sábado, 10 de octubre de 2009

Polanski, Palencia y lo que quedó de Juanito*


Hoy, más que nunca, estos son los tiempos de la doble moral. De la doble moral, de la hipocresía y, ¡ay!, de la corrección política como una de las bellas (malas) artes. Lo vemos en el caso de Roman Polanski y su detención en Suiza. De pronto, como jauría, buena parte de eso que llamamos la opinión pública se lanza a la yugular del cineasta polaco y pide que se le castigue por “violador”. Como si el director de La danza de los vampiros y El bebé de Rosemary se dedicara a perseguir nínfulas para hacerlas suyas por la fuerza. Todo esto cuando la supuesta víctima, Samantha Geimler, ha reiterado que el caso debe ser desestimado, porque aquel encuentro con Polanski, hace más de treinta años, no la traumó ni le provocó daños psicológicos y se resolvió mediante una demanda civil que hizo pagar medio millón de dólares al director.
Pero los políticamente correctos quieren que corra la sangre, del mismo modo como lo desean las conciencias histéricas de quienes acusan a Gabriel García Márquez de virtual pedófilo y de instigador del delito, por haber escrito su novela Memoria de mis putas tristes y, ¡horror!, permitir que se intentara filmarla. Qué miedo debemos tenerle a esa nueva Santa Inquisición disfrazada de oveja progre e izquierdosa.
Es la doble moral, la misma que condena con furia destemplada al adolescente futbolista Martín Galván a quedar fuera del Mundial Juvenil, por haber sido descubierto con una chava en su cuarto de concentración, o la que morbosamente busca que Francisco Palencia y Javier Aguirre continúen odiándose después de ocho años de un supuesto altercado.
Mientras tanto, seguimos haciendo cera y pabilo de Juanito, a quien hace unas noches la actriz Carmen Salinas le dijo a la cara “pero qué pendejo eres”, frente al público que acudió a ver la obra Aventurera.
Nos es muy fácil sentirnos puros y condenar a los demás. Nos gusta jugar con fuego sin ver que, al final, nosotros también podemos salir quemados.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario.

2 comentarios:

judith dijo...

Lamentable el caso del Sr. Polanski, pero habría que preguntarse: ¿Qué hacía una niña de 13 años a solas con un señor mucho mayor que ella? Y sobre todo Por qué la mamá de la niña permitió que éste señor le tomara fotografías? Más bién creo que todo fué mañosamente preparado para poder sacarle una buena suma de dinero a Polansky, hay que recordar lo que pasó con el tristemente célebre Sergio andrade, las mismas madres ponían en sus manos a las pequeñas, deslumbradas por la fama y dinero de que supuestamente les haría ganar el susodicho. En todo los países se cuecen habas, que ni qué.
Y vaya en el caso del tal "Juanito, lo mejhor sería que dejara de causar pena ajena, se la sigue creyendo, ahora amenaza conb regresar y dice que gobernará Iztapalapa porque la gente se lo pide, pobre iluso nadie, nadie votó por él, la gente botó por su partido con la promesa de que Brigada se quedaría. A éste pobre solo en su casa lo conocían pero por revoltoso y golpeador. NO me lo imagino de Delegado, gobernaría con las patas!! Caray, que no lo dejen regresar, eso sería lo mejor.
Saludos.

Su Satánica Majestad dijo...

A mí la Salinas me caga por metiche y porque se escuda en una muy falsa fachada de chabacanería, de "populachería", cuando es más merchandisera que Bill Gates; es como el Alex Lora, que a la menor oportunidad se avienta una rola guadalupana para prender entre los jodidéitors; pinches oportunistas de cagada. Aunque pinche Juanito, sí se lo merecía, y no precisamente por descarriársele al Peje. Sobre el Polanski, puts, pues ni qué decir, me acordé de cuando apañaron a Pete Townshend por su afición a la pornografía infantil, quién sabe, estos weyes están bien locos, y son excéntricos, igual sí, igual no, es como dices, ¿quiénes somos para condenarlos? Aunque si tuviera una hija... tal vez pensaría distinto, ¡qué jorobar!