sábado, 17 de noviembre de 2012

Del tenemossismo al sospechosismo

Volvió a temblar. Los capitalinos nos sacudimos de madrugada el jueves pasado. Twitter enloqueció de inmediato y don Marcelo Ebrard, quizás adormilado aún pese al estremecimiento telúrico, tuiteó su hoy famoso hashtag convertido en trending topic #Tenemossismo.
  Por suerte, no hubo daños que lamentar y la vida en el Distrito Federal continúa, aun cuando otra clase de temblores lo sobresalten. Como el que agita (literalmente) a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
  Por allá de 1972, entré como oyente a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, la ENAH, cuyas instalaciones estaban dentro del Museo de Antropología, en Chapultepec. Yo era en ese entonces, a mis diecisiete años y gracias a mis lecturas de los libros e historietas de Rius, un socialista convencido y al enterarme de las materias que daban en la escuela (Materialismo histórico, Introducción al marxismo, Dialéctica, Economía política et al) y de que los profesores encargados de impartirlas eran ex presos políticos y/o militantes del Partido Comunista, logré que me aceptaran en sus clases que eran más bien largas discusiones y claro adoctrinamiento.
  Ahí le entré con fe a la lectura de Marx y Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, Mao Tse-Tung, el Che Guevara, Maurice Cornforth, C. Wright Mills, Marta Harnecker, Adolfo Gilly, Ariel Dorfman, Armand Mattelart, Paulo Freyre y un largo etcétera. Lo recuerdo ahora porque intuyo que es el tipo de “enseñanza” que ciertos grupos quisieran imponer en la UACM, en lugar de que existan carreras “burguesas” y “productivistas”. No lo sé de cierto, es mero sospechosismo de mi parte; pero, bueno, en ciertas facultades de la UNAM las cosas no son muy distintas.
  Por cierto, abandoné la ENAH después de un año. Hubo una huelga de maestros y ya no volví. Pero salí más que convencido de la necesidad de la revolución socialista, de la inevitable caída del imperialismo yanqui y del inminente fin del capitalismo. Hoy, cuarenta años más tarde, el mundo socialista desapareció, el imperialismo sigue tan campante y hasta la China comunista es salvajemente capitalista.
  Tenemossismo.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

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