sábado, 5 de junio de 2010

Mueve el esqueleto*


Tengo sentimientos encontrados con respecto al traslado de los huesos de los héroes de la Independencia que realizó el gobierno federal, el pasado domingo. Por un lado, me parece una ceremonia a la antigua usanza, con ciertos aires republicano-decimonónicos que no dejan de conmover. Por el otro, me resulta una puesta en escena digna de ese teatro del absurdo al que tan dados somos los mexicanos, sin distinción de credos o preferencias ideológicas. Nos encantan el boato y las figuras de cartón piedra, la palabrería vacua y la historia en blanco y negro.
No entiendo las razones para llevar las osamentas de los doce antiguos insurgentes de la Columna de la Independencia al Castillo de Chapultepec. Tampoco comprendo la necesidad de un acto que así como estuvo acompañado musicalmente por los marciales tambores y cornetas de los cadetes del Colegio Militar, igual pudo haberlo estado por algún grupo salsero que cantara esa de “Mueve el esqueleto”. Cuando menos habría sido una forma de desacralizar un poco el, a final de cuentas, necrofílico rito.
Ya sería hora de desolemnizar a nuestro anacrónico ceremonial cívico, del mismo modo que habría que desolemnizar también la manera de enseñar la historia de México. Mi querida amiga, la fotógrafa Talía Chavira, sugiere que en lugar de los acartonados libros de texto, al menos durante este año del Bicentenario se convierta en lectura obligada (que no obligatoria) a las novelas Los pasos de López y Los relámpagos de agosto del gran Jorge Ibargüengoitia, a las que yo añadiría otros dos libros: Las memorias de Blas Pavón y La revolución mexicana. Memorias de un espectador de José Fuentes Mares. Cuatro textos divertidos y que le quitan a la llamada historia patria ese tufo de tiesa formalidad que tan soporífera resulta para quienes se enfrentan a ella y a su maniqueo juego de buenos y malos, de héroes impolutos y villanos execrables.
Lo que sí es seguro es que con el muy probable regreso del PRI al poder, más que el culto a los huesos, volverá el culto al hueso.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

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