lunes, 4 de mayo de 2009

El cerdo de Kundera


Dado que al principio de la loca crisis epidémica se quiso culpar a la especie porcina de ser el origen del virus hoy denominado como AH1N1, es hora de mirar con mayor simpatía a los inocentes chanchitos. De ahí la reproducción aquí de un pequeño y delicioso fragmento de La insoportable levedad del ser de Milan Kundera:
"El presidente de la cooperativa se hizo verdadero amigo (de Tomás y Teresa). Tenía mujer, cuatro hijos y un cerdo al que criaba como a un perro. El cerdo de llamaba Mefisto y era el orgullo y la atracción del pueblo. Obedecía las órdenes, iba limpio y rosado; andaba con sus pezuñas como una mujer de piernas gordas con zapatos de tacón.
"Cuando Karenin vio por primera vez a Mefisto, se excitó y estuvo largo rato dando vueltas a su alrededor y olfateándolo. Pero pronto se hizo amigo de él y prefería su compañía a la de los otros perros del pueblo, a los que despreciaba porque estaban atados a sus casetas y ladraban estúpidamente, sin descanso y sin motivo. Karenin comprendió de manera adecuada el valor de lo exclusivo y podría afirmar que estaba orgulloso de su amistad con el cerdo".

3 comentarios:

Kafei dijo...

Jajajajaj... Y en cambio hay ciertas personas que son la contraparte de Mefisto; apestosas y no obedecen ordenes..... :)

Michael Orfeo dijo...

¿Defendiendo a sus congéneres, señor Michel? Ahí le dejo mi mail, para que no diga que me escondo tras la máscara del anonimato:

darck_manson666@hotmail.com

Atte: Michael Orfeo.

eduardo q. dijo...

Obedecer por obedecer, ahí el gran problema.

Chale Hugo, sigo esperando un pronunciamiento tuyo en contra de las autoridades que al día de hoy lloriquean porque ante los ojos del mundo somos unos apestados.

En el exterior tienen la idea de que caemos como moscas por las calles y todo gracias a la psicosis alimentada por los medios de comunicación y por Felipito y sus secuaces.

La gravedad está en sus cabezas.

eduardo q.