Gracias a los buenos oficios de la periodista y promotora cultural Estefania Ibáñez, el diario El Vigía, el colectivo La Covacha y algunos patrocinadores locales, estuve en Ensenada entre los días 21 y 24 de junio pasados, a fin de realizar algunas actividades que tienen que ver con mi oficio de periodista y escritor.
Fue un viaje verdaderamente espléndido y una experiencia de esas que no se olvidan, gracias a la amabilidad de la gente, el entusiasmo de quienes asistieron a los tres eventos programados y la calidez propia de esta ciudad costera del estado de Baja California.
Nunca antes había estado en Ensenada y para mí fue una muy agradable sorpresa descubrir lo que culturalmente ofrecen el lugar y su gente.
Mi primer arrobamiento vino al conocer la Casa de la Cultura, en cuya galería se llevarían a cabo una charla, un curso relámpago y la presentación de mi novela más reciente.
El edificio donde se encuentra este importante centro cultural ensenadense (me dijeron que este es el gentilicio correcto) es el que ocupó hace muchas décadas el hotel Riviera, suntuoso lugar que por allá de las décadas de los veinte, los treinta y los cuarenta del siglo pasado funcionaba como casino de alta alcurnia, al que acudían las grandes estrellas de Hollywood y en donde el mismísimo gangster de Chicago, el temible Al Capone, halló refugio en más de una ocasión.
La gran casa de blancas paredes se encuentra en magníficas condiciones y hoy sirve para difundir la cultura entre los habitantes del puerto. Recorrer sus fantásticos salones y corredores es algo casi irreal, un verdadero viaje al pasado, y sus extensos jardines constituyen un envidiable remanso para le lectura, la charla o la meditación. En el mismo sitio está también el hermoso y antiguo “Bar andaluz”, en el que una placa informa que fue ahí donde el bartender David Negrete inventó “la popular bebida ‘Margarita’, a petición de la señora Margarita King Plant, dueña del entonces hotel, en agosto 21 de 1948”. Por supuesto que probé el célebre brebaje.
Al mediodía del jueves 22, impartí una charla sobre periodismo cultural y musical que obtuvo una muy buena respuesta y la asistencia fue aún mayor en la tarde del mismo día, para el curso que di sobre historia comparada del rock. Quienes acudieron en buen número fueron muy atentos y participativos con sus preguntas, inquietudes y opiniones.
El viernes 23 pude dedicarlo a conocer varios lugares de Ensenada, como el mirador que está en lo alto del Cerro del Vigía (con una vista monumental de la ciudad), el mercado negro de pescados y mariscos (en el que conocí la impresionante almeja “generosa” o “chiluda", de peculiar aspecto), la marina con sus yates y botes y algunas de sus playas. Por supuesto, me comí unas deliciosas tostadas de mariscos en las tradicionales “carretas” callejeras. Mis Virgilios en este paseo por el paraíso ensenadense fueron la ya mencionada Estefania Ibáñez y el excelente Manuel Quintero.
Por la noche de ese día, se llevó a cabo la presentación de mi libro Emiliano, misma que estuvo a cargo del periodista Gerardo Sánchez García y la escritora Liz Durand Goytia. Fue otro de los momentos más cálidos y agradables de mi estancia, gracias al interés y el calor de los asistentes, entre ellos algunos connotados representantes del ambiente cultural local.
Un viaje tan fructífero como interesante. Una estancia tan grata como ilustrativa. No me queda más que agradecer a quienes me invitaron y a las personas que pude conocer y con quienes de seguro acabo de iniciar una perdurable amistad.
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