miércoles, 20 de julio de 2011
Sexo, drogas y Mick Jagger*
Son sustantivos que van de la mano: sexo, drogas y Mick Jagger, el sempiterno frontman de los Rolling Stones, quien a pesar de que es hoy un sexagenario más o menos saludable, lleva en sus hiperquinéticas caderas un pasado turbulento, escandaloso, plenamente rocanrolero. Uno mira la irónica sonrisa de ese viejo joven que aún es Jagger a sus casi sesenta y ocho años y no puede menos que sonreír también, con una mezcla de complicidad y envidia, ante todo lo que el de la bocaza ha vivido a lo largo de medio siglo de vertiginosa y alucinante carrera al lado de sus compañeros directos de correrías (en especial de Keith Richards) o de muchos otros y otras con quienes se ha topado en el camino (la lista va desde David Bowie y Lou Reed hasta Marianne Faithful y la mismísima Carla Bruni, actual esposa del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy).
Una mujer cada diez meses
Se dice que son más de sesenta las novias, esposas y amantes que ha tenido el cantante de los Stones a lo largo de su existencia. Si tomamos en cuenta que la vida sexual de un varón se inicia por ahí de los doce o trece años de edad, tenemos que el buen Mick ha disfrutado en promedio de la compañía de más de una mujer por año (algo así como una cada diez meses, si nos ponemos estadísticos). Nada mal para un tipo de la clase media inglesa, nacido en Dartford el 26 de julio de 1943.
Una de las primeras novias de Jagger fue Chrissie Shrimpton, típica joven inglesa de clase media y muy bien vista por los padres del vocalista. Con ella, él fue por un tiempo un compañero devoto y hasta más o menos cursi, tanto así que cuando años después Chrissie quiso publicar las cartas de amor que Mick le enviaba, este interpuso un recurso legal para impedirlo. No quería que se supiera lo meloso que era en esos días. Entre las canciones que Jagger le escribió (no muy románticas, por cierto) estaban “Under My Thumb”, “19th Nervous Breakdown” y (muy sintomático) “Stupid Girl”. Rompieron en 1966, quizá porque el entonces imberbe veinteañero la engañaba con la preciosa Jane Ormsby-Gore, cuyos impresionante ojos azules inspiraron esa dulce canción de 1966 que es “Lady Jane”.
La hermana morfina
El primer gran amor de Jagger, sin embargo, fue la cantante Marianne Faithful, quien inicialmente se había hecho amante de otros dos de los Rolling Stones: Brian Jones y Keith Richards. Pero fue Mick quien al final se quedó con ella. En 1964, a sus dieciocho años, la bella y sensual rubia había grabado un cover de la stoniana “As Tears Go By”, con el cual logró cierta fama, pero su verdadera notoriedad se dio cuando todo el mundo la miró como “la novia” del vocalista de los Stones. La joven se dejó llevar por los excesos y se hundió en la vorágine de las drogas de una manera aún más acelerada que la de sus propios mentores. Se cuenta que durante un fin de semana en Sussex, la policía allanó el domicilio donde se llevaba a cabo una orgiástica fiesta y Jagger y Richards fueron arrestados por posesión de drogas. Fue un escándalo ampliamente cubierto por los tabloides ingleses y que reforzó la imagen de las Piedras Rodantes como sujetos promiscuos y viciosos y un pésimo ejemplo para la conservadora sociedad británica de aquellos años. Según las propias autoridades, al momento de ser detenido, Mick se encontraba desnudo, con la cabeza sumida entre las piernas de Marianne, mientras comía de una barra de chocolate estratégicamente colocada en el sexo de la rubia.
Cuando la pareja finalmente rompió, Faithful se sumió durante algún tiempo en la adicción a la heroína y se convirtió en una vagabunda. Le llevaría algunos años rehabilitarse y poder retomar su carrera, su vida… y su alocada amistad con los Rolling Stones, quienes le escribieron canciones como “Let’s Spend the Night Together”, “She’s a Rainbow”, “Sister Morphine", “Wild Horses” y “You Can’t Always Get What You Want” (cabe señalar, como dato curioso, que la cantante es descendiente del noble austriaco Leopold Sacher-Masoch, autor de la mítica novela erótica Venus in Furs y cuyo segundo apellido dio origen al término masoquismo).
Un volcán llamado Anita Pallenberg
Mientras Mick Jagger estaba con Marianne Faithful, su compañero Brian Jones tenía un amorío con la guapísima y explosiva modelo italiana Anita Pallenberg, de veintiún años. Sin embargo, en 1967, ésta se enamoró de Keith Richards y decidió abandonar a Jones, quien fallecería en extrañas circunstancias un año más tarde. Con Richards duraría trece años y sería madre de dos hijos suyos: Marlon y Angela.
Anita tenía inquietudes de ser actriz y en 1968 filmó Performance, una cinta de Nicolas Roeg en la que el rol principal lo llevaba Mick Jagger. Pallenberg lo ha negado siempre, pero se dice que durante la filmación, el cantante y la modelo se hicieron amantes a escondidas de Keith, quien en su reciente autobiografía, Life, confirma dicha relación clandestina y afirma que el hecho estuvo a punto de terminar con la existencia de los Rolling Stones. Hay una canción del grupo inspirada por Anita: “You Got the Silver”.
La fama de mujeriego de Mick Jagger iba in crescendo. En 1969 conoció a Marsha Hunt, una muy bella actriz negra que había logrado cierto renombre por su actuación en la ópera rock Hair. Marsha sería importante por tres circunstancias: 1. Fue ella quien recomendó al guitarrista Mick Taylor como sustituto de Brian Jones. 2. Dio a Jagger su primer hijo, Karis, nacido el 3 de noviembre de 1970. 3. Los Stones le escribieron el sensacional tema “Brown Sugar”.
Bianca que te quiero Bianca
Parecía que la vida de Mick Jagger se estabilizaba y que comenzaba a sentar cabeza y a alejarse de las drogas y el sexo libre. Esto se volvió más notorio cuando inesperadamente se anunció su boda, pero no con Marsha “Azúcar morena” Hunt, sino con una modelo nicaragüense de extraña hermosura: Bianca Pérez Moreno, rica heredera e integrante del más exclusivo jet set europeo.
Bianca y Mick se casaron en 1971, cuando ella llevaba ya en su vientre a su hija Jade. El matrimonio duraría ocho años y en ese tiempo, el “sucio” cantante de los diabólicos y subversivos Rolling Stones se convirtió en miembro asiduo de la más alta e impoluta sociedad internacional (lo cual, por cierto, no lo sustrajo –sino todo lo contrario- de una doble vida, sobre todo en el terreno sexual).
Jagger aún estaba casado cuando en 1976 conoció a la modelo Jerry Hall, quien en ese entonces era la novia del front man de Roxy Music, Bryan Ferry. Un año después ya eran amantes y así permanecerían durante varios años, hasta que decidieron casarse en 1990 (Mick se había divorciado de Bianca en 1979).
Seductor serial, predador sexual
Durante los trece años que duraron como amantes y los nueve que permanecieron casados (tuvieron cuatro hijos, entre ellos la guapa Lizzie que engalana las páginas de este número de Playboy), las infidelidades de Mick Jagger continuaron en forma vertiginosa. Tanto así que en su libro de memorias, My Life in Pictures, Jerry Hall califica a su hoy ex marido como “un predador sexual” y “un seductor serial que reemplazó a las drogas con el sexo”. Aunque presume de ser quien alejó finalmente de la drogadicción al músico, no puede ocultar su frustración por la cantidad de mujeres que pasaron por la cama de éste a lo largo de las más de dos décadas que convivió con él.
Pero la gota que derramó el vaso fue otra modelo, una más en su haber: la brasileña Luciana Giménez, a quien Jagger no solo hizo su amante sino con la que también tuvo un hijo, motivo suficiente como para que Hall decidiera al fin divorciarse de él.
Mitos y leyendas
Son muchos los rumores sobre la vida de excesos del gran Mick. Algunos de seguro son falsos, otros muy posiblemente tengan alguna dosis de verdad. Así, se suele hablar de su bisexualidad y de que tuvo relaciones con David Bowie, Lou Reed (cuando menos existen fotos de ellos mientras se besan en la boca) y el antiguo representante de los Stones, Andrew Loog Oldham. En sus memorias, éste escribió que en 1964 pasó una noche en la cama con el cantante y que fueron sosprendidos por la madre del propio Oldham. Sobre el tema, Keith Richards comentó alguna vez que en realidad no tenía idea de si su antiguo colega se había acostado con hombres. “No estoy ahí cada día para verlo. Pero hubo tiempos muy locos en los que vivíamos a tope”, dijo con ambigüedad.
Otra controversia tiene que ver con el tamaño del pene de Jagger. A pesar de su fama de Casanova, misma que haría pensar en las cualidades de su miembro, una de sus ex amantes, la supermodelo Janice Dickinson, reveló en el programa de radio de Howard Stern que el líder de los Rolling Stones “tiene el pene más pequeño que he visto jamás. Él es el desagradable Sir Mick con su pequeño dick (pene)”. Richards refuerza esta version en su reciente libro autobiográfico, aunque la ofendida Jerry Hall ha salido a la defensa de su ex marido para afirmar que lo que escribió Keith “es producto de la envidia”.
Como sea, cuenta la leyenda que entre las mujeres que compartieron alguna vez las sábanas con el autor de la letra de “I Can’t Get No (Satisfacion)” estuvieron Linda McCartney (antes de conocer a Paul), Brigitte Bardot, Tina Turner, Madonna, Uma Thurman, Milla Jovovich y Bebe Buell, madre de Liv Tyler, la hija del cantante de Aerosmith Steven Tyler, quien siempre quiso ser el Mick Jagger estadounidense.
Famous last words
Pero, ¿qué dice de todo esto el propio Mick Jagger? Flemático e irónico, el músico nunca se ha preocupado demasiado por explicar su conducta. Sin embargo, hay por ahí un comentario suyo, más o menos reciente, que refleja lo que piensa al respecto.
“La verdad es que resulta mucho mejor seguir saliendo con chicas hermosas que convertirse en un viejo amargado que se la pasa recluido en un bar, hablando de lo glorioso que fue durante los años sesenta”, dijo en esa ocasion, con delicioso cinismo.
Asimismo, en el documental Being Mick, para el Channel 4 londinense, agregó: “Por muchos años he cuestionado los valores morales que pregonan instituciones como la Iglesia de Inglaterra. No entiendo cómo funcionan esos valores. Yo tengo los míos propios, sobre todo en lo tocante a las relaciones amorosas, pero no voy a hacerlos públicos. Lo que sí puedo decir es que no creo que el matrimonio sea necesariamente el estado perfecto para toda la gente. No para mí, al menos”.
*Publicado en la edición de este mes de la revista Playboy México.
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