sábado, 9 de agosto de 2014

La izquierda perdida

Hace medio siglo, cuando se hablaba de la izquierda mexicana, la única referencia más o menos institucional era el Partido Comunista Mexicano de Arnoldo Martínez Verdugo y Valentín Campa (el Partido Popular Socialista era un mal chiste del régimen). Una década más tarde, aparecería el Partido Mexicano de los Trabajadores y luego algunas otras agrupaciones de menor importancia, hasta que a finales de los ochenta vino el desprendimiento priista de la Corriente Democrática, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que daría paso a la fundación del Partido de la Revolución Democrática. Hasta ahí, todo iba, digamos, “bien”.
  A veinticinco años de esto, lo que hoy tenemos como izquierda es un batidillo desideologizado y sin rumbo; una ensalada de pragmatismos partidistas sin brújula y, por tanto, sin un rumbo certero. El PRD actual es una caricatura del original y un botín que se disputan diversas tribus, con una de ellas, la de “Los Chuchos” (a mi modo de ver la más presentable), como grupo predominante pero grisáceo y confuso. Luego se encuentra Morena, el coto de poder de Andrés Manuel López Obrador que al irse del PRD se convirtió automáticamente en el principal rival (por no decir que enemigo) de éste. Cosas como el Partido del Trabajo o el Movimiento Democrático son bromas parecidas al viejo PPS y el Movimiento Progresista de Marcelo Ebrard no promete demasiado, como no lo hace la figura sin partido de Miguel Ángel Mancera, quien se define como de izquierda, aunque en los hechos no se vean muchos trazos de ello.
  Frente a tal panorama, las elecciones intermedias de 2015 no lucen muy promisorias que digamos para esta sopa que seguimos llamando izquierda y que hoy se encuentra tan fragmentada que los únicos favorecidos son el PAN y en mucho mayor medida el PRI, principal beneficiario de ese tradicional y hoy marcado sectarismo de la gauche nacional.
  Lo que sería interesante analizar es quién, desde la presunta izquierda, se ha encargado de efectuar, a últimas fechas, ese trabajo sucio que beneficia notoriamente al partido en el gobierno. Por sus hechos lo conoceréis.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).

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