martes, 31 de julio de 2007

Para este jueves 2 de agosto


Lo he anunciado por teléfono, por correo electrónico y por MySpace, pero no por medio de mi blog. Lo hago ahora para invitar a quienes me leen por este conducto. Es que pasado mañana jueves 2 de agosto, Los Pechos Privilegiados nos presentaremos, luego de dos meses y medio de ausencia pública, en nuestra casa, el hoochie coochie bar Ruta 61, sito en Baja California 281, casi esquina con Nuevo León, en la colonia Condesa. Vamos a estrenar tres canciones que compuse recientemente: “Tengo dos amores”, “Ola de calor” y “Dicen que vivo en el pecado”. Nuestros músicos invitados para esa noche serán María Emilia Martínez en la flauta y el Sr. González en las percusiones. También habrá invitados distinguidos entre el público y varias de mis amigas, como P, L, M, Lissette, Paula, Tatiana, Talía, Joss, Isadora, Zazil, Natalia, Claudia, Vero, Elena, Diana, Leticia, Sofía, Moni y también Míriam, quien vino esta noche a platicar y escuchar música (se clavó con la banda sonora de “Strange Days”, sobre todo con la canción de Lords of Acid). Nos desvelamos divertidamente, gracias a su manera de contarme las aventuras que tuvo la semana pasada en Guanajuato, durante el festival Expresión en corto, sobre todo su encuentro fantasmagórico con Tim Burton, a la medianoche del viernes 27, en pleno panteón de la capital guanajuatense (aquí está la foto de Míriam con Burton para que se vea que es cierto). Más detalles en el blog Sirena de alcantarilla.

lunes, 30 de julio de 2007

Animal House


Otro lindo lunes con P. Estuvo conmigo de tres y media a ocho y media y todo fue perfecto. Salimos a comer y encontramos cerrados el restaurante italiano que está frente al parque de la Nápoles y el Petit Resto (comida francesa) de San Antonio. Optamos por La Buena Tierra que está en Insurgentes y (casi) Eje 6. Deliciosa la comida, deliciosa la charla. Regresamos y vimos una peli en mi casa. P me dijo que le gustan las comedias gringas de estudiantes y sugerí “Animal House” de John Landis (aprecio mucho el cine del primer Landis, el de “The Blues Brothers” y “An American Werewolf in London”). Fue muy divertido ver (en mi caso por enésima vez, en el de P por primera ocasión) al inolvidable John Belushi y sus peripecias provocadoras y nihilistas. La pasamos muy a gusto, incluido el postre que compramos en El Globo. Por desgracia, P se tenía que ir y la acompañé al metrobús. ¿A qué horas trabajé? Por la mañana y por la noche (casi hasta las doce). Siempre se puede uno organizar y dar el debido lugar al deber y al placer.

domingo, 29 de julio de 2007

Domingo en la tarde


Hacía mucho que no salía en domingo por la tarde. Ese día de la semana suelo pasarlo en mi casa y lo empleo mucho para trabajar. Tuve que ir a dejar mi recibo a las oficinas de Milenio (donde saludé a la siempre bella, sonriente, cálida y amabilísima Claudia Amador) y me fui en metro. Ya no me acordaba de cuán rara se siente la ciudad los domingos, en horas vespertinas. Eran como las cinco y media. Calles y avenidas muy solas, muy calladas. El metro (y el metrobús de regreso) con otro tipo de gente, con personas muy distintas a las que uno ve habitualmente entre semana, en esos mismos transportes. Como que el Distrito Federal es tomado por las sirvientas que ese día salen de paseo, por los albañiles que aprovechan su jornada de asueto, por familias de condición humilde que se ponen sus mejores galas para recorrer la inmensa urbe. Muchos chavitos de caras sonrientes y azoradas. Se siente otro ambiente. Más sencillo. Más relajado. Sin la tensión habitual del los días de trabajo y prisa. Hacía mucho que no lo percibía.

sábado, 28 de julio de 2007

Sábado en cuatro actos

A las seis y media de la madrugada sonó mi teléfono (tenía apenas dos horas y media de haberme dormido). ¿Quién podría ser a esas horas? Era M. Se sentía enfermita. Me contó que luego de que me fui de la fiesta de Verónica, a la media hora ella también pidió un taxi, llegó a su depto, se acostó a dormir y de pronto le sobrevino un fuerte dolor de estómago. Se sentía muy débil. Mi ayuda práctica no fue mucha, pero creo que le sirvió sentirse moralmente apoyada. De haber sido necesario, me hubiese lanzado a su casa, mas por fortuna las cosas no pasaron a mayores y poco a poco se fue sintiendo mejor (le estuve llamando a lo largo de la mañana, entre mis lapsos de sueño). Fue sólo un susto.

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Como a las dos y media me llamó Míriam desde Guanajuato, para contarme cómo le ha ido en su primera semana de vacaciones (estuvo en Los Cabos con su mamá y ahora se encuentra en la capital guanajuatense, de donde regresa mañana al DF). En Guanajuato ha estado asistiendo como periodista al festival de cine “Expresión en corto”. Me contó una anécdota genial que tiene que ver con un encuentro accidental que tuvo anoche –o antenoche, no me quedó del todo claro-, en el panteón de la ciudad, nada menos que con Tim Burton en persona. Le pedí que me escribiera todo, en forma de crónica, para La Mosca. Míriam es sensacional, una chava muy inteligente, irónica, simpática y bella. Ya la veré en estos días.

Ø Ø Ø Ø Ø

Por ahí de las cuatro hablé con Isadora Mora, mi amiga fotógrafa y maestra de conversación en francés. Claro, para comentar sobre la reunión de anoche. Hay cosas que no puedo publicar, pero en general estuvimos de acuerdo en que todo fue muy divertido y coincidimos en que de la gente que estuvo ahí, casi toda es muy valiosa.

Ø Ø Ø Ø Ø

Se suponía que por la noche vendría a cenar mi amiga Joss, del MySpace, pero se le complicaron las cosas (¡también se fue a Querétaro!... y sin albur) y ya no pudo regresar al DF. Ni modo. Me quedé con las ganas de conocerla… y con dos botellas de tinto que habré de guardar para otra ocasión. Hablé entonces con L y con M. A la primera posiblemente la vea el lunes en la nochecita y la segunda ya se sentía mejor y permanecerá en reposo el fin de semana. También hablé con mis hijos, Jan (quien anoche estuvo como DJ en el Continental en sustitución de su hermano) y Alain (quien se fue un par de días a Cocoyoc y esta noche volvió al DF y a su puesto de DJ en el Conti). Todo bien con mis adorados figlios. De hecho, Alain vino como a las doce de la noche por un dinero que le presté.

viernes, 27 de julio de 2007

Vero y Jachen


Reunión nocturna en el depto de Verónica Maza. El motivo: dar la bienvenida a su novio suizo, el buen Jachen. Fue una noche peculiar. Pocos invitados (very exclusive, you know) y en general un ambiente íntimo, tranquilo y cordial. Por ahí, además de los anfitriones –es decir Vero y Jachen, quienes forman una hermosa y feliz pareja-, llegaron mi amadísima carnalita del alma Claudia Sánchez (sin su marido, Fernando Rivera, quien estaba en Acapulco con el Palomazo Informativo), mi gran amigocha Isadora Mora (fotógrafa de La Mosca y maestra mía de conversación en francés), Tacho (caricaturista de Milenio), Juan Óscar y su novia Graciela, Ricardo Arce, mi estimada Elena Santibáñez (quien escribe “La tela de Penélope” en La Mosca y que estuvo muy seria), mi muy querido amigo Eduardo Limón y mi entrañable M. Originalmente yo iba a ir a la reunión con P, sólo que de última hora su novio se la llevó a Querétaro (sin albur) y me quedé en ascuas. En fin. A pesar de ello, la pasé muy bien. El vino tinto estuvo rico y generoso, lo mismo que las viandas (desde el jamón serrano y los quesos hasta los panes y las cervezas). Charlé en forma deliciosa con Claudia, con Isadora, con Lalo, con Verónica. También tuve una breve y un tanto extraña conversación con R. Arce, en la cual salieron a relucir amigas (¿o ex amigas?) mutuas como Gabriela y Sofía. Opté por retirarme como a las tres y media de la madrugada (ya se habían ido Claudia y Elena). Taximex mediante, llegué a mi apartamento para dormir tranquilo, al menos por un rato...

jueves, 26 de julio de 2007

The Shins


Si se trata de hacer buena y sobre todo muy hermosa y fina música pop, pocos hoy día como el guitarrista, cantante y compositor James Mercer y su agrupación, The Shins. Con cerca de diez años de bregar en el mundo de la música, Mercer ha logrado consolidar un estilo y un sonido plenamente identificables, gracias a la sutileza de sus composiciones y a la perfección de sus arreglos e interpretaciones. Con el antecedente del efímero grupo Flake Music, los Shins surgieron en 1998, en la ciudad de Albuquerque, Nuevo México. Al lado de Jesse Sandoval, Marty Crandall y Neal Langford, Mercer consiguió grabar un par de discos EP, lo cual fue suficiente para que su proyecto fuera invitado como grupo abridor durante una gira de Modest Mouse. Mientras estaban en San Francisco, fueron escuchados por uno de los fundadores de la legendaria disquera Sub Pop, Jonathan Poneman, quien no dudó en ofrecerles un contrato, fruto del cual son tres álbumes prácticamente perfectos: "Oh, Inverted World" (2001), "Chutes Too Narrow" (2003) y el flamante "Wincing the Night Away" (2007). The Shins son, sobre todo, estupendos hacedores de canciones. Cada composición (todas ellas debidas al talento de James Mercer) es como una pequeña pieza de orfebrerîa letrística y sonora. Sin embargo, a pesar de su calidad el cuarteto permaneció muchos años en la oscuridad y no fue sino hasta que el actor y director Zach Braff (el protagonista principal de la serie de televisión "Scrubs") incluyó varios temas de los Shins (muy en especial esa maravilla que es “New Slang”, cuyo video aquí mismo les presento) en su película "Garden State" que la banda logró al fin una merecida notoriedad. Alejada de cualquier tipo de glamour “indie”, The Shins ha sido considerada sin embargo como una de las bandas emblemáticas de ese ¿género? vago y huidizo. No obstante, lo que en realidad importa es la enorme calidad y la profunda sensibilidad de su propuesta.

The Shins: New Slang

miércoles, 25 de julio de 2007

Una foto


Pasé el día en la casina (es decir, la casa oficina), metido en el trabajo de la revista y con un cierto dejo de melancolía por mi charla de ayer con L. Luego mi ánimo mejoró, ya que pude hablar por teléfono con mis queridísimas P y M y también con L. Pero dado que no hay mucho que comentar, ofrezco a quienes leen este blog (y a quienes mando toda clase de saludos, besos, abrazos, parabienes y beachboyescas buenas vibraciones) una foto que me mandó hace un par de semanas otra muy querida amiga mía, la adorable y talentosa ilustradora de “La Mosca” Susi Lozano, guapísima guadalajareña que fotografió a este chavito de nombre Hugo, con su ejemplar moscoso. La linda niña que está al fondo y que saluda con la mano es la hermanita de Susi.

martes, 24 de julio de 2007

Sentimientos encontrados


Hoy pasé toda la tarde (como de dos a ocho) con L y su visita me produjo sentimientos encontrados. No que la hayamos pasado mal, todo lo contrario. Nos pusimos a escuchar viniles de los ochenta (Thompson Twins, Howard Jones) hasta que mi tornamesa, por alguna extraña razón, se negó a jalar y debimos recurrir a los cidís. Escuchamos el de LabA que L no conocía. A las cuatro nos fuimos a comer al restaurante italiano que está frente al parque de la Nápoles y de ahí nos pasamos a tomar un capuchino a la tranquila cafeteria de enfrente. Platicamos muchísimo (le conté varias anécdotas de personajes del mundilllo de la prensa roquera nacional que la hicieron reír y sorprenderse y ella me confió algunas cosas personales). Todo muy bien. ¿Por qué entonces lo de los sentimientos encontrados? Bueno, por algunas cositas que mi queridísima amiga bajista me dijo, las cuales tienen que ver con ella y conmigo -y que no revelaré- y que tuvieron en mí un efecto –digamos- un tanto… er… demoledor. Ella es así, muy franca y abierta, y se lo agradezco. Pero… En fin, tal vez sea que hoy amanecí un poco sensible.

lunes, 23 de julio de 2007

Lunes se escribe con P


Hacía diez días que no veía a P (desde el concierto de Peaches Staten en el Ruta 61 del pasado viernes 13) y veinte que ella no venía a mi casa. Por suerte hoy estuvo aquí conmigo durante cerca de seis horas (que con ella siempre me parecen pocas). Me dio mucho gusto verla –comme d’habitude- porque P es una mujer llena de frescura y simpatía y con una forma de ver la vida que me encanta, ya que no se complica y sabe disfrutar del día a día y de las cosas sencillas, como el charlar, el escuchar música, el ver una película, el comer. Hoy la invité a un restaurante y al mirarla y ver cómo disfrutaba de sus platillos y platicar con ella me hacía sentir muy cómodo, muy a gusto, muy feliz. Juntos solemos reír mucho. Sus comentarios políticamente incorrectos me divierten sobremanera y su sano cinismo es más que reconfortante. Es una joven muy sui generis, nunca antes conocí a alguien como ella y la verdad es que me siento muy afortunado de que se haya cruzado en mi existencia. P es una de esas personas a quienes uno quiere conservar para siempre y yo espero que así sea.

domingo, 22 de julio de 2007

Amigos y amantes


“Debemos tener sexo para salvar nuestra amistad”.

Elaine Benes a Jerry Seinfeld.

En Seinfeld (capítulo “The Mango”).

Entre las peores palabras que una mujer le puede decir a un hombre -o viceversa-, se encuentran las que constituyen la fatal sentencia “Es que eres mi amigo”. Se trata de algo terrible, lapidario y casi siempre definitivo.
  El tiempo y la experiencia me han llevado a la conclusión de que la relación ideal es la del amante-amigo. ¿Qué puede ser mejor que tener una camarada a quien se ama (en todos los sentidos de la palabra) y por la que además se profesa una amistad a toda prueba? No me refiero a una novia o una esposa con la cual se haya establecido un “compromiso” (cualquier cosa que esto signifique), sino a una amiga de verdad. Ser amante de tus mejores amistades, sin afanes de propiedad o de exclusividad, me parece el estado ideal de las relaciones interiores.
  Tengo la suerte de tratar con muchas mujeres y un denominador común en casi todas es la muy convencional idea de que, a como dé lugar, tienen que encontrar al hombre de su vida, ése que habrá de quedarse con ellas por siempre y que no las abandonará jamás. Si el tipo resulta un patán (como suele suceder) poco importa, con tal de que les otorgue la seguridad de no estar solas y de no mostrarse como "quedadas". Este sentir lo he descubierto incluso en jóvenes veinteañeras que se pasean por el mundo con patente de liberales y desprejuiciadas. Se encuentran secreta o abiertamente esperanzadas en la aparición de un príncipe azul que no habrá de llegar y al final terminan por entregar sus vidas al primer imbécil que promete bajarles -como dirían los clásicos- el cielo, la luna y las estrellas.
  ¿Está en la naturaleza femenina esa clase de expectativas? No lo creo. Más bien pienso que se trata de un convencionalismo social que se ha impuesto durante décadas, durante siglos incluso, y que la mayoría de las mujeres acaba por aceptar como algo inevitable. De ahí la existencia de tantas parejas mal habidas, infelices, frustradas…, aunque juntas (por fortuna no para siempre). Pero incluso cuando la cosa se tensa y se llega al rompimiento traumático (hay que ver cómo los procedimientos de divorcio se transforman en un infierno de egoísmos, odios y venganzas entre dos que estaban… enamorados), por alguna extraña razón las mujeres vuelven a abrigar la esperanza de dar –“ahora sí”- con el hombre ideal y vuelven a caer en el mismo pozo, al repetir un idéntico esquema.
  Resulta cuando menos curioso, entonces, que esas mismas mujeres rechacen con tanta enjundia la posibilidad de ser más felices (o al menos menos infelices) mediante el sencillísimo expediente de renunciar al sentido de propiedad (es decir, a la idea de apoderarse de alguien o de que ese alguien se apodere de ellas) y aceptar que el verdadero amor es algo mucho más sencillo y libre y mucho menos elaborado y fantasioso.
  Pongamos un ejemplo. Una mujer ha probado toda clase de fracasos con los diferentes sujetos con quienes ha sostenido relaciones “serias”. Despotrica contra los machos, los abomina, pero una y otra vez los busca para ser lastimada de nueva cuenta, en una masoquista espiral sin fin. Pues bien, esa misma mujer tiene uno o dos o más amigos con quienes se lleva de maravilla o con los cuales siempre se siente a gusto. ¿Por qué no profundizar y enriquecer esa amistad que nada pide a cambio con el ingrediente del amor sensual, del amor sexual? ¿No sería acaso la ecuación ideal: amistad más amor carnal, sin enamoramientos posesivos y desgastantes? La razón dice que sí, pero la reacción de la mayor parte de las mujeres es de horror ante semejante perspectiva. “¿Cómo voy a acostarme con mi mejor amigo?”, se dicen. “Dejaríamos de ser amigos”. Este es el punto en el cual me pierdo y no encuentro una explicación convincente. ¿Por qué mantener la separación entre la amistad y el sexo? ¿Por qué tantas mujeres prefieren tener sexo con personas dañinas y retroceden con espanto ante la posibilidad de tenerlo con quienes más amor y cariño les brindan, con quienes realmente se preocupan por ellas? ¿Por qué sostener el prejuicio de que el sexo acabaría con la amistad y no vislumbrar la probabilidad de que las cosas sean exactamente al revés y la amistad se vea potencializada al máximo? ¿No será que en el fondo del subconsciente colectivo persiste el arquetipo del sexo como algo sucio y pecaminoso y, de manera inconsciente, se cree que al mezclarlo con la amistad ésta quedaría manchada?
  En fin, son las irracionalidades de las relaciones interiores, irracionalidades que una sociedad moralina e hipócrita, enemiga del verdadero amor, nos inyecta y nos hace absorber hasta el tuétano. “Ama a quien no lo merece y niégale tu amor a quien con sinceridad te quiere”. Esa parece ser la consigna y hay millones de mujeres y hombres que la siguen con absoluta ceguera en su largo y sinuoso camino hacia el despeñadero del desamor eterno.

sábado, 21 de julio de 2007

Noches árabes


Nunca imaginé esta mañana, al levantarme, que mi día iba a terminar con una cena en Santa Fe, en un muy lujoso restaurante de comida árabe, sentado en la misma mesa con el ex perredista Marco Rascón, mientras miraba a Fernando Rivera Calderón bailar la danza de los siete velos junto a tres odaliscas. Pues así fue.
Luego de un día casero, en el cual sólo salí para pagar Cablevisión y en el que hablé por teléfono con mis muy amadas L y M, a las seis de la tarde me lancé en Metrobús y taxi al CNA, para asistir a la presentación del disco “La gruta de Baba” de Juan Pablo Villa, en el auditorio Blas Galindo. Fue un concierto de poco más de una hora, a teatro casi lleno, en el cual, solo y su alma en el escenario, Villa mostró sus extraordinarias dotes, auxiliado por un looper que reproducía su voz al infinito y diversos implementos, incluida una especie de manguera de la que sacaba sonoridades muy graves e intensas. La música de Juan Pablo no es sencilla de apreciar y puede resultar incluso chocante para un escucha convencional. Sin embargo, si uno se abre y deja a un lado los prejuicios, el disfrute es absoluto, ya sea en las piezas en las cuales canta, grita, hace sonidos guturales y toda clase de malabares vocales o en esas dos canciones cardenches (de la sierra de Durango) verdaderamente maravillosas que son “Yo ya me voy a morir a los desiertos” y, sobre todo, la prodigiosa y bellísima “Al pie de un árbol”. La respuesta del público fue estupenda y la ovación final resultó más que merecida para este originalísimo intérprete. Al final pude saludarlo (pronto lo entrevistaré para La Mosca), al igual que a mis cuatachas Dora Juárez y Leika Mochán de Muna Zul. Ahí me encontré con Fer Rivera, quien iba con Claudia -su esposa- y sus dos hijitos, Fernando y Mateo. Fue en ese momento que me invitaron a ir con ellos hasta Santa Fe, para conocer el restaurante árabe Al Andaluz, donde todos los viernes de agosto se presentará El Palomazo Informativo. Acepté y nos lanzamos para allá, no sin antes pasar por Jimena, la hermana de Fernando, a la Campestre Churubusco. En seguida, largo pero rápido trayecto hasta los más lejanos rumbos del poniente capitalino, donde el DF se transforma en imitación de Houston. El restaurante de marras se encuentra ubicado en la Plaza Santa Fe y el dueño, un árabe con toda la pinta, nos recibió lleno de amabilidad y nos dio una mesa, a la cual no tardaron en llegar gran cantidad de platillos deliciosos y exóticos (todo gratuito, porque íbamos invitados). Luego se sumaron a la mesa Marco Rascón y otras tres personas. Aquello fue un banquete y no tardó en empezar la música tradicional de Medio Oriente, con tres guapísimas bailarinas ataviadas como odaliscas –qué cuerpazos- que al final pusieron a danzar con ellas a medio mundo (el lugar estaba casi lleno). Yo fui de los pocos que permanecieron en su lugar (qué fresa, lo sé), pero todo estuvo divertidísimo. Salimos y Fer y Claudia me dieron un aventón a mi depto. Fue una noche (árabe) muy alucinante.

viernes, 20 de julio de 2007

Jueves musical y viernes también


El de ayer fue un jueves signado por la música. Primero, de doce a tres, Los Pechos tuvimos ensayo. Sólo faltaron Giuliana (tuvo llamado en la telenovela de Canal 13 en la cual actúa) y Rafa Herrera (a quien vería por la tarde). Leyla, Mauricio, Demex y yo trabajamos más en las nuevas canciones. Van quedando listas para su estreno en la tocada del 2 de agosto en el Ruta 61. De cuatro a siete estuve con Rafael en el estudio de grabación del DIM, con el maestro José Luis Domínguez, para regrabar los bajos de cinco temas del disco. Dispuestos para la premezcla quedaron “El tigre de la rifa” (bueno, aún le faltan las voces), “No sé tú”, “Yo soy una mujer”, “Me iré a casa temprano” y “Todo para qué”. ¿Qué puedo decir de la forma de tocar del buen Rafa? Sencillamente extraordinaria. Las canciones quedaron mucho más sólidas y finas con su aporte. Al salir del DIM, lo acompañé a pie a dejar su bajo a la casa del baterista Mike Portillo, en la calle de Fernández Leal, en Coyoacán. Mike estaba dando una clase de batería a un alumno y la interrumpió para echarse una improvisación de casi diez minutos con Rafa. Fue una cosa estupenda por parte de estos dos grandísimos músicos. Un jam prodigioso que sólo atestiguamos –vaya privilegio- el alumno de Mike Portillo y yo. De ahí me fui con el mismo Rafa a comer comida china a un restaurante muy bueno que está en Miguel Ángel de Quevedo y la calle América y luego tomamos un taxi. Él se quedó en Insurgentes y Río Mixcoac y yo llegúe aquí pasadas las nueve de la noche, apenas con tiempo para medio arreglarme y lanzarme al Ruta 61, donde se presentaría LabA, el proyecto de Alonso Arreola con su hermano Chema, Alex Otaola y Jerry Rosado. Quise llegar a las diez para –según yo- apartar una mesa y aguardar el arribo de P, quien llegaría media hora después. Vaya sorpresa: el lugar estaba hasta el tope, como pocas veces, y no había una sola mesa libre. Saludé a los Arreola y a Otaola, también a mi preciosa amiga María Emilia (quien me confirmó que tocará con nosotros el 2 de agosto) y a algunas otras personas. Luego llegaron –cada quién por su lado- cuates míos como Vero Maza, Fernando Rivera, Jaime López y Juan Pablo Villa. Como estaba el sitio tan repleto (ni siquiera pude pedir una cerveza), me situé casi en la entrada (pude agenciarme una silla alta) para esperar a P. El concierto empezó a las diez y cuarto y duró poco más de una hora, tiempo en el cual P nunca llegó. Se me hizo raro, porque jamás me deja plantado y me preocupé por ella. La música estuvo increíble, alucinante. Tocaron todo el disco de Alonso y un par de temas del ya próximo disco de Otaola. Es una propuesta indefinible, como mezclar free jazz con rock progresivo y algunas dosis de King Crimson, Frank Zappa y Primus. Un grupo (de algún modo era La Barranca sin José Manuel Aguilera, de quien al parecer los tres músicos se distanciaron) muy por encima de cualquier otro en la escena actual, dada su propuesta ultra vanguardista que de pronto –vaya paradoja- me hizo sentir en una película con ambiente beatnik y experimental de principios de los sesenta (en blanco y negro, por supuesto, y de preferencia dirigida por Jean-Luc Godard). Al final, me quedé a platicar y a tomarme una cerveza (al menos) con Verónica, Fernando y Eduardo Serrano, el dueño del Ruta. Vero me dio un aventón a la casa como a las dos de la mañana. Ya hoy viernes, estuve a las diez y media en El Péndulo de la Zona Rosa para desayunar con el cantautor Jaime Ades y con Fernando Rivera, quien había concertado la cita para presentarme con Jaime. Fue una reunión muy fructífera, pues va a abrir un intercambio y una colaboración entre El Péndulo y La Mosca, para que, entre otras cosas, aquél anuncie sus actividades en la revista. También es casi un hecho que Los Pechos Privilegiados toquemos pronto ahí. Todo estuvo perfecto (incluido el delicioso desayuno). Regresé a escribir mi colaboración semanal de Milenio y un artículo -que saldrá el lunes- sobre el cumpleaños número sesenta de Carlos Santana (el cual se celebra hoy). Ah, pude hablar con P esta mañana. Me dijo que anoche no llegó porque estaba cansadísima y se quedó profundamente dormida. Lo bueno es que está bien. Me encanta la niña.

jueves, 19 de julio de 2007

Dos mil visitas


Hoy, en horas de la madrugada, apareció la visita número dos mil en mi blog. Supongo que es una buena cifra para un mes y una semana de haber inaugurado este espacio. Gracias a quienes me leen y en ocasiones hasta me escriben comentarios.

miércoles, 18 de julio de 2007

Elogio del libertinaje


Medio veía y escuchaba esta mañana, mientras me arreglaba, el programa "Nada a medias", conducido por Yuriria Sierra, Mariana H. y otras dos chavas y transmitido por el nuevo canal de tele Cadena Tres, cuando al hablar sobre algún tema relacionado con el sexo, Mariana H. dijo algo así como que equis cosa debería ser practicada con libertad y en seguida se apresuró a aclarar: “pero no con libertinaje”. Me quedé pensando entonces en cómo los políticamente correctos siempre hacen esa aclaración y esa diferenciación entre libertad y libertinaje, cualquier cosa que ambos conceptos signifiquen, como si lo primero fuera positivo y lo segundo negativo. Pero, ¿es necesariamente así? Es decir, ¿el famoso libertinaje tiene que ser por fuerza malo? Si lo vemos bien, yo creo que no. A final de cuentas, quién puede decir en dónde termina la libertad y en dónde comienza el libertinaje y, además, quién demonios tiene la auitoridad moral suficiente como para determinar que el libertinaje sea negativo. De hecho, muchas veces el libertinaje es positivo y –eso sí- casi siempre resulta muy divertido. Propongo un elogio del libertinaje. Debemos quitarle su calidad de cosa funesta y cuando se pueda y no se perjudique a terceros, habrá que disfrutarlo plenamente. En la actividad que sea.

martes, 17 de julio de 2007

Cocodrilos


Como mucha de la gente que me conoce lo sabe, colecciono cocodrilos. ¿Por qué me dio por coleccionarlos? No lo sé. Una vez, hace como veinte años, compré uno de madera (ver foto) en una tienda de antigüedades en Coyoacán y poco a poco me he ido haciendo de otros. La verdad es que no tengo muchos, apenas poco menos de una veintena, pero si saben de alguno o me lo quieren regalar (de cualquier material, de cualquier artesanía), yo por mí encantado. Mi consentido en realidad es un gran cocodrilo de peluche (bueno, mide poco más de un metro de largo) que me regaló M hace poco más de dos años, cuando cumplí mis primeros cincuenta. Es irresistible. Pocas son las amigas que vienen a mi casa y no lo quieren tener entre sus brazos (lo cual me genera cierta envidia a decir verdad). Lo que muy pocas saben es que es una hembra. Ah, se alcanza a ver en la parte superior de la foto.

lunes, 16 de julio de 2007

Dos sirenas



Ayer fue un domingo sin mucho que contar y un poco que descansar y hoy lunes la pasé en pleno trabajo. Estoy preparando el Especial de la Mosca de agosto. Como a las ocho vino Miriam. Me había pedido prestada una de las computadoras para pasar una entrevista. Le llevó como una hora y luego la ayudé a escanear unas imágenes y se quedó a platicar y a escuchar música. Todo muy bien. Hasta le tomé unas fotos muy divertidas al lado de la sirena alada de madera que compré hace años en Taxco. Voy a subir algunas a mi MySpace y una más aparece aquí.

domingo, 15 de julio de 2007

Se acabaron los duraznos

Tercera noche consecutiva –la última- con Peaches Staten en el Ruta 61. La verdad es que me sentí un tanto ridículo, aunque nadie se haya dado cuenta, ni siquiera mi entrañable M (¡cuánto quiero a esta mujer!), quien fue conmigo a la tocada. Ayer escribí aquí mismo que existía la posibilidad de que yo subiera a cantar con la extraordinaria intérprete de blues. Por si las dudas, me aprendí la letra de “Some Kind of Wonderful” y me preparé para el momento. Pues con la novedad de que anoche la Staten no incluyó esa canción en uno solo de sus dos sets (¡ja!) y me quedé como novia de pueblo, vestido y alborotado. Ni modo. De todas maneras no fue la mejor de las noches. El público estuvo medio frío y eso se resintió en el ánimo de la propia cantante. Algo pasó que no hubo la misma conexión con los asistentes (muy aguados en su gran mayoría). Para colmo, M estaba muy cansada y sólo se quedó para el primer set. Se fue como a las dos en un taxi. Pero me dio mucho gusto verla. De hecho, lo más notable de todo fue el grupo que abrió el concierto, un trío del DF llamado Lisifer (o algo así). Es un cuarteto (voz, guitarra, bajo y batería) que toca únicamente covers, pero con una fuerza y una capacidad instrumental impresionantes. Además, vaya covers. De Ray Charles, Scott Henderson y los Screaming Headless Torsos. Nada más. El vocalista y el bajista tienen muy buenas voces y los tres instrumentistas casi alcanzan la excelsitud (la alcanzarán con el tiempo, sin duda, pues dudo que alguno rebase los treinta años). Al final hablé con ellos y es posible que más adelante los entreviste para La Mosca. También hable con Raúl de la Rosa, legendario organizador de conciertos de blues y quien llegó a traer a México a gente del calibre de Willie Dixon, Muddy Waters, BB King, John Lee Hooker y Chuck Berry, entre muchos más. Por último, pude despedirme de la muy cordial y afable Faye “Peaches” Staten, quien estaba muy contenta por la notita que le sacamos en La Mosca. Charlé con ella un ratito. Salí de ahí como a las tres y media.

sábado, 14 de julio de 2007

Hay noches espléndidas

Anoche, como a las ocho, vino a visitarme L. No nos veíamos desde el concierto de Monocordio en el Hard Rock hace casi dos semanas. ¡Cuánto quiero a esta mujer! A sus veinte y pico de años, L es una chava llena de hermosura, vitalidad, simpatía, calidez, inteligencia y muy buen gusto musical. Estuvo aquí cerca de tres horas y la pasamos más que bien. Ya quedamos que la próxima vez que venga haremos una sesión de música de los ochenta (a ella le encanta, aunque le tocó de muy niña) sin límite de tiempo. De hecho, anoche alcanzamos a escuchar discos de Billy Idol y The Human League. Poco antes de las once pedimos un taxi, la fui a dejar a la casa de una amiga suya en la Letrán Valle y de ahí me lancé hacia los rumbos de la Condesa. Había quedado de ver a P a las once y cuarto y decidimos ir al Ruta 61, para atestiguar la segunda actuación de Peaches Staten. Cuando llegué, el lugar estaba repleto y Vieja Estación terminaba de tocar. Por suerte alcancé la última mesa que quedaba libre y en una posición sensacional, justo detrás de los músicos y cerca de ellos, lo que permite observar todas las incidencias y escuchar los comentarios que se hacen entre ellos. P arribó poquito después. Se veía lindísima. Llegó con su hermano menor, de dieciocho años, quien acaba de venirse a vivir al DF hace unas semanas. Sólo que el chavo se cansó o se aburrió y decidió irse apenas una hora después. Por suerte P (¡cuánto quiero a esta mujer!) se quedó conmigo y fue una compañía maravillosa durante el concierto de la Staten y hasta las tres y media de la madrugada en que en un taxi fui a dejarla a su casa. Respecto a la tocada, estuvo aún mejor que la del viernes. Peaches y Vieja Estación tocaron varios temas diferentes a los de la noche anterior y la energía fue otra, igual de fuerte que en la velada previa pero diferente. Hubo un momento en el cual me vi involucrado en el recital, cuando la cantante de Chicago anunció que cantaría “Wang Dang Doodle” y ofreció invitar una bebida a quien le pudiera decir quién es el autor de ese blues clásico que canta Koko Taylor. Yo pensé que la respuesta saldría enseguida de alguna de las mesas, pero nada. Entonces alcé la mano como buen niño de escuela, ella me vio y le dije: “Willie Dixon”. Listo, me gané la bebida. Muy satisfecha por mi respuesta, se acercó micrófono en mano para preguntarme mi nombre. “Hugo”, le contesté. Luego me comentó que parecía yo alemán o austriaco (chale) y me interrogó sobre mi origen (todo en inglés claro). “I’m from México City”, respondí y la gente apludió. Ja. Estuvo divertido y me gané un vodka tonic. La presentación volvió a dividirse en dos segmentos y otra vez el segundo fue el más loco y animado (tocaron “I’m a Hoochie Coochie Man” –o ”Woman” en este caso- de una manera increíble y cerraron con "Got My Mojo Working"). El último acorde sonó a las tres de la madrugada. Ya de salida, mi amiga Sandra Redmond nos tomó una foto a P y a mí junto con Peaches Staten y le comentó a la blues woman que tengo una banda de rock y que además canto. Ella me miró como si reclamara que no haya pasado yo al escenario cuando ofreció a quien quisiera subirse a tocar o cantar que lo hiciera (“He is very shy”, le dijo Sandra) y prometí que hoy sábado lo haría (digo, ya he pisado varias veces ese estrado). Así que lo más seguro es que esta noche de sábado regrese al Ruta 61 y posiblemente me suba a cantar con la Staten. Ya contaré mañana lo que pase.

viernes, 13 de julio de 2007

Peaches Staten



Hay voces y hay voces. Hay sentimientos y hay sentimientos. Hay vísceras y hay garra y hay alma… o no las hay. Anoche tuve la oportunidad de asistir a un concierto de blues de esos que se dan muy de vez en cuando en esta ciudad y en este país. Peaches Staten en el Ruta 61. Una cantante bluesera de Chicago con todas las de la ley, con una garganta esplendorosa y una manera de interpretar que es privilegio de la raza negra. Del blues rural del delta del Mississippi a los ritmos mestizos de los pantanos de Nueva Orleans, pasando por la jug music, el soul de Memphis y el blues electrificado de la ciudad de Chicago. En la grata compañía de mi hermosa amiga Míriam, dentro de un antro repleto y en medio de un público entusiasta y participativo, no pude más que gozar –cerveza Pacífico en mano- de la experiencia que es el ver en acción a la Staten. Por si fuera poco, la mujer fue apoyada por el acompañamiento del grupo Vieja Estación que está tocando mejor que nunca (el buen Santiago “Tommy” Esposito siempre me ha impresionado, pero anoche me dejó boquiabierto con el feelin’ y la expresividad que le imprimió a su guitarra: sencillamente extraordinario). En fin, todo se confabuló para que quienes ahí estuvimos tuviéramos una velada inolvidable. El recital se dividió en dos partes, una de once a doce y media de la noche y la otra (ya con menos público, pero mucho más íntima y entrañable) de una a dos y media de la madrugada. Tres horas de blues y soul (Peaches cantó un tema de Sam Cooke cuyo título desconozco y que me conmovió hasta el fondo de mi ser, lo mismo que su cachondísima versión de la clásica “Fever”). Al final, se bajó con el público (quedábamos unas cincuenta personas) e hizo que la mayoría nos pusiéramos a bailar con ella (a Míriam y a mí fue a sacarnos de nuestra mesa para que nos integráramos al bluesero dancing). Todo fue intenso, divertido, cálido, verdadero. Había que vivirlo.

PD: Entre el público estaban Alejandro y Chela Lora. El primero se subió a cantar en uno de los temas (la conocida “Some Kind of Wonderful”). Sin comentarios.

jueves, 12 de julio de 2007

Un mes

Hoy cumplo un mes con este blog, un mes en el cual no he dejado de publicar algo cada día. Según el contador de visitas, en estos treinta días he recibido cerca de mil setecientas. No sé si son pocas o son muchas, para mí son bastantes más de las que hubiera imaginado. Gracias a quienes le echan un ojo a las cosas que publico y gracias mayores a quienes me han dejado comentarios. Aquí seguimos.

miércoles, 11 de julio de 2007

Et maintenant?

¿Ahora qué? ¿Nos vamos a poner a llorar porque la selección perdió con los argentinos? No es para tanto. Digo, los otros fueron mejores y ya. Ahí la llevamos. Finalmente, hay futuro. Al menos eso quiero creer. Triste yo que hoy no pude hablar con P, con L y tampoco con M. Tant pis. Mañana será otro día (espero...). Por vía de mientras, a ellas tres (y a todas mis amigas, ya que cada una tiene lo suyo) les dedico este simpático video con música de las Tortugas.

martes, 10 de julio de 2007

De las ventajas de ser amante

“You can't call it cheatin'/ 'cause she reminds me of you”.

Gin Blossoms.

A fuerza de recibir guantazos de las personas a quienes se ama, uno termina por cansarse de ser siempre el damnificado, el inmolado, la víctima propiciatoria de la película. Agota, agobia, harta jugar el papelito (el papelazo) del engañado, del burlado, del pisoteado. La autoestima se va por los suelos, el amor propio desaparece cada vez que uno permite que la otra persona lo humille mediante el expediente de la infidelidad.
  Experto como he sido a lo largo de mi vida en el fino arte de servir de punching bag para la diversión de más de dos mujeres con vocación de rudas, he decidido romper con el enfermizo círculo vicioso en el cual he vivido durante muchos años, para abandonar el rol pasivo de quien ve con angustia cómo el ser amado le embarra en la cara a sus amasios. La fórmula es tan simple y tan sencilla, tan obvia que me avergüenza no haberla descubierto antes.
  En una relación, esencialmente no hay más que dos sopas: ser el esposo, el novio, el “compañero”, la pareja oficial… o ser el amante. Si se elige el primer aspecto, lo más probable es que con el tiempo se termine por padecer las infidelidades y deslealtades de su media naranja. Será uno el clásico cornudo y la verdad, lo digo por experiencia, resulta muy doloroso.
  En cambio, si se opta por la segunda alternativa, la de ser el o la amante, las cosas cambian sobremanera. Por principio de cuentas, uno llega a una relación ya establecida y sabe a qué le tira. Se acepta que la persona a amar ya tiene a alguien a su lado y al aceptarlo, se dejan de sentir cosas tan horrendas y desgastantes como los celos, la desconfianza, la incertidumbre, la zozobra, sentimientos y sensaciones que desembocan en amarguras, tristezas, angustias mil. La situación resulta por tanto mucho más saludable. Cínica, sí, pero saludable.
  Lo importante es, sin embargo, no llevar el enamoramiento al otro lado. Un amante no sólo puede amar: debe amar a su pareja clandestina. Lo que no debe permitir es convertirse en un nuevo novio, en un segundo esposo. Eso tiraría todo por la borda, ya que acabaría por tener celos del compañero legítimo de su amada (o amado, según sea el caso) y todo se derrumbaría con estrépito. De ahí la importancia que reviste el tener plena conciencia de que se es amante y que de ahí no se debe mover. ¿Para qué moverse, si como amante uno puede desbordarse, regodearse, apasionarse, combinar con sabiduría el amor con el sexo, sin limitaciones y sin pudor alguno?
  Si el peor enemigo en una relación de pareja es la rutina, el amante tiene la ventaja de no convivir a diario con la persona amada. Nada de que si dejó abierta la puerta del baño, nada de que si no le jaló al excusado o mojó la tapa del mismo, nada de que si deja regados los calcetines en el suelo o que si no aprieta bien el tubo de la pasta de dientes o que si permite que los platos y vasos sucios se acumulen en el fregadero de la cocina. El amante puede evadir todo eso y dedicarse con los cinco sentidos al arte exquisito de la seducción, de la persuasión, de los juegos eróticos, de la más deliciosa promiscuidad sin culpas.
  El secreto es no exigir compromisos. El único lazo que debe unir a los amantes es el del presente, el del momento que se vive, el de los instantes –breves o prolongados- que se pasan juntos, deleitablemente juntos, sin pensar en el futuro, sin tratar de atar al otro, sin intentar capturarlo. Dos amantes deben ser dos individualidades que se funden sola y únicamente en forma efímera, así esa calidad efímera dure semanas, meses o años.
  Ser amante de una, de dos, de cinco o de diez parejas (depende de la capacidad amatoria y del tiempo disponible de cada quien) no es cuestión de moralidad sino, simplemente, de pasarse al lado de quienes deciden dejar de ser mártires de las relaciones sentimentales. Incluso, ser un buen amador y hacer que las amantes se sientan satisfechas, complacidas, gozosas, puede hacer que éstas lleven una mejor relación con sus parejas oficiales. Es una labor de buenos samaritanos que hasta debería ser agradecida. Pero lo más importante es que se trata de quererse a uno mismo y a partir de ahí proporcionar, repartir con generoso afán ese amor entre otras personas que lo necesitan y que desean alejarse de sus grises y rutinarias vidas maritales.
  Ser o no ser cornudo. Ser o no ser cornador. He ahí los dos dilemas.

lunes, 9 de julio de 2007

Beatles a ladridos


Pues no. Finalmente hoy no vino P… y la extrañé. Me llamó por la noche para decirme que acababa de llegar de la ciudad en la cual viven sus padres (capital del estado en donde ella nació hace veintidós añitos), pues había pasado el fin de semana y hoy lunes allá. Por eso ya no pudo caerme esta tarde. Ni modo. Ya la veré después…. Por la noche, de pura casualidad di con una página de internet muy loca, de la cual se pueden bajar en mp3 discos absolutamente delirantes. Yo descargué uno llamado “The Beatle Barkers” que no es otra cosa sino una colección de canciones de los Beatles cantadas (o más bien ladradas)… ¡por perros! En serio. Ahí están “Love Me Do”, “All My Loving”, “A Hard Day’s Night”. “Paperback Writer” o “I Want to Hold Your Hand”, entre otras, en demencial versión canina. Llamé a mi amada M para que escuchara una de las piezas por teléfono y no podía parar de reír. El disco es más que divertido y se puede bajar hasta la portada. La dirección es http://blog.wfmu.org/freeform/2005/08/meet_the_beatle.html y vale mucho la pena. Un CD que viene a incrementar mi colección de discos con versiones de temas beatlescos. El anterior que conseguí es el volumen uno de un homenaje que hacen músicos de Memphis a los de Liverpool (se llama "Fried Glass Onions" y es una maravilla).

domingo, 8 de julio de 2007

Hechos del siete

A riesgo de parecer panegirista de mi amigo Fernando Rivera Calderón (¿qué culpa tengo yo de que haga tantas presentaciones públicas y además me invite a ellas?), anoche me lancé al Vicio para ver –a las siete de la noche en punto- una obra irrepetible (porque se supone que se presentó por primera y única ocasión), efímera, momentánea, terminada de escribir por Fernando apenas un día antes y montada y ensayada tan sólo con horas de anticipación. El pretexto para tan peculiar experiencia fue el que ayer haya sido el día 7 del mes 7 del año 7 de este aún joven siglo. La pieza resultó una locura muy divertida, una serie de sketches en los cuales participaron –claro- siete actores: Anís Rangel, Alejandro Otaola, Martín Durán, El Duende, Armando Vega-Gil, Marisol Gasé y el propio Rivera Calderón. Todo giró en torno al número de marras y por ello salieron, entre otros, los siete enanos, los siete pecados capitales y las siete maravillas del mundo, a saber: el góber precioso, Jorge Hank Rohn, George W. Bush, Hugo Sánchez, Carlos Slim, alguien más que no recuerdo y la mismísima pirámide de Chichen Itza (maravillosamente interpretada por Marisol Gasé), todos ellos presentados por Luis Miguel (en divertidísima personificación por parte del Duende). De verdad una cosa muy delirante, llena de carcajadas y a antro lleno.
En medio de tremendo aguacero, me regresé a la casa en un taxi, porque había quedado de ver aquí a mi amiga Míriam Canales (pueden visitar su blog “Sirena de alcantarilla”). Habría reunión en casa de Fernando y Claudia, pero ya no fui. Míriam (quien venía muy guapa, por cierto) llegó como a las diez y media y la pasamos más que bien. Charlamos, cheleamos y escuchamos música (De Sigür Ros a Joy Division, pasando por Holly Cole y otros más) hasta las cuatro de la mañana. Un amor de mujer esta joven, bella e inteligente coahuilense (del meritito Torreón).
Hoy domingo lo pasé en casita. Trabajé en La Mosca de agosto y vi los dos partidos de las selecciones mexicanas (¡seis a cero a Paraguay! Hubieran sido siete para estar más ad hoc con las celebraciones de ayer). Hablé por teléfono, largo y tendido, con Rosa (quien anda agripada), con mis hijos Jan y Alain y con mis amadísimas L y M. Mañana lunes seguramente vendrá P.

sábado, 7 de julio de 2007

El Chinogate

¿Quién es más famoso y despierta las mayores expectativas hoy en México, Nery Castillo o Zhenli Ye Gon? ¿Cuál de los dos tendrá una mayor trascendencia a corto, mediano y largo plazos? La verdad es que ambos personajes aparecieron de la noche a la mañana y han acaparado las primeras planas y las principales noticias. Los dos son mexicanos pero con sangre extranjera (uruguaya en el caso del futbolista y china en el caso del… del… ¿qué demonios es Zhenli Ye Gon?).
Por supuesto que el pulcro y elegante delantero de la selección nada tiene que ver con el pulcro y elegante chinito que vimos en la entrevista con la agencia de noticias AP. Aunque los dos meten goles, sólo que con muy diferentes consecuencias.
Centrémonos en el oriental (desde el “Chino” Herrera, aquel cómico yucateco de los cincuenta y los sesenta, ningún miembro de la raza amarilla había obtenido tanta fama en nuestro país). Zhenli Ye Gon se ha convertido en un dolor de cabeza para el gobierno. Con su denuncia sobre el destino que según él tenían los doscientos cinco millones de dólares que le encontraron en su casita de Las Lomas y la implicación que hizo de “Javier Alarcón” (y es obvio que no se refería al director de Televisa Deportes), la gente del blanquiazul como que se volvió loca y no halla qué hacer o qué decir. De la declaración del inefable Manuel Espino (“No le debemos nada al chino”) y el silencio de sus demás correligionarios, hasta el veto de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados para que se forme una comisión investigadora del asunto, como que la cosa amenaza con crecer y convertirse en una especie de Chinogate que tiene más nerviosos a los implicados que el partido de mañana contra Paraguay a la sufrida afición mexicana.
Claro, igual termina por pasar nada y como durante el sexenio pasado, un nuevo escándalo periodístico podría borrar al actual y así ad infinitum.
Mejor esperemos a que Nery Castillo salga inspirado este domingo y nos regale una nueva alegría. A menos que vulnerar a la defensiva guaraní esté en chino.

viernes, 6 de julio de 2007

Habana Blues

Nunca había visto la película “Habana Blues” (2005) del director español Benito Zambrano y hoy en la noche me topé con ella en HBO plus. Me encantó. Coproducción española-cubana-francesa, filmada totalmente en La Habana, cuenta la historia de dos amigos músicos que comandan a una banda de rock y sueñan con irse de la isla para hacerse famosos a nivel internacional. La oportunidad les llega cuando arriban de España un productor y una productora en busca de talento local y les ofrecen un contrato discográfico. El resto de la trama no lo cuento para no venderla y darles oportunidad de verla y disfrutarla, si es que no lo han hecho ya. Estupenda música, inmejorables actuaciones, frescura, apuntes muy críticos sobre la realidad actual en Cuba (lo cual no deja de sorprender, si tomamos en cuenta que el filme está producido en parte por el ICAIC) e historias individuales conmovedoras. De pronto es comedia, de pronto drama. Hay personajes secundarios espléndidos (la niña y el niño que interpretan a los hijitos de Ruy, el personaje central, son maravillosos). Asimismo, el retrato de la vida cotidiana y las vistas de la ciudad resultan muy reveladoras. Una peli conmovedora y vital, más que recomendable. Vale la pena conseguirla en DVD y hacerse del CD con la banda sonora. Me hubiera encantado verla tirado en mi cama al lado de L, de P o de M, incluso de S, pero me tocó verla solo. Ni hablar.

Habana Blues

jueves, 5 de julio de 2007

Little Barrie

Hoy descubrí a una banda que me hizo recobrar mi fe en el rock y saber que no todo entre los jóvenes músicos que se dicen roqueros es indie, ska, surf o happy punk. Little Barrie, un trío londinense que hace un rock sólido, potente, con esencia, con alma. Mucha influencia sesentera, cierto. Mucha influencia asimismo de la música negra (aunque no tocan blues, que conste). Guitarra, bajo y batería. El guitarrista lleva la voz principal y el baterista le hace segunda. En YouTube hay varios videos del grupo, sobre todo unos geniales en concierto. Una absoluta maravilla. Junto con Los Lonely Boys y The Shins, mis favoritos entre los grupos actuales.

Little Barrie




miércoles, 4 de julio de 2007

Música gratuita

Como el de hoy fue un tranquilo día de trabajo moscoso, publico un texto que escribí por la tarde.

Música gratuita. Esas dos palabras podrían constituir, a mediano o largo plazos, una consigna que al ser llevada al terreno de los hechos se convirtiera en una situación aun más subversiva y peligrosa para la gran industria discográfica que la propia piratería. Nada más explosivo para un sistema basado en el lucro, la ganancia y la plusvalía que las mercancías sin precio. ¿Cómo competir desde el mercado con un producto que en lugar de venderse se regala? En la disyuntiva de pagar por algo o recibirlo sin gastar un centavo, ¿cuál consumidor se inclinaría por lo primero? Las reflexiones anteriores surgen luego de saber que en nuestro país hay cuando menos dos músicos –el Sr. González y Alonso Arreola- que han sacado sendos discos ("El Grao" y "Música horizontal") que no se expenden en tienda alguna, sino que se obsequian a la gente que desee tenerlos ya sea material o virtualmente. Esto que a simple vista parecería tan sólo una idea curiosa y un tanto delirante (¿quién en su sano juicio regalaría el fruto de su trabajo y de sus inversiones económicas?), posee un potencial gigantesco y es como un dardo envenenado para una industria, la del disco, que de por sí vive momentos de grave crisis a nivel mundial. La premisa de la cual parten estas dos obras (de gran calidad ambas, por cierto) es que de los músicos que graban para las disqueras, la mayor parte recibe una retribución mínima, ridícula, absurda, humillante, por concepto de regalías. Lo mismo sucede en el caso de las producciones independientes que en realidad no dejan una ganancia importante. En cambio, al regalarse, la propuesta puede ser conocida por muchas más personas, quienes acudirán a los conciertos de estos músicos y con ello los retribuirán de uno y muchos modos. La idea puede generalizarse. Muy posiblemente lo hará. En los próximos meses, en los próximos años, seguramente seremos testigos de cómo muchos grupos y solistas siguen la misma senda, la de la música gratuita. Todos los involucrados ganarán con ello.

martes, 3 de julio de 2007

¿El hombre de su vida?

Por la mañana tuve ensayo con Leyla y Giuliana. Básicamente trabajamos las voces de “Dicen que vivo en el pecado”, una de las tres canciones –junto con “Tengo dos amores” y “Ola de calor”- que vamos a estrenar el jueves 2 de agosto con Los Pechos Privilegiados en el Ruta 61. Está quedando muy bien. Por la tarde fui a dar el visto bueno del Especial de La Mosca dedicado a Carlos Santana y a recoger ejemplares de La Mosca de julio (¡ya está a la venta!), con Paul McCartney y sus sesenta y cinco años de edad en la portada. En la nochecita vino mi amada M. Me dijo que sería una visita de doctor, pero estuvo casi hasta las doce de la noche. Ah, no importa. Si es una de las personas que más quiero en este mundo. Hablamos de diversas cosas, en especial de esa ingenua idea que tienen muchas mujeres acerca de que algún día van a encontrar al sujeto perfecto que las conducirá a la dicha total, eso que llaman el hombre de su vida, como si tal ente existiera. Si algo tiene claro M es que su felicidad y su realización personal no pueden depender de alguien más que de sí misma. Por eso la admiro tanto.

lunes, 2 de julio de 2007

Dos canciones

Durante la noche del domingo y parte de la madrugada de hoy lunes, escribí dos canciones. Una surgió de pronto. Se llama "Ola de calor" y tiene un sabor santanesco (de Santana, no de la Santanera). La letra habla de seducción. De la forma como de pronto, hace realmente muy poco, aprendí a, digamos, seducir a las mujeres. Sí, está basada en experiencias recientes. Una frase está tomada de cierta situación, otra de una más y así. Es un homenaje tácito a tres o cuatro jóvenes damas en especial a quienes adoro. De la segunda canción ya tenía hecha la música y sólo le añadí una letra chusca. Le puse "El rag del celular" y hago burla de mi enemistad con los teléfonos celulares. Musicalmente está basada en el estilo que usó Robert Johnson en su tema "They're Red Hot" y que no es exactamente un blues, sino una tonadita alegre y burlona. Ambas composiciones me dejaron satisfecho y hoy que vino mi muy querida P a visitarme (y a ayudarme a ordenar un poco la casina moscosa) se las canté con mi guitarra y le gustaron mucho. La pasamos más que bien, como siempre que viene. Se hizo un tatuaje en un pie (ya no sé si en el derecho o en el izquierdo) y tiene que traer huaraches para que se le ventile. Es un amor de escuincla. Siempre nos reímos mucho juntos. Me hace muy feliz verla. En verdad que sí.

domingo, 1 de julio de 2007

Guat e nait (II)

Anoche fui con L a ver a Monocordio al Hard Rock Live de Polanco. Alternaban con Canseco, un grupito que toca ese pop insulso al que por razones de mercado se le llama indie y al que por causas francamente absurdas los organizadores pusieron como banda principal de la noche. Nada que ver entre la música sensible y llena de riqueza melódica, armónica y rítmica de Monocordio (a pesar del mal sonido del lugar) y ese sonido idéntico al de tantos y tantos grupos actuales de los tijuanenses (ya escuché su disco y es insufrible). En el Hard Rock me topé con M, quien iba acompañada por un mutuo amigo. Hace seis meses me hubiera traumado, los celos hubiesen hecho presa de mí, pero ahora los saludé como si nada. Además yo iba con la preciosa L, quien cada vez me parece una mujer más espléndida. Abrió Monocordio, pues, y lo hizo muy bien. La gente que medio llenó el lugar se mostró entusiasmada (con excepción de cuatro monitos y monitas de inequívoco acento norteño, quienes ocupaban una mesa y no dejaban de gritar “¡Can-se-co, Can-se-co!”, como si de un partido de futbol se tratara). Una hora duraron Fernando Rivera Calderón y los suyos en el escenario (pienso que deberían aprovechar más la presencia instrumental de Alejandro Otaola). Una buena cantidad de gente se retiró (¿no querían ver a Canseco?) y como veinte (que no queríamos ver a Canseco) nos fuimos a los camerinos para saludar a los cuates. Todo estuvo muy a gusto y en eso nos invitaron a seguirla en la casa de Juan, el bajista de San Pascualito Rey, quien festejaba su cumpleaños. Eduardo Limón, L y yo nos fuimos con Claudia y Fernando Rivera en el carro de estos dos, con tan mala suerte que antes de llegar a Reforma nos detuvieron los policías de un retén. Aunque los uniformados primero se mostraron como gente civilizada y decente, no tardaron en mostrar los dientes y amenazar con llevarse el coche al corralón. Doscientos cincuenta pesos fue el precio de la mordida. Que viva la policía perredista. Total, que con bastante mal humor llegamos a la fiesta, en la calle de Ámsterdam, en plena colonia Condesa. Mucha gente. Saludé al anfitrión, a Pascual, a Marcos –el manager de SPR- a Alonso Arreola y a varias personas más. No había cervezas ya, nos cooperamos y Adrián López (guitarrista de Monocordio) más otros valientes se lanzaron a comprarlas. En algún momento llegó M, con el amigo mutuo, y sólo por unos segundos sentí cierto malestar que se me pasó en seguida. M iba cansadísima y se retiró al poco rato. Por supuesto que la sigo queriendo muchísimo, pero ya desde otro plano. La gente empezó a retirarse. Por ahí de las tres de la mañana, de nuestro grupo de amigos ya sólo quedábamos L y yo. Decidimos pedir un taxi e irnos a comer unos tacos al pastor al Califa -en la calle Alfonso Reyes- que como siempre estaba llenísimo, a pesar de la hora (o tal vez por eso). Todo muy bien. L es una delicia de mujer, llena de inteligencia, simpatía y hermosura. Pedimos un nuevo taxi, la llevé hasta la Zona Rosa (donde en un sitio tomó otro carro de alquiler para irse a su casa, al norte de la ciudad) y yo me regresé a mi deptito de la Nápoles, en sabrosa charla con el taxista, un señor septuagenario muy simpático y con cierto aire a Boris Karloff, aquel actor de viejas cintas de terror hollywoodenses. Una noche en verdad muy entretenida y poliédricamente reveladora.