Luego de terminar su primer período presidencial el general Díaz fue sustituido por Manuel González.
Una tarde llegó Díaz a visitar a su compadre, el presidente de la república, y le comentó:
—La verdad es que no tengo ambiciones presidenciales, compadre.
El presidente González no contestó nada, pero comenzó a buscar entre los cajones de su escritorio.
—¿Qué busca, compadre?
—Al pendejo que se lo crea, compadre.
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