miércoles, 8 de agosto de 2012

El mito de Chavela Vargas*

Chavela Vargas en plena juventud.
Con todo lo lamentable que resulta el fallecimiento de la cantante méxico-costarricense Chavela Vargas (aunque vivir noventa y tres años como los vivió ella, más bien es algo por lo cual habría que externar felicitaciones), el hecho periodístico que significa su desaparición física obliga a revisar sus méritos y deméritos artísticos y musicales.
  Si uno lee algunos comentarios en la prensa y las redes sociales, parecería que México acaba de perder a su más grande cantante vernácula y francamente no es así. Como intérprete, Vargas tenía un estilo bastante singular, bohemio, intimista, rasposo, hasta con cierto dejo bluesero. Sin embargo, su voz era pobre, de pronto desafinada, y carecía de la calidad de una Lola Beltrán, una Amalia Mendoza o una María de Lourdes (para mi gusto, la mejor de todas), quienes, por otra parte, también tenían su feelin’. Compararla con Lucha Reyes, como se ha querido hacer, resulta desproporcionado.
  Lo que mitificó a Chavela Vargas tuvo más que ver con factores de otra índole. Su relación con la vida bohemia, artística e intelectual mexicana de los años cuarenta y cincuenta comenzó a acrecentar su propio mito, aunado a las leyendas de sus amoríos con Frida Kahlo o sus apariciones en algunas cintas nacionales de culto, como La Cucaracha de Ismael Rodríguez (1958). Luego vendría un larguísimo periodo de casi treinta años de ausencia, hasta que fue “rescatada” por Carlos Monsiváis y Jesusa Rodríguez, con lo que se ganó la adoración de nuestro beato sector progre-izquierdoso. Pero su verdadera consagración llegó con la bendición de Pedro Almodóvar, no tanto por sus méritos artísticos –que los tenía, por supuesto– sino por su identificación con la corrección política, en especial la del sector homosexual (su interpretación de “Un mundo raro” de José Alfredo Jiménez es hoy por hoy todo un himno gay).
  Nadie puede negar la importancia de Chavela Vargas, pero habría que matizarla y quitarle esa aura de santona progre y cantante extraordinaire que le dan algunos. Creo que ella misma lo agradecería con alivio.

*Publicada ayer martes en mi columna "Gajes del orificio" de la sección Hey! de Milenio Diario

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