jueves, 6 de junio de 2019

El verdadero médico brujo

Me entero con tristeza de la muerte, el día de hoy, del gran Malcom John Rebennack Jr, mejor conocido como Dr. John. Descanse en paz este gran representante de la música de Nueva Orleans. Hace siete años escribí este artículo sobre él para la Revista Nexos. Lo republico aquí in memoriam.


“When the levee breaks / I’ll have no place to stay” (Cuando el dique se rompa, no tendré lugar para quedarme). La letra del antiguo blues compuesto en 1929 por Kansas Joe McCoy y Memphis Minnie se refiere a la gran inundación de 1927 en el delta del río Mississippi, pero sus ecos volvieron a sonar atronadores cuando, en 2005, los diques de la ciudad de Nueva Orleans no soportaron la embestida del huracán Katrina y la apacible metrópoli del jazz, el blues, el zydeco y el cajún; la afrancesada y legendaria urbe del vudú, los caimanes y la comida criolla; la cuna de enormes músicos como Sidney Bechet, Jelly Roll Morton, King Oliver, Louis Armstrong, Professor Longhair, Earl Hines, Lester Young, Champion Jack Dupree, Lonnie Johnson, Fats Domino, Little Richard, The Neville Brothers, Allen Toussaint y Wynton Marsalis, entre muchos otros, se vio devastada por la furia de aquel salvaje fenómeno de la naturaleza.
   Hasta ese momento, Nueva Orleans permanecía sumida en una especie de largo letargo y pocos pensaban en ella. Sin embargo, a partir de Katrina todo cambió y la ciudad conocida como The Big Easy, la gran facilona, se convirtió en zona de desastre.
   Mucho tiene que ver Katrina en el nuevo y excelente disco de Dr. John, uno de los músicos más identificados con la mayor localidad del estado de Louisiana. Malcolm John Michael Creaux “Mac” Rebennack Jr. nació en Nueva Orleans en 1940 y fue ahí donde tuvo sus inicios musicales. No obstante, su consolidación se dio en Los Ángeles, a donde emigró en 1963 para trabajar como músico de sesión, hasta que en 1968 se convirtió en solista bajo el nombre y la personalidad de Dr. John. Fue en dicha ciudad californiana donde nació este extraño personaje que pronto se convertiría en mito y cuya música, basada en su extraordinaria calidad como pianista, de inmediato se asoció sin embargo con el ambiente, las leyendas y los misterios de Nueva Orleans.
   Con su primer álbum, el hoy clásico Gris-Gris de 1968, Rebennack dio nacimiento al llamado swamp rock. Este rock pantanoso, en el que se mezclaban el rhythm and blues y el soul con el misticismo vudú, fue asociado de inmediato con la región neoorleanesa, gracias a temas como “Mama Roux” o “Gris-Gris Gumbo Ya Ya”, en los que ya estaba presente el inconfundible estilo de este músico y esa voz tan suya, con un timbre chillón y agudo, muy semejante por cierto al de su contemporáneo Leon Russell.
   44 años más tarde y casi 30 discos después, Dr. John sigue en plenitud de forma y presenta, en este 2012, su primer trabajo discográfico para la prestigiada disquera Nonesuch, y uno de los más brillantes de su carrera: el fabuloso Locked Down.
   Ya en 2010, el buen doctor, conocido también como “The Nite Tripper” (el viajero nocturno), nos había deleitado con el magnífico Tribal, pero con Locked Down ha ido más allá, gracias a la colaboración, como productor, compositor y músico, nada menos que de Dan Auerbach, el líder y cerebro de The Black Keys.
   Cuando Auerbach y Rebennack se conocieron, apenas el año pasado, el guitarrista de 33 años le dijo al pianista de 71 que quería producirle un disco. Así de fácil se lo propuso y así de fácil el viejo lobo de mar le dio el sí. Auerbach le presentó varias propuestas de canciones a las que Rebennack les adaptó las letras y con un grupo de jóvenes músicos se encerraron durante algunas semanas en el estudio de grabación del primero, en Nashville. El resultado fue esa colección de diez temas que constituye Locked Down.
   El flamante plato puede relacionarse con álbumes como el Time Out of Mind (1997) de Bob Dylan o el Bad as Me (2011) de Tom Waits, ya que, al igual que éstos, constituye al mismo tiempo una vuelta de tuerca y la creación de una obra única, notable, llena de magia y fascinación.
   Locked Down mezcla al swamp blues, el voodoo funk, el rock primigenio, el gospel y el afrobeat con la calidad de producción en estudio que se logra hoy día y obtiene un sonido al que podríamos llamar retro-moderno. El resultado es impecable pero en absoluto pasteurizado. Por el contrario, ahí está ese canto grasoso, espeso, rasposo, sensual que caracteriza a la música de Dr. John y eso resalta en todos y cada uno de los cortes que conforman al disco.
   Feliz combinación la de Rebennack y Auerbach para una obra mayúscula… y entrañable.

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