Pero ahí estaba
el primer mandatario, en un larguísimo discurso que era aplaudido tímidamente
por los diez mil burócratas que llenaban el Auditorio Nacional. No pude evitar
el déjà vu de aquellos tiempos, cuando el viejo PRI dominaba al país y el Señor
Presidente era amo y señor sexenal.
Ahora que
ya sé de qué se trató más o menos el asunto, no me parece un acierto de
Calderón el haber hecho ese auto homenaje desproporcionado y francamente
inútil. En ese momento pensé que le iba a ser difícil salir de la catarata de
críticas que se le vendrían encima, pero esa misma noche tuvo su
reivindicación.
Al
contrario de muchos tuiteros que atacaron con amorosa y más que previsible
fruición al programa Tercer Grado de este miércoles (aunque varios de ellos
evidenciaban que ni siquiera lo habían visto), me parece que la multi entrevista
a Felipe Calderón fue un ejercicio periodístico muy interesante y que el
presidente se mostró como un personaje no sólo dueño de la situación, sino
seguro, dinámico, firme en sus ideas, con carácter, ágil de pensamiento,
perfectamente bien informado y con una respuesta y una explicación para todo lo
que se le preguntaba. Aparte, se mantuvo siempre directo, cálido, sencillo y
por momentos hasta simpático.
No estoy de
acuerdo con varias de las cosas que dijo (sobre todo en lo tocante a la lucha
contra el crimen organizado), pero celebro que lo haya hecho. Si, como se
anunció, en próximas emisiones de ese programa estarán ahí, uno a uno, los
cuatro candidatos a la presidencia, la vara que les dejó el presidente Calderón
ha quedado muy alta para ellos. A ver quién pasa la prueba… y quién no.
*Publicado en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
*Publicado en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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