sábado, 19 de junio de 2010
¿Por qué nunca escribió Carlos Monsiváis en La Mosca?
“En este número no escribe Carlos Monsiváis”. Tal era la leyenda que lució la portada de La Mosca en la Pared en sus primeras entregas. Ponerla fue una ocurrencia que tuve porque me resultaba excesiva y ridícula la manera como toda nueva publicación que aparecía buscaba en seguida la bendición de Monsiváis, ya por ese entonces (hablo de mediados de los años noventa) todo un santón de la cultura progresista y de izquierda (es un decir). Todos querían unas palabras de iniciación por parte del gurú, cuya sección “Por mi madre Bohemios” era lectura obligada para muchos (la mejor época de dicha sección fue sin duda en el suplemento La cultura en México de la revista Siempre!; cuando pasó a La Jornada, se ideologizó en demasía y perdió mucho de su filo), lo mismo que algunos de sus libros de crónicas, algunas muy sabrosas y otras no tanto (a veces, el barroquismo de su estilo terminaba por ahogar a sus textos y caía en una maraña de opiniones y juegos de palabras muy ingeniosos -¿o tramposos?- pero no siempre certeros).
Esa fue la razón por la que jamás intentamos buscar a Monsiváis para que participara en La Mosca. Lo que pocos saben y no deja de resultar curioso es que fue él quien nos buscó. Estábamos preparando el número 6 de la revista, allá en las antiguas instalaciones de la avenida Uniiversidad, frente a la estación del metro Viveros, cuando una mañana sonó mi extensión y Normita (la sabia secretaria) me dijo que me llamaba un tal Carlos Monsiváis. Por supuesto que pensé que se se tratata de una broma, pero no era así. Reconocí la voz del famoso Monsi al momento. Del otro lado de la línea, el autor de Dias de guardar me dijo: “Oye, pues ya que estás usando mi nombre en la revista, invítame a escribir algo”. Dudé unos segundos pero acepté. Quedé en devolverle la llamada mientras pensaba qué le podía encargar. Lo hice al día siguiente. Hablamos y le pedí una crónica sobre el slam en los hoyos fonquis Accedió y sólo puso como condición que alguien de La Mosca lo acompañara a uno de esos lugares. Me ofrecí a ir con él y creo que Fernando Rivera Calderón (quien era el subdirector de la revista) también se apuntó.
Pero el destino impidió que Monsiváis publicara en La Mosca en la Pared. Unos días después, Jaime Flores nos comunicaba que la revista dejaría de salir por problemas financieros y así fue como entramos en un periodo de hibernación que duraría más de un año y medio (aunque pensamos que sería definitivo). Le comuniqué a Monsiváis que no sería posible hacer la crónica, lo lamentó y jamás volví a hablar con él. Era el mes de julio de 1994.
Cuando La Mosca renació, en 1996, y apareció el número 7, la leyenda “En esta revista no escribe Carlos Monsiváis” volvió a aparecer. Lo pensé bien y concluí que si aquel texto sobre el slam no había salido era por algo y que era mejor permanecer en la nuestra y seguir adelante sin el Monsi como colaborador. De hecho, dimos una variante a la broma cuando salió el número 8 de la revista, un ejemplar sobre rock y mujeres con Alanis Morissette en portada y la leyenda (adecuada al caso) “En esta revista no escribe Elena Poniatowska”. Alguien me contó (creo que fue un reportero de El Financiero), años más tarde, que a la autora de La noche de Tlatelolco le cayó muy en gracia el letrerito, aunque jamás intentó escribir para nosotros.
Hoy que ha muerto Carlos Monsiváis (un hecho lamentable, por supuesto), víctima de una larga y penosa enfermedad, en las redes sociales abundan quienes lo están santificando a paso acelerado y lo sitúan como un hombre impoluto, intachable, esplendoroso, perfecto. Hasta Andrés Manuel López Obrador tuiteó que era el mayor intelectual mexicano de los últimos tiempos. Me pregunto si hubiera dicho lo mismo si Monsiváis hubiera sido un crítico suyo.
Por desgracia, así como tuvo sus rasgos luminosos, también tuvo algunos muy oscuros. Desde aquella larga y apasionante polémica con Octavio Paz en la revista Proceso, en la que Carlos defendió obstinadamente a la URSS y a los países de la órbita soviética contra las críticas de Paz (a quien la historia terminaría por dar la razón), hasta la forma como constituyó una mafia cerrada dentro del periódico La Jornada para echar del diario a quienes osaban disentir con la línea del mismo (si no, pregúntenle a Luis González de Alba). Ahí mostró un talante cerrado y hasta stalinista.
Gran cronista, estudioso y difusor de la cultura popular mexicana (ahí está el Museo del Estanquillo que fundó), pero de ningún modo un alma de Dios o un intelectual incuestionable. Habrá que situarlo en su justo medio, una vez que pase la marabunta de homenajes acríticos y borreguiles.
¿Qué si me arrepiento de que Carlos Monsiváis finalmente no haya escrito una sola frase en La Mosca en la Pared? Pues no, en absoluto. Pienso que a final de cuentas fue lo correcto. Estoy cierto de ello.
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14 comentarios:
Pues lamentarse a estas horas del partido seria un absurdo, cuando dificilmente lo has hecho en anteriores ocasiones. Y aunque quisieras de poco o nada serviría, pues el buen monsivais pues ya no esta acá para mejorar tal situación. El caso si es que nunca escribirá articulo alguno para la mosca o al menos no será publicado, pues posiblemente lo escribió pero no te lo hizo de tu conocimiento. Un saludo.
Hugo: me preocupa que a veces te empeñes tanto en parecer el iconoclasta perfecto. Es como si aspiraras a ser el santón de los iconoclastas.
Cuidado. Los extremos se tocan.
Interesante punto de vista Don Hugo.
saludos!
NO falla, siempre que muere alguien lo quieren poner tan alto.. Y no era otra cosa si no un ser humano como todos, con aciertos y errores, para unos un intelectual para otros simple oportunista que hasta para Gloria Trevi escribió elogiando su "liberal manera de ser" en fin que la muerte a todos toca, y no, no creo que haya hecho falta que escribiera en tu revista, a final de cuentas los que escribían ahí era porque en realidad les apasiona el rock y que si Monsiváis hubiera escrito ahí se hubiera prestado a que la gente pensara que era una opinión comprada.
Te dejo un abrazo.
Judith
Mi querido Hugo, coherente , eres coherente contigo, ademas das rázones para demitificar,
De acuerdo contigo, y con alguien del facebook que dijo, muchas veneran , SIN haber leído nia los autores.
Un abrazo, y fuerza para el "linchamiento másivo" jajaja
Un fuerte Abrazo!!
que no fue Monsivais el que dijo a los jipis de Avandaro que "eran la primera generacion de gringos nacidos en Mexico"?
saludos de nuevo
Nunca me cayó ni bien ni mal, nunca me atrajo la idea de leer alguno de sus libros, lo llegué a leer en algunas revistas y periódicos, me costaba trabajo entenderle y más aún cuando lo escuchaba leer o hablar entre tanto eructo y sus discursos tan adornado con palabras tan poco usadas que parecía más pose que un amplio vocabulario. Acepto que algunos de sus comentarios si me hacían reír pero hasta ahí. Opinaba de TODO como si dominara al 100% todos los temas, se me hacía una especie de Carmen Salinas solo con la diferencia que uno si estudió y no tenía faltas de ortografía. También era un tipo oportunista que estaba del lado político o social que más le conviniera.
Me caga que sea casi canonizado por la mayoría de los medios de comunicación como a todo recién muerto famoso.
En fin. Empieza la campaña “Adopta un gato” Carlos Monsivá-is dead, ya decía yo que una persona que eructara tanto no estaba del todo sana.
muy buena anéctoda, hasta donde se, Monsivais criticó tanto a AMLO por el plantón de Reforma, que se distanciaron, si hoy AMLO lo recuerda, me imagino que es porque quiere salir en la foto
Saludos, Hugo. Felicidades por su artículo, me parece muy bueno. ¿Me da su permiso de publicarlo en la sección cultural de El Diario NTR (Zacatecas) en su versión impresa?
Gracias de antemano. Kutzi Hernández, editora.
Por supuesto, Kutzi. Un abrazo.
Saludos, Hugo. Felicidades por su artículo, me gustó mcuho. ¿Me permite publicarlo en la sección cultural de El Diario NTR (Zacatecas, México) en su versión impresa? Gracias de antemano.
Siempre me he reprochado mi rotunda incapacidad para entender a Monsiváis. Las dos veces que crucé palabra con él, una en persona y otra por vía telefónica, me pareció no sólo una persona accesible, sino también deseosa de serlo. Que en el mundillo de las letras nada se hiciera sin él, me pareció algo similar al cuello de botella que impusieron a la plástica en México Orozco, Rivera y Siqueiros. Ahora que ha muerto, la voz incómoda de un chiquillo -Luis González de Alba- me hace pensar que el 'Vestido nuevo del Emperador' sólo era una tomadura de pelo, y que lo que todos vimos era liza y llana carne de hombre, degradable y caduca... ¡El rey está encuerado!
Siempre me había reprochado mi rotunda incapacidad para entender a Monsiváis. Las dos veces que crucé palabra con él, una en persona y otra por vía telefónica, me pareció no sólo una persona accesible, sino también deseosa de serlo. Que en el mundillo de las letras nada se hiciera sin él, me pareció algo similar al cuello de botella que impusieron a la plástica en México Orozco, Rivera y Siqueiros. Ahora que ha muerto, la voz incómoda de un chiquillo -Luis González de Alba- me hace pensar que el 'Vestido nuevo del Emperador' sólo era una tomadura de pelo, y que lo que todos vimos era liza y llana carne de hombre, degradable y caduca... ¡El rey está encuerado!
Para Oscar Gómez: diste en el clavo. Me ahorraste buscar una definicón más precisa para esta actitud de Don HGM.
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