sábado, 31 de agosto de 2019

¿Se pretende dar un golpe de Estado suave en México?


A poco más de diez meses de haber tomado posesión, el gobierno encabezado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, vive momentos complicados, especialmente en dos rubros que fueron la base de su campaña y por los que 30 millones de votantes lo llevaron a Palacio Nacional: la lucha contra la corrupción y la lucha contra la inseguridad. A ello se suma la fallida estrategia económica que ha llevado al país a un paupérrimo crecimiento de 0.1 por ciento, contra el 2 por ciento que había prometido López Obrador para este año.
  El prometido combate contra la corrupción no se ve todavía. Aunque existen investigaciones contra funcionarios del sexenio pasado, como el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, y la ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, hasta ahora no se ha tocado a la cúpula del gobierno de Enrique Peña Nieto, a pesar del consenso que existe acerca de la corrupción rampante que se dio durante su sexenio. Para empeorar las cosas, dentro de la llamada Cuarta Transformación (4T) hay signos de crecientes irregularidades, como el hecho de que se otorguen licitaciones directas y sin concurso a amigos del presidente, la falta de transparencia en las obras faraónicas que planea el régimen (el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas, el Tren Transístmico) o escándalos como el del ex superdelegado en Jalisco y sus multimillonarios negocios dentro del rubro farmacéutico. Hay muchos conflictos de interés, como lo señaló Carlos Urzúa en su carta de renuncia como secretario de Hacienda.
  En lo que toca a la violencia, cito al periodista Carlos Loret de Mola en su columna del diario El Universal de este jueves 8 de agosto: “Me acuerdo de un Andrés Manuel López Obrador que decía que la violencia se resolvería desde el primer día de su gobierno. Hoy lo que hay es un presidente que lleva más de medio año en el gobierno y los índices de delincuencia están en récord histórico. Me acuerdo de un Andrés Manuel López Obrador que criticaba los operativos que sólo pateaban el avispero. Hoy lo que hay es un presidente cuyo principal operativo antidelincuencia, el ejecutado en Guanajuato contra los huachicoleros, tiene hoy a ese estado en segundo lugar nacional de ejecuciones”. La violencia está desatada y parece incontrolable, incluso en la Ciudad de México que durante años se había mantenido relativamente tranquila y hoy vive su peor etapa en décadas.
  En medio de varias tormentas que el presidente se empeña en negar todos los días, durante sus conferencias mañaneras (su frase “tengo otros datos” se ha vuelto ya materia de chacota entre la gente), ha surgido, desde dentro de la propia 4T una teoría conspiratoria acerca de que “la ultraderecha” está preparando lo que se denomina como un golpe de Estado “suave” o “blando” contra el gobierno y que para ello existe todo un entramado de intereses oscuros e inconfesables.
  El creador de esta teoría es el cineasta Carlos Mendoza Aupetit, director de la compañía de cine Canal 6 de Julio. Entrevistado por el diario La Jornada, el pasado 15 de julio (sorprendentemente, la nota fue destacada en la primera plana del diario con el título: “Canal 6 de Julio: se fragua ‘golpe de Estado blando’ contra AMLO”), Mendoza afirma que la preparación del golpe se daría “mediante la difusión de campañas y mensajes en los medios de comunicación y las redes sociales, la organización de grupos opositores y la promoción de movilizaciones de protesta, la provocación a la autoridad, la propagación de noticias falsas y rumores, entre otras maniobras” y que con ello “se pretendería deslegitimizar primero y derrocar después al gobierno de la Cuarta Transformación, en una acción similar a lo que ha sucedido en la década reciente en otros países latinoamericanos, como Honduras, Argentina o Brasil”.
  Luego de negar que se trate de una mera teoría de la conspiración, el cineasta, ampliamente identificado desde hace cuando menos 13 años por su filiación lopezobradorista, menciona que la receta para dar golpes de Estado suaves fue ideada por el politólogo estadounidense Gene Sharp, en su ensayo De la dictadura a la democracia, en el que expone cinco pasos para quitar a presidentes de izquierda. Según esto, “se comienza con una fase de ablandamiento, en la que hay medios que intentan crear malestar y desesperanza social; sigue la deslegitimación y la difusión de comentarios adversos al gobierno, mofas y noticias falsas. Después viene el calentamiento de las calles, con la promoción de constantes movilizaciones de protesta. El siguiente ingrediente es la combinación de todas las formas de lucha: corren rumores, se crea una falsa carestía, se acusa al gobierno de incompetente y se inician causas judiciales injustas contra gobernantes. La última etapa es la fractura institucional, en la que las causas judiciales prosperan, los medios lo apoyan y los gobiernos caen”.
  Dice Carlos Mendoza que todo apunta a que en México se están ejecutando ya los primeros pasos para dar ese golpe blando y para ello ya tiene listo un documental que estrenará próximamente y con el cual busca “alertar” al país. El filme lleva como título En nombre de la libertad, 4ta transformación y ultraderecha y se presenta como "una investigación a fondo". 
  El video denuncia que detrás de este virtual complot se encuentran organizaciones como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) “que auspicia golpes suaves en América Latina” y “asiste a grupos extremistas y opositores en Venezuela y otros países de la región, así como a fundaciones y sociedades que argumentan defender la libertad”. Otros grupos acusados por el documental son “las estadunidenses Red Atlas, Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) y el Instituto CATO, que a su vez recibe fondos de las Industrias Koch, el segundo conglomerado industrial de Estados Unidos”. Ello para no hablar de Students for Liberty que, según Mendoza, “recluta estudiantes en universidades públicas y, a través de una de sus ramas, busca registrar un partido político ante el Instituto Nacional Electoral. Su principal directivo es Alexander McCobin, quien proviene del CATO, y una de sus aliadas más visibles es la conferencista guatemalteca Gloria Álvarez, coautora del libro El engaño populista, proyecto para el cual tuvo el apoyo de Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa, también relacionado con dicho instituto”.
  Con tono denunciante, el documental menciona como pruebas de la conspiración “las campañas robotizadas en las redes sociales que se mezclaron con las críticas a López Obrador en momentos como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, la muerte en un accidente aéreo de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y su esposo o durante las semanas en las que hubo desabasto de gasolina en varias ciudades del país”.
  Rotundo, el director de Canal 6 de Julio declara en la entrevista: “Estamos hablando de una derecha y un capitalismo que no toleran ninguna intervención frente al mercado. No toleran que nadie se salga del modelo, ni siquiera lo poco o no tan poco que está haciendo López Obrador”. Aunque matiza: “No toda la crítica al gobierno debe ser interpretada como parte de un plan para dar un ‘golpe suave’. La crítica tiene que estar, es bueno que la haya, incluso la más dura. El problema es cuando se disfraza de crítica a un afán desestabilizador que en última instancia pretende derrocar a un presidente por vías no democráticas”.
  Muchos comentaristas y simpatizantes de la 4T han tomado la teoría del golpe blando como un hecho y lo han difundido masivamente en diversos medios y redes sociales, caso del columnista Fabricio Mejía Madrid, quien en la revista Proceso hace eco de ella (Julio 28 de 2019), o el monero Rafael Barajas, “El Fisgón”, que en un tuit fechado el día 27 de julio escribe: “Hay señales muy claras de que la derecha ya echó a andar un golpe blando para echar abajo al gobierno de AMLO. Es momento de defender el cambio verdadero. No debemos regresar a la pesadilla neoliberal”.
  Sin embargo, esas “señales muy claras” no se han comprobado, más allá de las palabras y los dichos de Carlos Mendoza y su película.
  Del otro lado del espectro periodístico y político, el columnista Pablo Hiriart escribió en El Financiero: “La maquinaria de propaganda de Morena quiere difundir la especie de que está en marcha una conjura para derrocar al gobierno. Introducir ese lenguaje en la conversación pública es perverso y dañino. También es el inicio de su desesperación. Comienzan a inventar culpables y enemigos donde no los hay, pues hasta ahora sólo existen críticos de un gobierno que ha arrancado mal y no tiene intenciones de corregir”. Y más adelante: “Canal 6 de Julio está haciendo un documental para convencernos a los mexicanos de que está en marcha un golpe de Estado contra su líder… Todo este entramado demencial de los propagandistas de López Obrador apunta a criminalizar a los críticos. La ‘difusión de comentarios adversos al gobierno’ es, en opinión de uno de los brazos mediáticos del lopezobradorismo, un delito: golpismo, sedición. Son también un paso golpista ‘las movilizaciones de protesta’. Así son los autoritarios, inventan enemigos y conspiraciones para cubrir sus fracasos”.
  Hasta el momento, no se ha anunciado cuándo será el estreno de En nombre de la libertad, 4ta transformación y ultraderecha.

(Reportaje que me publicó la versión en español del sitio del diario estadounidense Los Angeles Times)

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