Faltan escasas semanas para la celebración de las
elecciones federales y el ambiente se encuentra muy caldeado. Sé que eso suele
ser normal en circunstancias como las que hoy vivimos, pero existen algunos
hechos perversos que podrían convertir a la jornada electoral del próximo 1 de
julio en un terreno minado.
Los dichos
del candidato de “las izquierdas” acerca de que los consejeros del IFE no son
ciudadanos honestos; su manera de desacreditar al propio Instituto Federal
Electoral, al afirmar que éste “no es ninguna garantía”; su negativa a declarar
que respetará los resultados de la elección si no le favorecen, más la idea que
se ha dedicado a sembrar en estos días acerca de que se prepara un fraude son
algunos de los ingredientes de un explosivo coctel que a nadie favorece y creo
que a usted tampoco.
Pienso, don Marcelo, que la muy posible derrota de Andrés Manuel López
Obrador en las inminentes elecciones terminará por ser lo mejor, sobre todo
para nuestra desdibujada izquierda. Se lo digo como un ciudadano que siempre ha
abrazado las causas de esta izquierda, en la que empecé a militar hace treinta y seis años.
Hoy sólo veo una insana ensalada sin ideología y sin autocrítica que sigue
ciegamente a un caudillo. La derrota deberá servir como revulsivo para que la
izquierda se renueve y se deshaga al fin del lastre del mesianismo y es ahí
donde pienso que usted puede jugar un papel fundamental, apoyado en el capital
político que significará la victoria de Miguel Ángel Mancera en el Distrito
Federal.
Al país le
urge una izquierda moderna que se inserte en el mundo. Una izquierda como la
chilena y no como la venezolana. Tendrá usted seis años para realizar una
reingeniería total y aspirar a llegar a la presidencia en 2018, con un proyecto
social y político verdaderamente abierto, liberal y esperanzador. No veo por el
momento a alguien más que pueda hacerlo. Ojalá no sucumba al suicidio de las
protestas post electorales y sepa mantenerse al margen de ellas. México
necesita de su inteligencia y su serenidad.
Sinceramente.
*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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