Vi la excelente película brasileña A la deriva (2009), del director Heitor Dhalia. Con un tono semilento, muy de cine europeo (parece un filme francés), narra la historia de una familia (padre, madre, dos hijas adolescentes y un hijo infante) que pasa una temporada en una bellísima región a la orilla del mar. Lo que en un principio parece una situación sin conflictos, poco a poco va descubriendo sus entretelones hasta llevarnos a una tragedia familiar en la que conocemos la manera como el matrimonio de Mathias (interpretado por un inusual Vincent Cassel) y Clarise (la actriz carioca Débora Bloch) se encuentra a punto de disolverse por motivos de infidelidad y de poca concordancia entre los proyectos de vida de los esposos. Quienes más sufren este desmoronamiento son los tres hijos, especialmente la hija mayor, Filipa (Laura Neiva), una preciosa e inteligente jovencita de catorce años.
Hay mil detalles en cada uno de los personajes (incluidos varios secundarios, como Ángela, la amante estadounidense de Mathias) a lo largo de la cinta, filmada con una sensibilidad y un buen gusto espléndidos. Todo se cuenta de manera lineal y sencilla, austera, pero con una finura que mantiene siempre su tono discreto, incluso en las escenas más fuertes.
De ritmo contenido y sin pretensiones (nada que ver con las típicas estridencias del sempiterno "nuevo cine mexicano", A la deriva es una película realmente recomendable para quienes disfrutan del buen cine.
Me encantó.
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