Las semanas más recientes las he pasado enfrascado en discusiones y polémicas en las redes sociales, más en facebook que en Twitter, al que encuentro un tanto hostil y poco propicio para argumentar, debido a la limitación de los ciento cuarenta caracteres. Basta que suba un comentario en mi muro (ahora biografía) de fb para que de inmediato prenda la discusión y surjan las opiniones de todo tipo, a favor o en contra (este mismo post lo hará en cuanto lo ligue a mi feis). A veces es divertido y en otras ocasiones desgastante. Hay quienes de plano se irritan porque pongo cosas críticas acerca de Andrés Manuel López Obrador. He hecho enfurecer a amigos y amigas a quienes quiero mucho y sé que me miran como a una especie de demonio que se ha vendido al sistema, etcétera. Hay otras amistades que sin estar de acuerdo conmigo me respetan y al menos no se han alejado de mí. Claro, las hay que coinciden plenamente y me apoyan.
Una cosa que veo es que numerosos simpatizantes de AMLO responden más a las vísceras que a la inteligencia y reaccionan con insultos o burlas (lo cual me sirve para dar limpieza a mis páginas y bloquearlos o eliminarlos, cuando de plano se pasan de tueste). Otros discuten, pero lo hacen con una exasperante repetición de clichés que dan como verdades absolutas. No hay matices, todo es blanco y negro, maniqueo: "si no estás conmigo, estás contra mí", etcétera. Los hay con quienes se puede hablar de manera respetuosa, si bien (si mal) suelen ser los menos.
Otra cosa que percibo es una especie de histeria solapada y en ocasiones abierta. Un odio inducido que no deja de alarmarme. Estoy seguro que de no haber sucedido la famosa visita de Enrique Peña Nieto a la Ibero, muy pocos tendrían esas actitudes furiosas, neuróticas, de un rencor intolerante que no deja de asombrarme en gente a quien yo consideraba racional e inteligente. Muchos han encontrado en el candidato del PRI no a un rival político, no a un adversario partidista, sino a un objeto en el cual cebar y encauzar una serie de traumas psicológicos que dejan aflorar con una rabia inaudita. No sé qué es lo que ven en él, pero sus reacciones me resultan tan asombrosamente viscerales que sólo me las explico como un estallido de problemas individuales internos. Está bien rechazar al candidato que no nos guste, pero esos extremos de aborrecimiento sí son de dar miedo. Sobre todo porque antes de lo de la Ibero se limitaban a burlarse por lo sucedido en la Feria del Libro de Guadalajara, pero no era ese odio denso y oscuro que los invade hoy.
Yo no oculto mi antilopezobradorismo, pero jamás me pondría a gritar neurasténicamente contra él. No siento odio contra su persona. Puedo criticarlo y cuestionarlo fuertemente, pero no deseo que se muera o que desaparezca o que le suceda algo malo.
No sé en qué va parar todo esto. Quiero pensar que después de dos o tres meses de protestas electorales, dada la muy posible derrota de López Obrador, las cosas se irán tranquilizando y que la parte más racional de la izquierda serene (para usar un verbo que le gusta a AMLO) a sus huestes y busque reconstruir a su partido principal, sobre bases más modernas y civilizadas. Lo único que no deseo es que esa neurosis histérica que se ha apoderado de tantos pejistas se traduzca en violencia (algo que a algunos grupos políticos les encantaría, para sacar raja de ello). Que la frustración y la impotencia no se conviertan en ira incontrolada. Que los dirigentes de "las izquierdas", empezando por el propio AMLO, no desacrediten a las instituciones electorales e induzcan a la gente a cometer desmanes en aras de La Causa. Ojalá que no sea así. Ojalá que los estudiantes no sean utilizados como carne de cañón. Ojalá que al final lo que prevalezca sea el espíritu democrático. Ojalá.
1 comentario:
Querido y apreciado maestro, yo conoci a mama mosca cuando aun era un niño, y me fascino el hecho de que el alter ego de mama era, un sujeto adulto que se llamaba hugo garcia michel, el cual en mi mente era una especie de peter pan eternamente joven,rebelde, contestatario, dispuesto a apoyar los cambios, a la aventura,gracias a usted no me dio miedo envejecer, y ahora cuan leo de ud. coqueteos panistas en terminos como "estabilidad economica" y "baja inflacion" no puedo evitar sertirme decepcionado, yo abreve de sus articulos cosas q definieron para bien o para mal mi personalidad adulta y ahora se derrumban como en todo lo que crei, hoy tengo miedo de envejecer y de que en el futuro, el pri o el pan me parezcan buena opcion,al menos lo que me ha tocado vivir de la era priista y panista me da la sensacion de que nada ni nadie podra ser peor y si lo es pues de que menos que sean otros, de todas formas josefina o enrique terminaran con lo que queda de pais, yo la verdad prefiero q no sean ellos los que se lo acaben un abrazo querido meaestro
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