sábado, 6 de marzo de 2010
Felipe en el país de las maravillas*
La del pasado jueves fue para mí una de las imágenes más elocuentes y clarificadoras del actual sexenio, una que me pintó de cuerpo entero la personalidad real del presidente de nuestro país, la esencia interna de Felipe Calderón Hinojosa. Verlo develar la Copa FIFA y luego tomarla en sus manos, con esa sonrisa y esos ojos de niño fascinado y sin malicia, resultó toda una revelación de la persona que se encuentra dentro del personaje público, del político, del mandatario.
Felipe Calderón parecía un niñote. No lo digo con afanes peyorativos sino meramente descriptivos. La manera como sujetó al hermoso trofeo y la forma como lo contempló, sólo pudo hacerlo alguien con espíritu infantil. Esto puede ser un elogio o no. Depende. Pero la mirada del presidente me dijo que hay en él un individuo cuya visión de la vida sigue teniendo buenas dosis de candor. Esto también puede ser un elogio… o no. Depende.
En un principio se dijo que nadie puede tocar la copa y que al hacerlo, Calderón se saltó las trancas y puso en estado de histeria a los encargados de custodiar a dicho trofeo. Sin embargo, luego se aclaró que los mandatarios de los países que está recorriendo el dorado grial futbolero sí pueden tocarlo y que, por lo tanto, no hubo violación al protocolo (en estos tiempos en que la palabra violación causa tanto escozor, sobre todo si recordamos las pedofílicas patoaventuras del padrecito Marcial Maciel).
Ver a Felipe Calderón con esa expresión de infante me descubrió que el presidente de la república está viviendo, a pesar del denso entorno que lo rodea, en una especie de país de las maravillas, aunque no ciertamente en la versión de Lewis Carroll y mucho menos en la de Tim Burton. Por eso tal vez mira a México con ojos distintos a los de quienes lo miramos de un modo más, digamos, pesimista, como si estuviéramos no en Wonderland sino en el Teatro Fantástico de Cachirulo.
En la visión del presidente, hay una luz al final del horrible túnel. Yo sólo le preguntaría: ¿había necesidad de edificar dicho túnel?
*Publicado hoy en mi columna "Bajo presupuesto" de Milenio Diario.
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3 comentarios:
Don Hugo:
Nuevamente, una buena columna, aunque yo me ría más por el sendero de que estamos ante la mirada de un hombre ávido de verse exitoso, de que le reconozca, que le levanten un pulgar como opinión, o ya de perdida, unas palmaditas en la espalda. Y si el trofeo FIFA le sirve para ello, ¡¡que mejor!!. La verdad, esta elite polítiquera nuestra está cada vez más perdidita y extraviada, que hasta a polígrafos intenta, desesperadamente, someterse con tal de llamar nuestra posmoderna atención.
Ni madres Ricardo !!!. Una muestra màs còmo se las gasta nuestro preciso y la realidad resùlta màs que dolorosa, resluta patètica y escalofriante, yo no creìa creer que el señor no sabìa lo que hacìa en tremenda silla, no me cabe la menor duda ahora, esa ahì divirtièndose estando en OTRA realidad. Que se chinguen los que no estan cerca de èl. El señor no necesita que le levanten un pulgar o que le den una palmadita en el hombro por que sencillamente, èl personalmente no lo necesita. Saludos.
He visto mayor corrosividad en esta columna hacia otros personajes. Pensé que sólo en La Jornada se tomaba partido hacia uno u otro bando (aunque ahora sí ya ni cómo saber si hay bandos, con toda la promiscuidad política que campea en este país).
¡A esta llamo una crítica respetuosísima, desodorizada y buena onda (cual debe de)! Las demás que se las lleven esos cómicos involuntarios de Tabasco, ¿verdad?
¡Arriba la imparcialidad, pero sobre todo, el buen gusto!
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