sábado, 19 de julio de 2008

Realidades paralelas*


Algunas teorías metafísicas hablan sobre la existencia de realidades paralelas. Hay muchos que creen en eso y hasta afirman que en estos momentos, a la par de la realidad donde vivimos, hay otras varias que se desarrollan en direcciones muy diversas y hasta contrarias. No conozco alguna prueba científica al respecto, aunque quizá la haya (tal vez el maestro Luis González de Alba podría ilustrarnos desde ese punto de vista que el tan bién conoce, el de la ciencia).
El hecho es que, en algunos ámbitos de nuestra realidad conocida, hay individuos que viven en realidades paralelas que ellos mismos se construyen. Los ejemplos abundan. Ahí está Manuel Espino, quien desde el (¿existente o inexistente?) Yunque nos describe, en su libro Señal de alerta (órale con el título), un panorama político actual lleno de intrigas palaciegas, traiciones, enjuages y demás cochinadas, acerca de las cuales, como hombre sin resentimientos que es (je), nos advierte con patriotismo intachable (rejé). Ya no hablemos de Andrés Manuel López Obrador, quien lleva dos años metido en una realidad paralela convertida en su propia caricatura (presidencia legítima, adelitas, corte de los milagros, etcétera).
Otro entrañable amigo de las realidades paralelas (o para-lelas) es el inefable Hugo Sánchez, quien ha reaparecido para acusar con índice flamígero a sus enemigos (¡nombres, nombres!), a quienes tilda de traidores. Desde su huguiña realidad, el ex Niño de oro dice que él no tuvo la culpa de la eliminación de la selección olímpica y que todo fue causado por un compló en su contra (por cierto, el caso reciente más divertido de realidad paralela ha sido el del Sven Goran Eriksson Región 4 que nos recetaron hace unos días).
Lástima que los ciudadanos de a pie no podamos construir una realidad paralela, en la cual los personajes públicos asuman sus responsabilidades y actúen como deben actuar. Pero eso es como pedirle peras al olmo, un árbol que –como se sabe- da manzanas. Al menos así sucede en mi propia realidad paralela.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario.

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