–Nos vemos en mi casa.
–Perfecto, porque sería horrible que nos viéramos en tu casa.
–Por eso digo que en mi casa.
–¿No podría ser mejor en tu casa?
–Nanay. En mi casa.
–Sí, siempre pensé que sería mejor vernos en tu casa. En otro lado, tu casa, por ejemplo, sería fatal.
–Tienes razón, lo mejor será que sea en mi casa.
–Entonces, ¿en tu casa?
–Cómo crees. Será en mi casa.
–Tu casa es horrible.
–Espantosa.
–Bueno, en tu casa, ¿verdad?
(De perfil, de José Agustín. Amo este diálogo delirante entre Queta Johnson y el protagonista sin nombre de la novela)
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