Dado que el affaire Florence Cassez y lo sucedido durante
las tomas de protesta de los candidatos a la presidencia han robado la atención
de la opinión pública, el caso del homofóbico aprendiz de diputado Juan Pablo
Preciado, integrante de las H.H.H. juventudes panistas, ha sido relegado a un
segundo plano, luego de sus quince minutos de fama en los medios y las redes
sociales.
No es que
me quiera poner políticamente correcto (Groucho Marx me libre), pero las
tonterías que dijo Pablito, durante esa franca payasada que fue el Parlamento
Juvenil que tuvo lugar en la Asamblea de Representantes del DF, hacen ver a los
integrantes del Yunque como progresistas de avanzada (y digo payasada porque,
al más puro estilo Ciudad de los niños, lo único que los pubescentes aspirantes
a legisladores hacen en dicho parlamento es reproducir lo peor de la demagogia
y la verborrea de sus pares adultos, con los mismos tics, los mismos
aspavientos y la misma hueca alharaca).
“¿A qué se
ha dedicado el PRD en el Distrito Federal? Simplemente a destruir a todas las
instituciones. Por ejemplo, permitiendo el matrimonio de jotos, permitiendo el
aborto. Por favor, señores, no podemos permitir que esa gente nos gobierne”,
dijo entre otras lindezas el joven blanquiazul de peculiar peinado.
Quizás el
chamaco no hubiera tenido los mismos argumentos hace diez años, cuando el
gobierno defeño (me refiero al que rigió entre 2000 y 2005) se negaba de una y
mil maneras a despenalizar el aborto y a permitir el matrimonio entre personas
del mismo sexo. En ese sentido, tan retrógrada el uno como el otro. Paradojas
de la historia patria.
* * * * *
Aceptan las autoridades capitalinas que la capacidad de
la Línea 1 del Metrobús está al borde de la saturación. ¿Apenas se dieron
cuenta? Como usuario más o menos constante de ese medio de transporte, yo lo
noto cada vez que lo uso. Hasta hace poco sólo era una pesadilla en las horas
pico, pero ahora lo es prácticamente todo el tiempo. Buen pendiente para el
próximo gobierno del DF.
*Publicado el día de hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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