viernes, 9 de noviembre de 2012

Inglourious Basterds

No había podido ver este, el más reciente filme de Quentin Tarantino, y la verdad es que me gustó y me divirtió mucho. He aquí la diferencia que mencionaba yo ayer entre Oliver Stone y el propio Tarantino. Bastardos sin gloria (2009) es una película inteligente y llena de intenciones, pero sobre todo con una narrativa en la que el sarcasmo juega un papel fundamental. Ese sentido del humor del cual carece Stone, le sobra al director de Pulp Fiction y se hace más que evidente en esta cinta.
  La historia de un singular y delirante grupo de militares estadounidenses (los mencionados Basterds), comandados por el teniente Aldo Raine (Brad Pitt en un papel chistosísimo como oficial de origen sureño; de Tennessee, específicamente), quienes se infiltran en la Francia ocupada, durante la Segunda Guerra Mundial, con el único fin de matar al mayor número posible de nazis y arrancarles las cabelleras.
  Hay personajes verdaderamente geniales, pero ninguno como el coronel alemán Hans Landa, jefe de las SS en París, un tipo enloquecido, un sádico elegante y culto, refinado políglota al servicio del Führer y del Tercer Reich, interpretado de manera fantástica por Christoph Waltz. La historia es tan inverosímil que se vuelve jocosa, a pesar de su constante violencia.
  Mención aparte merece la bellísima actriz francesa Melanie Laurent, quien hace el papel de Shoshana, una joven judía gala cuyos padres fueron asesinados despiadadamente por los nazis y quien, heredera de una sala de cine, sólo piensa en vengarse de los criminales y lo logra, en un final aposteósico. Ya la había yo visto en otra película, la preciosa París de Cedric Klapisch (2008), en la que interpreta a una hermosa estudiante de la Sorborna de la que se enamora un profesor de historia.
  Me encantó Inglourious Basterds, un filme que, como bien apunta el crítico Roger Ebert, debe ser vista más de una vez. Me daré un tiempo para ello, pero sin duda lo haré.

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