miércoles, 28 de abril de 2010

Sinatra


De pronto, el buen Frank regresó a mi entorno y me hizo recordar cuánto lo aborrecía en mi época de adolescencia, en algo que era más un efecto de la lucha generacional de finales de los sesenta (mi padre adoraba a Sinatra) que una visión desprejuiciada de mi parte. Luego entendí su música y la importancia de los standards como parte esencial en la historia de la música popular del mundo occidental. Entendí que la música que interpretaba el cantante estaba muy relacionada con el jazz y que se rodeó de gente como ese gigante de los arreglos orquestales que fue Nelson Riddle. Me acordé también de la ocasión en que espontáneamente bailé a Frank Sinatra con una amiga virtual (es la única vez que he bailado sin mover un músculo, por medio de la imaginación y la computadora) en un momento genial e irrepetible que se remonta a cuatro o cinco años atrás. Luego está la conversación con mi adorada amiga Talía Chavira, quien hoy vino a cenar a la casa y me ayudó a comprender otros aspectos del cuasi fundador de Las Vegas. No sabía que ella fuera tan amante de la música de Sinatra y resultó una muy agradable sorpresa en una aún más agradable velada. Todo mientras escuchábamos "Fly Me to the Moon", "They Can't Take That Away fron Me", "I've Got You Under My Skin", "Strangers in the Night", "Something Stupid", "Moon River" y tantas otras. Desde su lugar en el más allá, mi papá seguramente sonrió con su clásico aunque amoroso sarcasmo al verme.

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