domingo, 20 de julio de 2014

La mujer de Benjamín

Yo juraba que ya la había visto, pero creo que no. Al menos no recordé una sola escena al verla anoche en MUBI. La mujer de Benjamín, realizada por Carlos Carrera en 1991, célebre película del cine nacional de esa década; retrato de un pueblo en una provincia mexicana entre creíble e inverosímil; historia que remite a la de La bella y la bestia (Jorge Ayala Blanco dixit) pero en versión condechi; fábula apanicada sobre un hombre gordo, feo e imbécil que se enamora de una joven hermosa, sensual y cabrona y la obliga (otra vez inverosímilmente) a vivir con él en su casa; cuento moral sin moraleja clara que sin embargo nos lleva a la conclusión de que secuestrar a alguien "por amor" a lo único que lleva es a ser humillado, burlado, manipulado, robado, ridiculizado y simbólicamente raptado.
  Protagonizada por Eduardo López Rojas (Benjamín) y una muy guapa, cachonda y joven Arcelia Ramírez (Natividad), la cinta se deja ver, es divertida, pero no puede escapar de todos esos afanes pretensiosos de intelectualidad que desde hace ya mucho tiempo padece la cinematografía mexicana.
  Varios personajes caen en el cliché y se les mira de manera un tanto prejuiciosa y esquemática. Falta en el director una mayor identificación con ellos: ya sea con la hermana de Benjamín y su constante amargura y mal carácter que esconden un corazón sensible y débil o con la madre de Natividad y su carácter regañón pero imposibilitado de imponer disciplina y respeto o con el tío desmadroso que es capaz de aconsejar a un cuasi oligofrénico que se lleve a vivir a su sobrina con él sin importar que para ello deba robársela o el curita de pueblo, libidinoso, cínico y demagógico, que juega con los deseos ocultos de las mujeres beatas para que le llevan de comer o hasta le alivien sus calenturas o el comerciante camionero galán y pagado de sí mismo que cree que todo lo puede y al final es madreado por el personaje más improbable.
  Vale la pena ver La mujer de Benjamín, pero no es ni por asomo la película más gozosa de nuestro cine. No sé si con el tiempo perdió la frescura... o si alguna vez la tuvo.

1 comentario:

Antonio Martínez dijo...

En su tiempo parecía transgresiva.