martes, 29 de julio de 2014

Los sueños calientes de Timber Timbre

Hay cosas muy injustas en el mundo de la música. Cosas imperdonables. Por ejemplo que un proyecto tan espléndido y original como Timber Timbre permanezca en el más inaceptable de los ostracismos, en un cuasi anonimato.
  Se dirá que así debe ser con las propuestas de culto y tal vez sea cierto. Pero cada vez que escucho la música oscura, siniestra, ominosa y al mismo tiempo dulce, sensual y provocativa de este grupo canadiense, pienso que tendría que llegar a un mayor número de oídos, a un mayor número de mentes, a un mayor número, sí, de corazones.
  Con dos discos oficiales de larga duración en su haber (Timber Timbre de 2009 y el extraordinario Creep on Creeping de 2011, aunque antes grabó otros dos de manera independiente), la agrupación encabezada por el compositor, multiinstrumentista y crooner extraordinaire Taylor Kirk acaba de poner en circulación su flamante tercer álbum, una absoluta maravilla cuyo sonido resulta más davidlynchiano que el que existe en los discos del propio David Lynch.
  Hot Dreams (Art & Crafts, 2014) es un trabajo pleno de elegancia y sutileza, pero también de una fuerza soterrada que se va manifestando, poco a poco, de manera incisiva y fascinante, en cada una de las diez canciones que lo conforman. Desde la inicial y envolvente “Beat the Drum Slowly” hasta la concluyente y tétrica “The Three Sisters” (junto con “Resurrection Drive Part II”, las dos piezas instrumentales del plato), el cuarteto nos conduce por diversos estilos y atmósferas, ya sea el soul lujurioso de “Hot Dreams”, la acompasada psicodelia de “Curtains?!”, el cinemático cinematográfismo de “Bring Me Simple Men”, el ánimo como de spaghetti western de “Grand Canyon”, la intensidad clasicista de “This Low Commotion” (grandiosa composición) y “The New Tomorrow” o la belleza baladesca y elvispresleyana de “Run for Your Life” (otra joya, algo así como una “Love Me Tender” apocalíptica).
  Hot Dreams es una obra suprema, un álbum fuera de serie que debe ser escuchado con tanto placer como urgencia.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

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