jueves, 8 de abril de 2010

A Pátzcuaro


Si algo me ha enseñado la vida, a pesar de su obviedad, es que los términos siempre se cumplen, que las fechas que vemos muy lejanas a final de cuentas terminan por ser alcanzadas, para bien o para mal. Desde hace cuatro o cinco meses, Denisse y yo sabíamos que al llegar abril, después de Semana Santa, ella se iría a Pátzcuaro, durante quince semanas, para tomar la parte final del curso propedéutico de La Casa del Teatro que comenzó en noviembre pasado. Esta noche partió rumbo a tierras michoacanas y fui a despedirla a la Central de Autobuses del Norte. La acompañaron su mamá, su tía y una de sus sobrinitas, la pequeña y linda Andrea. Fue una despedida más melancólica que triste y no hubo drama, a pesar de lo inédito de la situación dentro de lo que ha sido nuestra relación de ya casi un año y medio. Para ella habrá de ser una gran experiencia y va a aprender muchas cosas en lo externo y en lo interno. Será también, sin duda, una prueba para lo que tenemos. Me dio tristeza que se fuera, pero también alegría, porque sé que esta estancia en las hermosas instalaciones de la escuela junto al gran lago purépecha es parte de su crecimiento como actriz pero sobre todo como ser humano. De esto saldrán cosas muy positivas. Seguro.

1 comentario:

judith dijo...

Qué padre que lo tomaron bién los dos y claro que no es en sí una despedida, porque ella regresará. Es de inteligentes dejar a la pareja libre en sus intenciones de superarse y no ser egoísta, eso..habla bién de la relación de ustedes. Felicidades y seguramente al regreso de tu novia seguirán enamorados y aún más.
Un abrazo.