Tres largos meses de campañas electorales se acercan a su
fin (¡bendito sea!). Han sido tres meses desgastantes, de ánimos destemplados,
de nervios crispados, de posiciones no sólo contrapuestas sino incluso
peligrosamente beligerantes (sobre todo en las delirantes redes sociales). Todo
ese estruendo se acerca a su final, al menos por esta elección, aunque ya se
aproximan otros negros nubarrones con amenaza de vientos huracanados, en forma
de protesta post electoral, los cuales tal vez se vean amainados por la
sensatez y la prudencia de los sectores más moderados del llamado Movimiento
Progresista.
En unos
días se darán a conocer las últimas encuestas y entraremos en un periodo de
tensa calma (de reflexión, lo llama el IFE) que durará escasas setenta y dos horas, antes
del día cero, ese 1 de julio de tantos tan anhelado y al mismo tiempo tan
temido.
Las cartas
parecen estar echadas y salvo que ocurra algo en verdad espectacular, algún
acontecimiento insólito, dos de las elecciones están resueltas de antemano: la de jefe de gobierno del Distrito
Federal y la de presidente de la República.
Esta última
es la que más olas ha levantado, cuando en realidad no debería ser así, ya que,
de una u otra manera, cualquiera que sea el triunfador (en el supuesto de que
los dos segundos lugares tengan alguna oportunidad aún) carga sobre sus hombros
con el mismo pecado original de sus otros contendientes: el de la cultura
priista.
Esto es
obvio decirlo en el caso de los candidatos Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel
López Obrador, de orgulloso y vergonzante origen tricolor respectivamente.
Ambos son perfectos priistas. En el caso de Josefina Vázquez Mota, las cosas no
resultan tan distintas. El PAN cada vez se parece más al PRI en muchos aspectos
(quizá demasiados) y en cuanto a Gabriel Quadri (el candidato Quadro, diría
doña Chepina), pues ya sabemos de dónde salió su singular patrocinadora.
No
deberíamos por tanto dar tantos brincos, estando el suelo tan parejo. A final
de cuentas, no hay razón para que nos confundamos: gane quien gane, de todos
modos va a ganar el PRI.
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