jueves, 6 de diciembre de 2007
No hay quinto malo
Ayer tuvimos el programa número cinco de La Mosca en Radio y a pesar del estrujamiento sentimental (eufemismo para no decir madrazo amoroso) que había yo sufrido un par de horas antes (ver entrada anterior para entender o suponer de qué estoy hablando), me sentí muy bien a lo largo de la emisión. P y yo tuvimos como invitadas a Mamá Mosca (quien respondió al aire las cartas de dos lectoras) y a Elena Santibañez, columnista (“La tela de Penélope”) y entrevistadora (Sr. González, Las Horas Muertas...) de la revista. Se habló de temas como el aborto, las relaciones sentimentales, Henry Miller, Eusebio Ruvalcaba, el sexo, la falsa moralidad, etcétera, todo ello acompañado de muy buena música (desde Bikini Kill hasta Fabienne Delsol). Sé que el programa apenas va tomando forma y que nos falta incluir más cosas (que se irán conociendo de manera paulatina), pero siento que cada vez hay una mejoría y que pronto va a ser más dinámico, ilustrativo y divertido. Salimos a las siete y pico, nos despedimos de las invitadas y acompañé a P a tomar un taxi. Ella había llegado a mi casa desde la una de la tarde, para preparar la emisión, y tuvimos una plática en la cual -explícita y sobre todo implícitamente- me reveló cosas que me sacudieron, pero creo que no tan fuerte como hubiera sido en otros tiempos (pregúntenle a M). A final de cuentas, veinticuatro horas después de esa charla me doy cuenta de que tengo más fortaleza emocional que antes… y/o que me he vuelto más cínico. Eso espero.
Pumas y Atlante no se hicieron daño. Cero a cero en el partido de ida en Ciudad Universitaria. Todo se decidirá en Cancún el domingo próximo. Está difícil para mis auriazules, pero ya se sabe que nada es imposible en la vida; mucho menos en el futbol.
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