lunes, 8 de noviembre de 2010
El (leve) desánimo
No puedo definir con claridad la causa real. Me queda claro que no es depresión. Ni siquiera es tristeza. Tal vez algo de melancolía, sí. Es una sensación como de leve desánimo, como de cumplir con lo que tengo que cumplir y hasta ahí. Es posible que me haya sobrevenido a partir de la muerte de mi hermano Sergio. Por lo menos coincide más o menos con esos días de mediados de septiembre pasado. No lo sé. No me agrada. Necesito recuperar mi alegría por vivir, volver a crear, a planear nuevos proyectos o a retomar los que ya están. Todo menos dejarme arrastrar por este sentimiento de languidez, de dejadez.
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