lunes, 13 de enero de 2020
Fragmento de posible novela
Braulio se levantó de su asiento y lanzó un profundo suspiro. Estaba preocupado. Muy preocupado. Angustiado de ver cómo treinta millones de mexicanos le habían otorgado a un sujeto mañoso, ignorante y taimado nada menos que la presidencia de la república y no sólo eso: también las dos cámaras legislativas y la mayoría de las gubernaturas. López y su camarilla de impresentables, constituida por una mezcla antinatura de viejos ex políticos priistas, oportunistas políticos panistas, religiosos evangélicos del ultraconservadurismo más rancio y un muestrario delirante de la fauna izquierdosa, con algunos sobrevivientes del Partido Comunista y gente de la academia universitaria más radical y anquilosadamente marxistoide, estaban a punto de ser los dueños del país. Porque así se sentían ellos y lo mostraban a cada paso, en cada declaración, en cada actitud, en cada pose altanera y soberbia. Eran los ganadores y se disponían no a servir a los ciudadanos, sino a servirse con la cuchara grande, sin importar las consecuencias.
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