Disculpará el lector que hable de una situación personal,
pero resulta sintomática y la padecemos muchos de los que colaboramos en los
medios de comunicación.
Cuando en
los años noventa del siglo pasado empecé a escribir sobre rock, en la sección
cultural del diario El Financiero (que dirigía y aún dirige Víctor Roura) y en
la revista La Mosca en la Pared (que dirigía este escribidor), mis críticas al
rockcito que se hacía en México y muy específicamente a la música de Caifanes
hicieron que se me empezara a considerar como un enemigo de los grupos en
general y de Saúl Hernández, actual vocalista de Jaguares, en particular. Hoy
día, en mucha gente prevalece la idea de que siento odio contra Hernández. Nada
que ver. Las tres veces que tuve contacto con él, se portó más que amable
conmigo y nada personal puedo sentir contra su persona. Es sólo su obra lo que
no me agrada del todo. Pero existe un consenso que afirma, tajantemente, que
odio a Saúl.
Algo
similar acaba de generar mi columna del sábado pasado (“¿Un Peje con piel de
oveja?”). Además de los insultos e improperios de costumbre y del surgimiento
de un par de trolls francamente desquiciados, varios lectores me preguntaron en
Twitter, facebook y uno de mis blogs por qué odio a Andrés Manuel López
Obrador, en una especie de déjà vu de lo que viví en el caso de Saúl Hernández
y que me sigue dejando perplejo.
¿Por qué a
una simple crítica, que no es sino una mera opinión subjetiva, algunos la ven
como una manifestación de rencor, de odio, de rabia? ¿Por qué, además, le dan
una importancia astronómica y en automático la descalifican y ponen en su negra
lista de enemigos a quien no comparte sus ideas y puntos de vista?
Así pues,
que quede claro: no odio a Andrés Manuel López Obrador, como tampoco odio a
Saúl Hernández. Seguiré ejerciendo la crítica acerca de ellos y acerca de
quienes considere criticables en cualquier ámbito... , aunque con eso me gane
el odio temible de sus seguidores.
*Publicado el día de hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
*Publicado el día de hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
2 comentarios:
Yo creo que no eres tú, je. La gente no asimila lo que lee, está polarizada y es reactiva. No razona los argumentos, no tiene que aportar. Es muy difícil expresar algo sinceramente y no causar escozor. Se siente uno como "sin salida" ante tales personajes.
Con todo el morbo que puede desatar esto, me pregunto, ¿Qué opinara HGM del reencuentro y la posterior gira de los Caifanes? Me gustaría leer un articulo sobre esto. Saludos!!
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