En quienes se dicen ateos, encuentro mucho de altanería, grosera autosuficiencia, despotismo y desprecio hacia los que no piensan como ellos. Veo que se sienten los dueños de la verdad y que se amparan en el racionalismo científico para justificarlo, con un afán absolutista que no deja lugar a la duda (lo cual resulta paradójicamente contradictorio con los preceptos de la ciencia).
Lejos de cualquier humildad, miran por encima del hombro y con sonrisa irónica a quienes creen en Dios o tienen fe en alguna religión. “¡Supersticiones, supercherías, ignorancia, fantasías!”, dicen. “La única verdad es la que se puede comprobar científicamente”, aseguran, mientras convierten a la Ciencia (así, con mayúscula) en una nueva religión, con sus dogmas, sus certezas absolutas, sus propios catecismos.
En alguna época me declaré ateo. Una de mis frases hechas era aquella de que Dios no creó al hombre, sino que el hombre creó a Dios. También me volví altanero, déspota, despectivo, groseramente autosuficiente en mi relación con los creyentes, a quienes miraba como a ingenuos ignorantes, víctimas de su religiosidad. Me sentí dueño de la verdad y me amparé en el racionalismo y la idealización de la ciencia como única fuente de la Verdad (igual, con mayúscula). Miraba con sarcástico desprecio a los católicos, a los protestantes, a los mahometanos, a los judíos, a los budistas. Todo eso después de haber sido criado y educado en un catolicismo férreo y cerrado, casi cristero. No me di cuenta de que aquella religiosidad de mi infancia (que era sincera), al adoptar una actitud contraria, jacobina, atea, se transformó en una nueva religiosidad: la que me llevó a convertirme en adorador del socialismo, el comunismo, el marxismo-leninismo y otros ismos, incluido por supuesto el ateísmo.
Hoy mi forma de ver las cosas es otra. No soy católico. No abrazo religión alguna. Mi relación con lo que llamamos lo divino, prefiero llevarla sin intermediarios. No creo en las iglesias o las jerarquías religiosas, pero respeto a quienes creen en ellas. No tengo pruebas de que exista otra vida. Jamás he visto alguna manifestación sobrenatural o experimentado alguna vivencia espiritual. Sin embargo, el ateísmo militante tampoco me convence. “Dios no existe”, decía Diego Rivera en uno de sus murales. Cierto: no hay hasta ahora evidencias científicas de su existencia. Pero, ¿hasta dónde puede la ciencia (así, con minúscula) comprobar lo contrario?
¿Hay vida después de la muerte física? Vida espiritual, quiero decir. La ciencia dice que no, aunque no muestra pruebas en contrario. Nadie puede decir lo que hay más allá del momento de morir. Tal vez sea la Nada (concepto que francamente me aterra), pero tal vez se trate de un paso hacia otras formas de existir, con conciencia o no. Qui lo ça?
Dice Paul Auster, en una entrevista reciente, que “no hay una respuesta única: la ciencia no tiene la respuesta, el arte no tiene la respuesta, la filosofía no tiene la respuesta, pero con todo eso junto, podemos pensar quizás en cómo dar un nuevo paso para la raza humana y vivir vidas coherentes”. No hay pues una respuesta única, una doctrina única, una verdad única.
Estoy por la libertad de creencias. En ese sentido, respeto tanto a los religiosos como a los ateos. No me considero parte de uno u otro bando y, no obstante… Hay cosas que siento, que presiento más allá de mi limitada razón, que sin pruebas tangibles, científicas, me hacen percibir que más allá del mundo estrictamente material gobernado por la ciencia, podría haber otras dimensiones, otras realidades. Un Algo (con mayúscula).
7 comentarios:
Tu artículo me hace reflexionar sobre el inevitable curso del hombre en su caminar: primero somos idealistas, luego... ya no importa, nos volvemos inclusivos, respetuoso y, en silencio, seguimos pensando y reflexionando, ahora con cierta sabiduría.
Tu artículo me hace reflexionar sobre el inevitable curso del hombre en su caminar: primero somos idealistas, luego... ya no importa, nos volvemos inclusivos, respetuoso y, en silencio, seguimos pensando y reflexionando, ahora con cierta sabiduría.
A fanáticos y ateos los tengo en un mismo concepto. Convivo con ambos en mi familia política y en mi trabajo. En fin. Muy buena la frase de Diego Rivera.
No mostrarse indiferente ante las creencias de los que nos rodean, me esta pasando algo de lo que comentas, una vivencia espiritual, creo que no me deja con mas dudas, si no lo contrario saber que los que quiero, creen en algo que les responde en situaciones extremadamente vulnerables, de eso no hay ecuaciones ni teoremas .
Usted ha escrito y descrito de manera exacta lo que siempre he pensado.
Lo felicito por su blog, y también por la Mosca en la Pared; aun la echo de menos.
Saludos.
Usted ha escrito y descrito lo que por años he pensado acerca del Ateísmo, aunque tampoco me considero de alguna religión en particular es muy pero muy cierto todo loque dice de los Ateos. Conozco muchos, porque también fui uno de ellos jajaja.
Lo felicito por su blog y por la Mosca en la pared, aun la echo de menos.
Bastante cierto, Aunque últimamente he visto que los mismos ateos, anexan ideologías y varias corrientes filosóficas al ateísmo, las cuales dependen y están ligadas con las visiones particulares y subjetivas de cada individuo, cuando es tan simple definir el ateísmo como: sin dioses.
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