi entrañabílisima amiga Verónica Maza y me sentí más acompañado. Iba ella con Óscar, un chavo que trabaja en la sección Mil cosas más, y me les uní. Al rato vimos a Rafael Tonatiuh y terminamos en unos muy cómodos sillones de la zona VIP, junto con Tacho (caricaturista), Pablito (de Mil cosas más, también) y una funcionaria del diario muy simpática, Rosa Esther Juárez (directora de enlace editorial de Milenio). Ya había yo saludado antes a Carlos Marín, a Rafael Ocampo, a Roberto López, a Roberto Velázquez, a Claudia Amador, a Héctor Aguilar Camín y a varias personas más, entre ellas la gente de Monterrey de Milenio TV. También pude hablar un poco con el buen Jairo Calixto Albarrán, quien estaba muy solicitado. La cosa es que ahí, en los sillones, siguieron los vodka tonics o las copas de vino (en el caso de los demás) y ya pasada la una de la mañana y con el salón medio vacío, decidimos emprender la huida. En el carro de Verónica nos trepamos entonces seis incróspidos personajes: Rosa Esther, Óscar, Pablito, Tonatiuh, la propia Vero y yo. Digamos que ninguno iba en sus cinco sentidos. Llegar al estacionamiento y salir del mismo fue de por sí una odisea. Había que ir a dejar a cada uno. La primera era Rosa Esther, quien vive en el mismo Polanco. Ahí iba el coche, serpenteante, por Presidente Masaryk, cuando una patrulla nos paró el alto. Chin. Por suerte, lo hizo justo al estacionarnos frente al edificio donde vive Rosa. “Van con sobrecupo”, nos dijo el oficial, mientras le pedía su licencia a Verito. Debo confesar que yo no había entrado al baño en toda la noche y luego de seis o siete vodka tonics mi vejiga estaba a punto de desbordarse cual presa en temporada de lluvias. Le pedí a Rosa Esther me dejara pasar a su baño y ella accedió. Sé que fue poco solidario de mi parte desaparecerme en esos momentos, pero juro que no podía más y ni modo de pedirle permiso a uno de los polis para orinar en algún arbolito, en plena vía pública. Alivio más grande no sentía desde hacía mucho tiempo. Una vez libre de la agüita amarilla (como decía la canción de los Toreros Muertos), regresé a la calle como nuevo y pude contribuir para convencer a los oficiales de que se alivianaran y nos dejaran ir, con la promesa de que todos nos quedaríamos en el departamento de Rosa Esther. Por fin lo conseguimos, sin desembolsar un solo centavo (sólo diré que de algo sirvió que Verónica fuese estrella de Milenio TV), y subimos al depto un ratito, donde el resto de la compañía pasó también al baño para desahogar sus riñoneras inquietudes. Nueva partida en el carro. El incidente nos había bajado el mareo etílico a la mayoría. Dejamos a Óscar y Pablo en Insurgentes y Medellín, a Tona en la Portales y, por último, Vero me trajo a casa, a donde llegué cerca de las tres de la madrugada. Fue una noche bastante movida.

1 comentario:

7 RATAS dijo...

MMMMMMM.....No que periodista que no hace enojar a los políticos no cumple con su labor??

Ya me imagino al buen Ciro Gomez Leyva y Carlos Marin llevándose de piquete de ombligo con el mismísimo Manlio Fabio Beltrones al calor de unos Vodkas tonic¡¡¡¡
que miedo que finísimos invitados de fiesta de aniversario de un canal de televisión que ¿rompe? Con la línea editorial de TELEVISA-TV AZTECA.

A ver si no te salas Hugo.

Saludos
http://7ratas.blogspot.com/